The Stripper - Juliantina (Adaptación)

Capítulo 30. El descubrimiento.

Una palabra: Prepárense...

Juliana.

El círculo se estaba cerrando a cada instante para mí. Los secretos estaban saliendo a la luz y cuando menos lo esperaba todo lo que había guardado llegaría a sus oídos. Dios, esto no puede estar pasando, no ahora. Ella es mía, literalmente mía. Se había enamorado de mí. Al fin había conseguido lo que desee desde un inicio: El amor de Valentina.

Mis sentimientos se mezclaban arrebatadoramente en mi interior. Cerré los ojos sintiendo el peso de la culpa apoderarse de mí. Los nervios, la ansiedad e incertidumbre eran asquerosamente grandes en mí justo ahora, parecían querer crear un huracán y la bilis se subió por mi garganta con desesperación.

¿Qué pasaría si sabía? ¿Si se entera de que siempre he sido solamente yo? Nada de Jul, la stripper o Juliana la secretaria por aparte. No bailes eróticos un día, al otro indiferencia y profesionalismo. Una sola mujer con la que vivió tanto. Valentina me odiaría, me despediría y lo peor, dejaría de amarme.

¡Estúpido juego! Siempre estuve tan equivocada, puse tanto en juego con ella y ahora que lo tenía todo, lo perdería. Todo comienza a desmoronarse. No hay mentira que dure eternamente en pie y ya no podía hacer nada.

En ese instante Logan y Valentina hablaban con calma dentro de la oficina, quisiera saber de qué conversaban, pero no me atrevía a intervenir. Después de la discusión que tuvieron todo parecía haberse enfriado, pero al parecer Valentina solo había necesitado abrirse un poco ante la verdad de la situación para comprender que su mejor amigo le era completamente leal. Ella necesitaba tiempo para procesar y lo tuvo. Por otro lado, sé que Kara no me haría las cosas sencillas, ella quería la guerra y yo estaba dispuesta a dársela, sin embargo, sabía que quien tenía que perder era yo. La idea de perder a Valentina me hacía sentir vulnerable, intoxicada y tan triste.

Kara me tenía en sus manos, esa era la verdad. Aunque me llenara de desesperación y desprecio, ella podía entrar en aquella oficina y decirle todo a Valentina para arruinarme.

Lo que todavía me cuestionaba era la manera en que lo había descubierto, tan pocas personas lo sabían y son de mi entera confianza. Incuestionablemente fiables. ¿De dónde mierda se había agarrado para hallar la verdad? ¿Me habrá seguido u espiado? Esa mujer era capaz de cualquier cosa con tal de tener a Val de vuelta.

Segundos más tarde vi una cabellera pelirroja sentada en mi escritorio, alcé la mirada para encontrarme con sus ojos oscuros y ella me veía con una preocupación tangible en su rostro. - ¿Estás bien? – inquiere -. ¿Qué le dijiste a esa perra? – cuestionó.

La angustia pareció haberse reflejado en mis ojos, el corazón lo tenía por los suelos y la esperanza se flagelaba poco a poco, fragmentándose. – No... - dijo atónita -, dime por favor que no es lo que creo.

Un leve sollozo brotó de mis labios, pero inhale hondo para contenerme. – Sí, ella lo sabe todo.

La mujer abrió mucho los ojos, permaneciendo inescrutable. – Dime que no le dijo nada a Valentina.

Suspiro. – No lo hizo, pero no va a tomarle mucho tiempo. Ella quiere amenazarme, amedrentarme para que salga huyendo de aquí y le deje el camino libre.

Vi como empuñaba la mano con rabia. – Maldita mujer – masculla -. Voy a destruirla, nadie se mete con mi chica y se sale con la suya. Voy a golpearla tan fuerte que no va a saber cuál es su nombre – la ira se reflejaba en cada palabra -. No se imagina con quién se metió – amenazo.

Una involuntaria sonrisa brotó de mi rostro. – Así que soy tu chica – murmuro con suavidad.

– Por supuesto que lo eres – admite -. Arianne es mi pareja, pero tú eres mi chica. Mi persona. La mujer por la que daría mi vida entera, Juliana – dice con una sonrisa encantadora -. Si fueras mi tipo, serías mi esposa. No habría forma de que permitiera que alguien te hiciera daño – afirma -. Es más, eres más mía que suya – dice haciendo una señal hacia la puerta de Valentina.