"Somos todos los trozos de lo que recordamos. Tenemos en nuestro interior las esperanzas y los temores de aquellos que nos aman. Mientras haya amor y memoria, no existe la auténtica pérdida." – Cassandra Clare.
Canción sugerida: Only Love – Jordan Smith.
Valentina.
En esa fracción de segundo mi cuerpo se congeló, la visión de Juliana tirada en el piso sucio con sangre, hizo que mi corazón se detuviera. Como si hubiera entrado en otra dimensión donde la única respuesta lógica fuese que estaba a punto de perderla. No estaba sola, había alguien con ella en el piso, un cuerpo al lado del suyo, haciendo la escena más inquietante.
Mis ojos se alejaron de Juliana y aterrizaron en los de la castaña que tenía un objeto contundente en las manos. Scarlett puso sus ojos en mí y su expresión era casi indefinida, una mezcla entre el miedo, la desesperación y la furia. Y como una mecha que encienden de repente, reaccioné.
– Tú... ¡La mataste! – dije con una voz pequeña, casi impropia –. ¡Hija de perra, la mataste!
Si ella se había llevado mi mundo, yo me llevaría el de ella.
No pude contenerme, caminé hacia Scarlett en un par de zancadas y con el único deseo de destruirla. Empujé su cuerpo bruscamente, haciéndola caer sobre la pequeña mesa. Ella me miró asustada, buscando con la mirada el arma que se había resbalado de sus manos. Me moví hacia ella y usando toda mi ira, la tomé de la camisa y la lancé contra el suelo, viendo como su espalda se estrellaba contra el frío mármol.
– ¡Suéltame! – gritó, alarmada.
Rápidamente me coloqué sobre ella, sujetándola en el suelo. Con una fuerza descomunal la golpee en el rostro. Una, dos, tres veces, hasta que vi salir sangre de su nariz. – Acabaré con tu patética existencia, perra – dije, sintiendo las lágrimas correr por mis mejillas.
– Quítate, loca desgraciada.
Mis reacciones estaban fuera de control, golpee a la mujer con coraje, odio cegador y un dolor que me apresaba los pulmones. Scarlett fue capaz de posicionar sus manos en mi cuello y me araño fuerte, haciéndome gruñir de dolor. Pero no me rendiría.
La golpee en la cara sin piedad o clemencia, la mataría a sangre fría. Ni siquiera podía sentir el dolor en mis nudillos, que se azotaban con fuerza contra su demacrado rostro. Mis instintos estaban a su límite, desbordándose entre la adrenalina y el dolor. – ¡Vas... - le di un fuerte puñetazo – a pagar por esto!
La mujer lloraba entre gritos desesperados. En un descuido me sujeto fuertemente, girando su cuerpo contra el mío, haciéndome caer al piso. Scarlett me dio una bofetada que seguramente dejaría marca, sus manos fueron hacía mí desesperadamente tratando de defenderse. Trate de sujetar sus brazos, pero me era casi imposible. La agarré del enmarañado cabello, jalándolo fuerte y haciéndola gritar. Por una fracción de segundo se distrajo por el dolor, dándome una oportunidad de darle vuelta a la situación. La empujé fuertemente haciéndola golpear el escritorio de la oficina con la espalda.
– ¡No voy a dejar que permanezcas con vida, maldita perra! – grité.
El cuerpo entero me temblaba, pero para ese entonces no sentía poder detenerme, no tenía control de mi misma. Le lancé un fuerte puñetazo a la boca que la hizo caer al suelo, golpeándose fuerte la cabeza. La golpee una, dos, tres veces más y la energía vibraba en mi cuerpo con dolor. El dolor me estaba encegueciendo. Cada vez que la golpeaba veía la sonrisa de Juls y más dolía.
Entonces quise acabar con esto y vi el arma tirada en el suelo. Camino rápidamente hacia ella y la tomo entre mis manos, la cargo y apunto fijamente hacia ella.
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The Stripper - Juliantina (Adaptación)
Hayran Kurgu"Como un perfecto diamante pulido en las manos de Dios o un arma letal de pecado forjada por el mismísimo Lucifer." - Anne Leblanc. ¿Se han imaginado una doble vida? ¿Ser dos personas al mismo tiempo completamente diferentes? Apuesto que sí, alguna...