Capítulo 8

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El rubio salía lo más rápido posible en el para que no notaran que salía varias veces con James. Al llegar a la casa de Rogers, Sunn los recibió como siempre.

—¡Hola, precioso!~ —Se agacha y lo acaricia mientras el can le lamía la mejilla. Luego, se deja caer en el sofá.—Esto está perfecto, sí. —Aún seguía cansado. Steve se sentó a su lado y acarició su cabello.

—Buck, puedes descansar. ¿Quieres ropa más cómoda?

—¿Me prestarías tu sudadera? ¿La gris que es enorme?

—Seguro. Y no es enorme, solo me queda algo grande.

—Imagínate. —Ríe y Steve va a traerla mientras Bucky se desviste. El rubio también se puso su pijama de una vez.

—¿Solo la sudadera?

—Sí, está bien. —Dejó su ropa a un lado para ponerse la prenda.

—¿Debes estudiar para algo?

—Pues, no. Hasta el próximo periodo, ¿por qué?

—Quédate el fin de semana. —Estaba un poco inseguro de hacer esa propuesta, ya que no era su novio como para pedirle que se quedara, pero igual lo hizo.

—Steve... —El castaño negó.— Qué pena.

—¿Es en serio? De tantas veces que has venido aquí, hasta ahora te da pena.

—No lo sé... —Dice aún algo apenado.

—Vamos. Igual sabes que mañana te iría a buscar. —Ríe, lo cual hace a Bucky sonreír.

—Está bien, entonces.

—Genial. —Sonríe. Pronto, el castaño nota que Steve va a la cocina y se trae una bolsa de dulces en la mano, entonces se acerca a él.

—Oye... —Se apega a él como si fuera a seducirlo.

—¿Sí?

—¿Tienes algo para mí? —Steve rió y abrió la bolsa.

—¿Cuál quieres?

—Los de fresa son mis favoritos. —Dice metiendo su mano para sacar los dulces.

Steve encendió la televisión y ambos se quedaron mirando Desafío sobre Fuego.

—El presentador siempre me gustó. Está muy guapo.

—Soy más guapo yo. —Replica mordiendo su barra de chocolate. Bucky lo mira y finge quedarse pensando.

—Nah.

—Desgraciado.

—¿Celoso?

—No. Sé que soy mejor.

—Ugh, qué asco me das. —Ambos rieron.

Siguieron viendo televisión, pero Bucky ya estaba quedándose dormido. Steve vio que ya su cabeza se hacia para los lados y rió enternecido, acariciándole el cabello.

—¿Qué?

—Nada.

—No hagas eso, me dormiré.

—Esa es la idea, ¿no?

—Es que... aún no quiero dormirme. —Steve se recostó sobre el brazo del sofá y extendió sus piernas.

—Ven, recuéstate. —Bucky sintió sus mejillas calentarse y lo dudó un poco, pero finalmente gateó leve sobre él y se recostó sobre su pecho. Cerró sus ojos y se abrazó a su cintura, probablemente era lo más cómodo a lo que se había recostado en su vida.— ¿Está mejor? —No respondió, solo restregó un poco su cara contra su pecho como un gato, suspirando.

—Dios mío, Steve... —El rubio rió para luego acariciar su cabello.

—Duérmete, tú tranquilo.

—No tienes ni que decírmelo.

Bucky solo duró despierto un par de minutos más. Le gustaba sentir el pecho de Steve, era cómodo escuchar los latidos del mayor y cuando había reído, sentir la vibración que causaba su voz. Ya habían pasado alrededor de tres meses desde que habían sobrepasado esa relación normal de "profesor-estudiante". Dudó en hacerlo un momento porque esas cosas normalmente no las hacen dos personas que usualmente tienen relaciones sexuales sin fundamento emocional. Lo curioso del asunto es que había un trasfondo sentimental que ambos trataban de ignorar. No porque no les gustara la idea de tener una relación profunda con el otro, sino que habían muchos factores que los hacían dudar, tales como la diferencia de edad, qué dirían los demás, la universidad, pero sobre todo le temían a la reacción del otro si algún día hablaran de cómo se sentían. Sin embargo, sabiendo que aún así solo tenían sexo, se sentían felices. Dejándolo de lado, se besaban, se abrazan, bromeaban, pasaban el tiempo juntos. Sin ninguna duda se veía que les encantaba la cercanía del contrario y que posiblemente reflejaban tener algo más, sin que ellos mismos se dieran cuenta.

Steve miró al castaño después de una media hora y este se encontraba totalmente dormido. Le acomodó el cabello que estaba en su cara y apagó la televisión y la lámpara. Se acomodó un poco tratando de no despertarlo y acarició su espalda. Se quedó pensando en lo mucho que le estaba gustando ese momento, en lo mucho que le estaba gustando Bucky. Lo malo era que se podía decir que una experiencia anterior lo dejó en pésimas condiciones y ahora no sentía querer involucrarse con alguien más. No porque no lo quisiera así, sino porque no quiere volver a pasar por algo como aquello.

Sin embargo, estaba empezando a tener fe en Bucky. Era un chico sencillo, bastante animado en muchos aspectos y sin duda era honesto. Siempre decía lo que pensaba, lo que le gustaba y lo que no, decidido siempre con quién era y esa seguridad le encantaba a Rogers. No quería que en un futuro su corazón fuera débil y finalmente terminara enamorado de James, pero ahora iba por ese camino. No podía negar que siempre buscaba tener contacto con el chico, ya fuera físico o solo de palabra. Empezaba a querer más de él, pero Steve estaba muy preocupado. No sabía si Barnes verdaderamente miraba su relación solo como amigos que tienen sexo o si le gustaría tener algo más con él. No puede proponerle nada, sino también se sentiría mal si malinterpreta las cosas.

Abrazó su cintura y besó su cabeza. Daría cualquier cosa por que fuera posible que todas las noches durmieran así.

—Buenas noches, dulzura. Te quiero.

Se acomodó una vez más y poco a poco fue durmiéndose. Sunn pronto se subió en la parte donde estaba los pies de ambos y se recostó allí para dormirse.

A pesar de que muchas veces lo hacían solo porque a su cuerpo se les antojaba, todo terminaba bien. Puede que Bucky se encaprichara en veces cuando las chicas se le acercaban o Steve refunfuñara cuando algún chico coqueteaba con el castaño. Era complicado definir qué tipo de relación tenían.

Querían ser más, pero les aterraba que el sentimiento no fuera mutuo. Aunque lo contrario fuera muy evidente.

𝐌𝐫. 𝐑𝐨𝐠𝐞𝐫𝐬 Where stories live. Discover now