Capitulo 20. Volviendo a la dura realidad.

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"La felicidad, por desgracia, es algo inolvidable". – Elvira Sastre.

Canción sugerida: She Loves Control - Camila Cabello. 

Valentina.

Frenesí.

Eso es lo que siento cuando los labios de Juliana chocan con los míos. Mi cuerpo entero reaccionó a aquellos labios como si todo dentro de mí la anhelara desde hace demasiado tiempo. La forma en la que su boca se apodera de la mía es deliciosa, tanto así que no puedo llegarlo a explicar.

Esos labios carnosos me hacen sentir que todo estará bien y me llevan fuera de órbita. Nuestros labios se sincronizan a una rapidez extraordinaria, como si ya me conocieran, siento que la he besado antes, como si en alguna de mis vidas nos hubiésemos encontrado y nuestras almas se hubiesen entrelazado con anterioridad, parece ser una locura, porque esa boca nunca la he besado antes.

Aferré una mano entre sus cabellos oscuros, presionando ligeramente, mientras que la otra mano se sostenía firme en su cintura delgada. No tardo en abrir un espacio, dejándome degustar su lengua divinamente deliciosa. Nuestro beso fue suave y eclipsante, sereno y fuera de lo sexual, pero con una intensidad pura y una necesidad inmensa. Como si el mundo se hubiese detenido en ese momento, nos besamos con un cariño que llegó a asustarme. Una vez que el aire nos falta, deje poco a poco el cuerpo de la mujer que a la vez se alejaba.

Abrí los ojos y como un flash vi los ojos de la stripper que estaban frente a mí, pestañee varias veces para ver los de Juliana. Me estaba volviendo loca.

– Lo siento Juliana, yo... - dije alejándome rápidamente, parpadeando varias veces para disolver la imagen de mi stripper.

Se avergonzó tanto como yo, Juliana miró al suelo, probablemente en busca de un lugar para refugiarse. – Todo bien... no se preocupe.

Miré sus ojos confundidos y confieso que sentí el impulso de besarla nuevamente, sin embargo, alejé esos pensamientos insistentes de mi mente empecinada. Debe ser la influencia del alcohol, o quizás no.

– Fue un impulso, no quería causar esta situación.

Veo su mirada permanecer firme en la mía, no hay ningún tipo de sentimiento en sus ojos oscuros y eso me hace sentir confusa. – Usted no causó nada, vamos a mantenernos tranquilas, ¿De acuerdo? – insistió.

Un silencio incomodo se apoderó del ambiente. – Vamos a continuar como antes – afirmó, con más seguridad que nunca -. Esto no va a cambiar nada.

Arqueo las cejas. - ¿En serio? – pregunté con recelo.

Ella asintió. – Lo juro.

Solo pude asentir también, rendida. Yo no sabía qué decir, ni qué hacer. El repentino impulso de besarla me sorprendió tanto como a ella. – Creo que será mejor ir a dormir – resuelve -. Mañana vamos a despertar temprano, ¿No es así? – inquiere.

La miro fijamente. – Sí, de vuelta a la vida real, señorita Valdés.

Ella sonrió con gracia. – De nuevo a la vida real.

Juliana me ayudó con las copas de vino y las llevamos a la cocina. Ella se quejó de estar un poco mareada, el alcohol ha sido demasiado para las dos. Nos reímos como dos tontas mientras lavaba las copas después de mucha insistencia.

– No me cuesta nada hacer esto, Meredith merece un descanso.

– Deberías ir a tu habitación y descansar.

Ella rueda los ojos. – Deje de quejarse y ayúdeme – me pide -. Tome ese paño para secar.

La miro como si tuviera bichos en la cara. - ¿Yo? – cuestiono.

The Stripper - Juliantina (Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora