El silencio de un secreto | Uchiha Madara

• Capítulo 76 • ~Especial~

Capítulo especial: Febrero.

Sarutobi Amaterasu.

Mi cabeza me dolía como mil infiernos, traté de levantarme del suelo después de recuperar la conciencia —¿Que paso?— no recordaba nada, solo recuerdo que el abuelo de Kagami estaba borracho, agradecí por la comida y tomé mi té.

Después de eso mis recuerdos eran borrosos. Con la ayuda de mis brazos intenté tomar asiento el cual lo logré, miré a mi alrededor e identifiqué que seguía en el mismo lugar antes de desmayarme. Miré a un lado del kotatsu al viejo que seguía dormido, su cara ya no estaba roja así que el alcohol debió bajarle.

Y Kagami también dormía profundamente sobre el kotatsu que parecía un muerto. El dolor no se iba y no sabía por qué me dolía tanto. Miré el reloj que estaba encima del mueble de roble, marcaban las siete de la noche —Es hora de regresar o Tobirama-sama me dará una reprimenda—.

Con la ayuda de la pared logré ponerme en pie, tomé el futón del mismo kotatsu cubriendo a Kagami y al viejo para que no se enfermaran y lave los trastos que se usaron. Era lo poco que podía hacer después de que me invitaron a comer.

Despoje la liga que sujetaba mi cabello dejándolo caer libremente, llegué a la salida de la casa, me coloqué las sandalias y salí cerrando la puerta corrediza lo más leve posible. Me dirigí a la salida del distrito Uchiha a pasos dinámicos para que la gente no notará mi presencia.

Solo miraba el suelo para no mirar a las personas que seguramente me veían y preguntando que hacía alguien como yo en su territorio. Solo faltaban unos metros para llegar a la salida hasta que tres personas se interpusieron en mi lugar.

Los miré detenidamente. Eran dos hombres y una mujer de la tercera edad, creo que ya superaban la tercera edad, sus cabellos blancos como la nieve y con yukatas de color negro con rojo que les quedaban holgadas.

—Esta prohibido entrar a este lugar—. me dijo la anciana algo que ya me sabía de memoria. Me límite a contestarle de mala manera así que solo crucé mis brazos, fruncí mi ceño para mirarlos gélida.

El primer viejo habló —Tú no eres de aquí, tu rostro no me suena ¿que estás haciendo en este lugar?— alzó el tono de su voz —No puedes entrar al distrito Uchiha sin ningún permiso—.

No iba a contestar solo me les quedé viendo como seguían ladrando como perros sarnosos. Había dicho que no hablaría mal o juzgaría a ningún Uchiha pero estos tres me causan un sentimiento desagradable.

El segundo viejo se molestó porque no decía nada, me tomó del cuello de la yukata —¡Tu superior te está hablando! ¡Contesta si no quieres ser golpeada!— todas las personas azabaches nos miraron sin saber por qué me estaban gritando.

Sus amenazas no me daban miedo, es mas, ni les prestaba atención. Sabía que golpear a un anciano era incorrecto pero estos tres me sacan de quicio con solo verles la cara y apenas los conocía.

—Hanako—. esa voz fue la salvación de esos viejos por qué si no me hubieran llamado ya tendrían mi puño en sus arrugados rostros.

Miré al dueño de la voz, era Tobirama-sama me miraba como el viejo me sujetaba —Hokage-sama—; me solté de su agarre cruzando la puerta de salida del distrito Uchiha -me alegró que esté aquí-.

—¿La conoce hokage-sama?— preguntó la vieja dando unos pasos al frente.

Esté asintió —Es la hija del señor feudal está bajo el cuidado de Uchiha Kagami. Pero no sé que hacía...— me fulminó de reojo —en territorio Uchiha. Pide disculpas—. me ordenó.