• Capítulo 5 •

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Senju Haru.

Escuchar esas palabras de la boca de Madara me hizo ver algo en él, algo que no sería capaz de explicar con simples palabras.

Los Senju's y los Uchiha's formaron la alianza, en la ceremonia los Uchiha's vestían una especie de túnica negra de cuello alto mientras que los Senju's un kimono blanco. Yo era la única distinta, llevaba una yukata roja de manga larga y holgada, sujetaba por una obi del mismo color.

Hashirama y Madara estrecharon sus manos en señal de paz. Al final de la ceremonia fui a una pequeña colina pastosa que estaba un poco lejos de la aldea. Estaba sentada sé rodillas apreciando la bella vista de mi nuevo hogar, ver a esas personas que anteriormente no se llevaban y que ahora intentaban congeniar producía cierta emoción en mi corazón.

El viento gobernó el lugar golpeando ligeramente mi cara y moviendo mi larga cabellera negra. Pensaba en que podría trabajar ahora que estamos en época de paz, un trabajo que fuera emocionante y peligroso no sería mala idea.

A mis espaldas escuché varias pisadas dirigiéndose a mi lugar, volteé a ver a esa persona.

—Madara. —No le tomé mucha importancia a su presencia por lo que volví a posar mi vista al mismo lugar.

—Haru, ambos clanes estamos en paz ahora, pero aún me falta poner en paz algo. —me dijo sentándose a mi lado derecho, con sus manos atrás llevando todo su peso a ellas.

—¿Y qué es? —Hice como si no supiera a que se refería.

—Quiero hacer las pases contigo. —Me propuso neutro mirando mi rostro. No hice ninguna reacción ante su propuesta, quería ver hasta que punto iba a llegar con tal de que aceptará su ofrecimiento.

—¿Hacer las pases contigo? ¿Que te hizo pensar que aceptaría? —lo miré monótona.

—Por que... —De repente acercó su mano a mi cuello, quitando la venda que cubría la herida que me había hecho en la guera—. Se que me perdonarás a pesar de las peleas que hemos tenido en estos años. Aún hay un amigos entre nosotros ¿verdad? Los amigos deben perdonarse. —sonrió muy confiando de sus palabras.

—No. No será así de sencillo de Madara. —me crucé de brazos y giré todo mi cuerpo a otra dirección dándole la espalda. Me gustaba verlo enojado.

Esperaba escuchar un gruñido o algo pero lo único que alzance a escuchar fue una pequeña risa. Sentía como se me iba acercando provocando que me pusiera un poco tensa.

—Eres muy cruel, Haru. Y me gusta. —Podía sentir su respiración cerca de mi cuello descubierto, como sus labios iban acercándose a mi herida. Pero antes de que pudiera hacer otra cosa que me hiciera perder el control me pare de mi lugar.

—Será mejor que no te me acerques más de esa manera si no quieres mi puño en tu cara.

Odiaba ser cruel con Madara pero tenía que hacerlo, se lo merecía. Por dentro, en lo más profundo de mi corazón empezaba a desarrollar sentimientos hacia él.

Con el tiempo la construcción de la aldea concluyó, ya habiendo casas y locales, Hashirama casi no estaba en la aldea debido a que siempre iba de viaje en busca de clanes que se unieran a nosotros. Cuando fue al país del Remolino, el líder de los Uzumaki aceptó la alianza dándole la mano a su hija, Uzumaki Mito. Contrajeron matrimonio y se fueron a vivir juntos, mientras que yo vivía aún con Tobirama en una casa tradicional japonesa algo grande a las demás.

 Contrajeron matrimonio y se fueron a vivir juntos, mientras que yo vivía aún con Tobirama en una casa tradicional japonesa algo grande a las demás

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El silencio de un secreto | Uchiha MadaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora