Steve asintió y siguió besándolo, mientras Bucky tenía su mano sobre la del rubio, guiándolo en dónde ponerla, mientras la otra lo tomaba de su mejilla, dándole pequeños besos en sus labios. Cuando sintió ambas manos sobre sus mejillas, aprovechó para quitar uno a uno los botones de la camisa del castaño. Teniendo algo de espacio, decide acariciar la piel de su pecho. Sus labios se movilizan a su mejilla, haciéndose paso por su cuello. Bucky cerró sus ojos, disfrutando de las caricias del rubio.
—Steve... —Rápidamente le quitó los botones restantes mientras sus dedos repasaban con delicadeza su abdomen.
—Hueles bien, Buck... ¿Te lavaste el cabello hoy?
—Sí, yo... En la mañana. —Suspira, sintiendo sus labios jugar con el lóbulo de su oreja, para luego sonreír.— Siempre te ha gustado mi acondicionador, eres un raro.
—Recuerdo que siempre que te ibas, dejabas mis almohadas con ese aroma. —Susurra, besando detrás de su oreja hasta sus hombros.— ¿Es algún tipo de brujería? Soy terriblemente adicto a ello.
—Lo es, ¿cómo lo supiste? —Bromea, riendo.
—Cuando recién empezábamos a salir, me molestaba no poder dormir bien sin esas almohadas. Después solo me acostumbré a recostarme pegado a ellas.
—Eso es romántico. —Se levanta y pronto se quita la camisa, dejándola en el suelo. Toma con cuidado los lentes del rubio y los quita también, dejándolos en la mesa de noche.— ¿Aún puedes verme? —Ríe.
—Ugh, sabes que odio esa broma. —Bucky sonríe y toma sus mejillas para besarlo en sus labios. Luego vuelve a su posición y Steve reparte besos en su pecho, llegando a uno de sus pezones. Bucky ya tenía una definida erección atrapada en sus shorts, los besos en el cuello eran su debilidad.— ¿Recuerdas cuando hice que terminaras con solo tocarte aquí? —Susurra, atrápandolo suave entre sus dientes y Bucky asiente.
—No creí que fuera posible, se sentía tan jodidamente bien. Lo que pasa es que estaba muy sensible ese día...
—Bueno, parece que hoy tendré suerte también. Mira cómo te pusiste por un par de besos, amor... —Baja su mano al bulto que había entre sus piernas y Bucky muerde su labio inferior.
—Sabes que si me tocas el cuello será suficiente.
Steve metió su mano bajo el short y acarició sobre la ropa interior. Bucky jadeaba suave complacido, mientras invadía la oreja del rubio con su lengua. Movía un poco sus caderas al ritmo de su mano cuando empezó a manosearlo con lentitud.
—¿Ya tan húmedo, bebé?
—Es que me encanta esa mano, joder. —Sonríe y gira su rostro para besarlo. Vuelve a mover sus caderas contra él esta vez.— Pero igual parece que alguien está reaccionando por aquí... —Dijo sintiendo la erección contraria en su trasero.
—Bueno, tú eres el que provoca esto, ¿sabes?
Cambiaron pronto de posición. El castaño estaba recostado en la cama y Steve sobre él. Empezó a desvestirlo rápidamente, dejándolo desnudo, pero Bucky no se iba a perder la oportunidad de poder volver a apreciar el trabajado cuerpo del rubio. Quitó su camisa y jeans a como pudo, mientras compartían un beso más apasionado, mordiéndose levemente sus labios mientras sus cuerpos se rozaban entre sí.
—Dios mío, Steve, te extrañaba tanto... —Dijo deteniéndose un momento para mirarlo, cuando el rubio respondió con una pequeña sonrisa, besándole su mejilla.
—Iba a regresar contigo tarde o temprano, cariño.
Bucky solo se relajó sobre la cama, mientras el rubio haría su trabajo. Sabía lo estresado que podría estar el castaño, sabe que ha sufrido demasiado estos meses ocultándose bajo la frazada de mejor amigo, además de tener que casarse con alguien que nunca lo hará feliz y la presión de todos alrededor si se enteraran de que le fue infiel a su pareja. La gente es prejuiciosa, pero Steve conocía al castaño que tenía entre sus brazos. Sabía quién era James, sabía la fuerza con la que él lo amaba y podría poner la vida en manos de Bucky que nunca se sentiría inseguro. Correspondía ese amor y era su turno de demostrarlo, así que dejó que él se entregara a sus brazos, haciéndolo sentir más que bien y asegurándole que lo protegería de cualquiera que quisiera dañarlo.
—Demonios, Steve, ah... —Enreda sus pies en las sábanas y cierra los ojos, gimiendo suave al sentir su miembro entrar en la boca del rubio con poca delicadeza.
Steve sube y baja con rapidez, usando su lengua y relamiendo con fuerza en la punta. Humedece dos de sus dedos y los dirige a su entrada, masajeando con fuerza, pero sin introducirlos. Bucky jadea ante esa acción y mueve sus caderas, esperando a que los introduzca, pero el rubio no lo hace. El castaño se desespera y toma su mano, rozando los dedos con más fuerza para luego separar las piernas y dejar salir pequeños sonidos agitados.
—Por favor, Steve... Mételos. —Steve no obedece y sigue por un rato, hasta que se separa para quitarse la ropa que le queda y ponerse sobre él. Separa totalmente sus piernas con rudeza y Bucky muerde sus labios. Siempre le parecía realmente sexy cuando esos grandes brazos sostenían con firmeza sus piernas de esa manera.
—Pensaba meter otra cosa. —Alza una ceja, y logra hacer que Bucky ría.
—Pero házlo ya. Te necesito, mi amor.
El rubio se colocó y pronto se introdujo dentro del chico, soltando un fuerte jadeo. Bucky dejó salir un gemido algo ahogado, mientras se trataba de acostumbrar de nuevo a sentir la totalidad del rubio en su interior. Bajó sus manos y tomó los muslos del mayor, clavando sus uñas en ellos.
—Oh, maldita sea, Steve...
—¿Quieres que me mueva?
—Sí, rápido...
Chocaba fuerte sus caderas contra él, sintiendo lo estrecho y caliente que estaba su castaño, mientras que Bucky gemía desesperado, sintiendo una pequeña mezcla de dolor e intenso placer, deseando solo más y más de esa sensación que Steve le daba, tanto física como emocionalmente. ¿Cómo es que llegó a esto? Estaba mal lo que hacía, por supuesto, pero se sentía tan jodidamente bien. Igual su conciencia resonaba en lo más atrás de su mente recordándole con fervor lo que pasaba.
Por un maldito demonio, James. Estás siendo infiel en la cama donde se supone que es tu luna de miel. Eres una maldita perra en celo que no puede detenerse y todo el mundo lo sabrá. ¿Qué diablos? Igual terminarás lastimando a Steve, seguirás siendo un hijo de puta infeliz.
Mientras eso se repetía en su mente una y otra vez, su corazón lograba sentirse presionado de nuevo. Poco a poco, sus lágrimas empezaron a inundar sus ojos, se sentía tan feliz y a la vez tan mal.
Steve lo miró un momento y se preocupó al ver que el agua salada se deslizaba por las mejillas del chico. Decidió detenerse y soltar sus piernas para acercarse a su rostro.—Buck... —El castaño se cubrió su cara con las manos, sollozando.— Bucky, cariño, ¿qué pasa? ¿Te estoy lastimando?
—L-Lo siento. —Susurra suave.— De verdad lo siento...
—¿Qué pasa? —Dijo quitándole sus manos y James desvió su mirada.
—Abrázame... —Steve lo hizo y Bucky lo envolvió fuerte con sus brazos también, dejando salir sus lágrimas. Se sentía solo y que el rubio era lo único que le quedaba. Rogers estaba confundido, pensó que tal vez solo tenía un colapso de estrés.— Steve...
—¿Sí?
—Te amo... Por favor, nunca lo olvides. Por más difícil y raro que todo parezca, por favor... nunca olvides que te amo con mis fuerzas enteras. Siempre voy a hacerlo.
—Lo sé, bebé. Tranquilo... Yo siempre voy a estar aquí para ti, no importa qué suceda.
—Steve, yo...
El rubio creyó que era lo mejor dejar ese momento para después. Acomodó a Bucky en su almohada y lo cubrió bien con las sábanas, pero el castaño solo deseaba estar entre los brazos de Steve.
—No me sueltes, te necesito ahora más que nunca...
—Nunca dije que te soltaría.
Steve le quitó algunos mechones de su cara y le limpió sus mejillas. Bucky lo miraba, solo se concentraba en aquellos ojos que lo miraban con tanto amor. Se sentía tan indigno de que lo mirara de esa manera, pero Steve le aseguró que sus ojos solo deseaban posarse en él por el resto de la eternidad.
—Te amo, siempre voy a amarte, Bucky.
James se aferró a él con fuerza, mientras el contrario le acariciaba su cabello y dejaba besos pequeños en su cabeza, hasta que lograra tranquilizarse y dormir aunque sea un poco.

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𝐌𝐫. 𝐑𝐨𝐠𝐞𝐫𝐬
Fiksi Penggemar𝐄𝐱𝐚𝐜𝐭𝐨, 𝐩𝐫𝐨𝐛𝐚𝐛𝐥𝐞𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐬𝐞𝐚 𝐮𝐧𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐜𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐉𝐚𝐦𝐞𝐬 𝐁𝐚𝐫𝐧𝐞𝐬 𝐚𝐬𝐢𝐬𝐭𝐞 𝐚 𝐥𝐚 𝐮𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐲 𝐬𝐞 𝐞𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚 𝐚 𝐮𝐧 𝐩𝐫𝐨𝐟𝐞𝐬𝐨𝐫 𝐪𝐮𝐞 𝐫𝐨𝐛𝐚 𝐦𝐢𝐫𝐚𝐝𝐚𝐬 𝐬𝐨𝐥𝐨...