"Supe que te amaba cuando me partiste en mil pedazos y aun así, deseé que a ti no te pasara lo mismo".— Kelvin Clarus.
Canción sugerida: Wildfire - Demi Lovato.
Juliana.
Abrí los ojos solo para tener la certeza de que no he estado en un sueño. Estábamos exactamente donde nos habíamos acostado anoche, en el suelo de la sala cerca de la chimenea que en este momento no tenía fuego. Miré la cómoda y vi las dos copas presentes con el restante del líquido que ni nos importó terminarlo. Miré nuestras ropas esparcidas por el suelo y me enfoqué en la sudadera de Valentina, tuve ganas de cogerla para sentir su dulce aroma impregnado en ella. Cuando me di cuenta que no la necesitaba, pues tenía a la dueña del perfume acostada plácidamente a mi lado, boca abajo con su espalda desnuda y el restante de su cuerpo cubierto con la sabana que allí se encontraba. Su cabello estaba perfecto cayendo en ondas largas por todo el lugar. No me contuve y pasé mis manos por las hebras de aquel río castaño.
Pase mis manos sobre su espalda desnuda subiéndolas hasta su cabello en el cual me relajé y comencé un trazo delicado, coloque sus mechones a un lado y pude ver las marcas de su cuello que denunciaban exactamente lo que habíamos hecho la noche anterior, las marcas de amor. Amor.
Valentina me amaba y yo la amaba a ella, perdida y locamente. Aquella mujer era mi inicio y mi fin. Ella es mi vicio. Ella es la dueña de mi alma. Mi dueña, mi paraíso y mi infierno. A ella me consagro y a la verdad que ahora me abarcaba, me amaba y me había hecho el amor.
Empecé a distribuir besos en las marcas que tenía en su cuello, fue cuando la mujer dio señales de estar despertando incluso en contra de su voluntad. – Si cada vez que hacemos el amor me despertarás así, tendremos que hacer el amor para siempre – dijo la mujer con la voz ronca y cargada de adorable ternura.
– Si se trata de una orden, tendrá que ser más clara, señorita Carvajal – le susurré al oído con deseo.
Le di un pequeño mordisco en el lóbulo de su oreja. Segundas intenciones que no pasaron desapercibidas por Valentina, quien se recompuso y giró totalmente desnuda, con su piel blanquecina y con sus lunares esparcidos levemente como una segunda capa en la piel. Me podría quedarme mirándola por años. Sus ojos azules brillantes como el inmenso océano. Me llevó a su regazo, sentándose junto a mí, pegando su boca a mi oído para decir.
– Yo no acostumbro a pedir, señorita Valdés – aclaró -. Fue una orden – confirmó con un tono arrogante bastante falso.
La ternura en su mirada la delataba. Esparció besos por todo mi rostro para hacerme sonreír. Comenzó a pasar sus manos por mi espalda desnuda mientras distribuía besos por mi cuello y me volvía loca. – Eres preciosa, mi dulce Juliana.
Me eché a reír con gracia recordando todo lo que hicimos anoche, decir que había sido dulce no era mentir, pero era ocultar gran parte de la verdad. En el sexo no éramos para nada dulces después de que habíamos empezado, siempre éramos salvajes y apasionadas. – De qué se ríe, señorita Valdés – me preguntó.
Valentina me miro con una mirada inquisitiva. – De nuestro fallido intento por ser tiernas a la hora de follar.
Ella arqueo la ceja. – Esa boca – me reprendió -, no vuelva a decir que follamos. Nosotras ya no follamos, de eso nunca más. Con usted es con la única persona que deseo hacer el amor, Juliana.
La miré con devoción y entrega. – Te gusta lo que esta boca hace, Val – murmuré divertida -. Me gusta que me digas eso, que soy la única en tu cama, la única que quieres a tu lado y para que lo sepas, también eres la única que deseo a mi lado, Valentina Carvajal. Como mi amante, como mi confidente, mi novia, mi amiga y como todo lo que quieras representar en mi vida.
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The Stripper - Juliantina (Adaptación)
Fanfic"Como un perfecto diamante pulido en las manos de Dios o un arma letal de pecado forjada por el mismísimo Lucifer." - Anne Leblanc. ¿Se han imaginado una doble vida? ¿Ser dos personas al mismo tiempo completamente diferentes? Apuesto que sí, alguna...