Capítulo 38

237 33 18
                                    

Habían pasado otros dos meses, ya la boda del castaño estaba a un solo mes y a Bucky se lo comía la ansiedad. Necesitaba decirle a Steve todo lo que había pasado antes del accidente, pero era prácticamente imposible para James. Como siempre, temía decepcionar a todos, incluso más a sus padres, ya que ellos pensaban que su hijo estaba en perfecto estado y que tendría una excelente vida al lado de su novio, que era un buen sujeto, según ellos. Más que claro era que Bucky no lo quería a él, quería al rubio que estaba en aquél hospital, recuperándose.

Aunque le fuera imposible, ya el día de hoy le intentaría decir todo, como si se estuviera confesando por primera vez. Le pidió a Natasha que lo acompañara, ya que estaba sumamente nervioso. Ella accedió, pero dijo que lo esperaría en el auto, ya que siente raro quedarse afuera escuchándolo todo, pero Bucky accedió.

Le sudaban las manos y suspiró. Tenía un par de rosas en su mano, listas para llevárselas a Steve y decirle todo lo que estaba sintiendo, o más bien, lo que ha sentido durante más de tres años y recordarle cada pequeño momento que vivieron juntos. Ya estando fuera de la puerta, repasó lo que iba a mencionarle y cómo, pero escuchó que el rubio tenía compañía.

—¿Cómo puede ser eso posible? —Ríe el enfermero usual de Rogers, mientras chqueaba algunas cosas en su libreta.

—Te lo digo, es en serio.

—No puede ser... —Finalmente se sienta en la camilla justo en frente de él, bastante cerca para considerar.

—Fue divertido en aquél entonces.

—Sí, debió serlo. —Ríe un poco y Kenzie solo lo mira, fijo.

—¿Cómo te has sentido?

—Siempre preguntas lo mismo, ¿no? —Rueda los ojos divertido.

—Puede que sí, pero... ¿no te molesta que venga a cada rato?

—No, claro que no. ¿Por qué me molestaría?

—Pues... Verás, Steve. Por reglamento y ética profesional, se supone que yo no debería coquetear con los pacientes, pero... Lo lamento, no puedo evitar estar cerca tuyo y distraerme a cada rato si sé que estás aquí. —Steve se sorprendió, pero solo un poco. Si lo pensaba, era muy obvio que a ese chico le gustaba.

—Yo, pues... No sé qué decir. —Sonríe un poco. El azabache era muy atractivo, como ese típico enfermero sensual que cualquiera giraría su mirada para verlo. Era obvio que Steve no iba a negar algo como eso y debía admitirlo, el chico le gustaba también.

—Tal vez no sea necesario decir algo. Solo espero que nadie pase por la ventana ahora.

El chico finalmente se acercó más, tomando la mejilla del rubio y uniendo sus labios en un beso delicado. Steve sabía que solo había una persona que podía superar al chico que estaba besando, pero desafortunadamente, creyó malinterpretar toda la situación, ya que Bucky iba a casarse. No era lo que pensaba, por más fascinante y hermoso que considerara a ese atento sujeto que lo visitaba cada día sin falta. Si era honesto, le dolía pensar que alguien más lo tendría para sí solo, pero no había remedio. Se iba casar, y era obvio que el castaño había accedido a ese trato, lo que significaba para Rogers que James no lo quería de esa forma.
Se dio la oportunidad con Kenzie, era un buen sujeto y también ha estado muy atento desde el día que llegó.

—Creo que... me gustaría que me dieras una oportunidad.

—Bueno, no veo porqué no dártela. —Ambos se miraron fijo y el azabache sonrió, volviendo a besarlo.

Desafortunadamente, había un espectador desde la ventana y era Bucky. Sus ojos se llenaban de agua salada mientras los veía bastante felices. ¿Qué esperaba? ¿Que Steve recuperara la memoria o que siempre estuviera esperándolo? No, así no iba a ser. No quería perderlo, lo amaba con su alma entera y ver que ese sujeto ponía los labios sobre el rubio, hacía que deseara hacérselos arrancados de un solo puñetazo. Igual por ahora eso no le importaba, le estaba doliendo mucho lo que sus ojos estaban mirando. Se sentó en una de sillas y dejó sus lágrimas salir, se veían bien juntos y eso le disgustaba.

No duró demasiado y salió de allí, molesto y lastimado por lo visto.

Natasha tenía los parlantes del auto con volumen alto, cantando y tarareando al ritmo de Green Day, pero pronto vio a James tirar las rosas en el basurero de afuera. Esa escena le pareció muy triste, como de alguien que acababan de rechazar. Quitó la música en el momento en que Bucky se subió al auto.

—Buck, ¿qué pasa?

—Vámonos.

—¿Pero no me vas a decir como te--

—Natalia, enciende el puto auto y vámonos.

—No. —Frunce el ceño.— ¿Qué pasó?

—Steve está muy ocupado con un enfermero. —La pelirroja lo miró sorprendida.

—¿Es en serio?

—¿Ya nos podemos largar de aquí?

Ella no dijo nada más y solo lo llevó de vuelta a su casa. Podía notar que lloraba de camino, no sabía exactamente a qué se refería con "ocupado", pero para que llorara, es porque era grave. Al llegar, la pelirroja trató de hablar con él, pero Bucky se negó.

—Buck--

—Gracias por el favor, nos vemos después. —Dijo sin rastro de emoción, bajándose el auto y caminando rápido a casa.

Lo malo era que su habitación no estaba sola. Su novio estaba allí, había terminado de trabajar. Salió a recibirlo pero James solo deseaba hacerlo empujado fuera del apartamento.

—Hola, cariño.

—Hey...

—Oye, ¿estás bien? Te ves algo... raro.

—Estoy bien, solo... necesito descansar. —Le pasó de lado y el chico lo miró raro.

Ya en su habitación, se quitó la ropa y se envolvió en sus sábanas, pero luego de un rato, su novio se acercó y lo abrazó.

—¿Qué te pasa?

—Nada. —Trata de quitárselo de encima y suspira.

—Anda, puedes contarme--

—No quiero. ¿Podrías quitarte de encima? En serio estoy cansado. —El otro se molesta e incluso lo empuja de mala gana.

—¡Ugh, James! Me hartas, de verdad. Trato de preguntarte cómo te fue y te pones así, por un demonio.

—Vete, maldita sea. Déjame solo si tanto te harta.

—¿Sabes qué? Cuando se te pase, me llamas. Iré con mi madre.

Cuando escuchó la puerta cerrarse, abrazó su almohada y empezó a llorar. Se sentía solo y presionado, sus padres, sus amigos, la gente. Se casaría con alguien que no amaba, perdería a Steve y su vida no sería para nada como lo planeó.

Lo peor es que sabe que tiene la culpa de todo.

𝐌𝐫. 𝐑𝐨𝐠𝐞𝐫𝐬 Where stories live. Discover now