Capítulo 12

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Hoy habría una fiesta en la universidad. Era en un viernes para celebrar el fin del semestre. Había mucho alcohol, música fuerte y demás.

Antes de asisitir, se habían esparcido rumores sobre Rogers, pero no involucraba específicamente a Bucky. Muchas personas echaron de ver que el sensual profesor portaba un par de marcas de besos en su nuca y cuello, a pesar de que su camisa las cubría parcialmente. El castaño sonreía realmente satisfecho al mirar esos bonitos chupetones rojizos en el cuello de su amante. Todos se preguntaban quién era la afortunada persona a la que Rogers le dio acceso a hacer eso.

—El grandote se ve sexy hoy, ¿verdad? —Le sonríe a Natasha.

—¿Por qué?

—¿Ya viste su cuello? —La pelirroja enfocó su vista y vio las marcas. Le alzó una ceja a su mejor amigo.— Son mías. —Sonríe orgulloso.

—¿Para cuándo la boda?

—Pronto, pronto. —Ríe.

Al salir de la clase, Bucky iba a prepararse para la fiesta pero antes Steve lo alcanzó en la salida.

—¿Vas a venir?

—Sí, por supuesto. ¿Y tú?

—No.

—¿Qué? ¿Por qué?

—¿Qué haría yo en una fiesta así?

—¿Qué no harías? Esperaba que pudiéramos divertirnos un rato.

—Es riesgoso.

—Todo lo que hemos hecho ha sido riesgoso hasta el momento. Ven, Steve. No seas amargado, así tomamos, bailamos un rato y nos divertimos.

—Yo... no sé bailar. —Dice algo apenado.

—Te enseñaré, entonces. Anda, ¿sí?

—No lo sé.

—¿Sabes? —Se fijó en que no hubiera nadie alrededor y lo tomó de la cintura.— Te ves súper sexy hoy.

—¿Ah, sí? —Ríe.— ¿Qué tengo de extraordinario?

—Oh, pues, una que otra señal de que alguien se apoderó de ti. —Sonrió para acercarse y besarle suave las marcas de su cuello.— Me pregunto quién habrá sido...

—Un castaño tierno por ahí, puede ser. No lo sé... —Sonríe, acomodando su cabello.

—Estuviste en la boca de todos. —Ríe.

—En realidad, no. Solo he estado en la tuya. —Le guiña su ojo derecho y Bucky sintió su cara colorarse.

—Imbécil. —El rubio rió.— Por ese comentario, vas a tener que venir en la noche.

—Buck, no lo sé.

—Anda, no seas así. Además —se acercó a su oreja, aún viendo que nadie estuviera cerca— si vienes, puede que el after-party te guste más. —Mordió rápido su lóbulo y Steve sonrió, negando.

—No me gusta tener sexo si estás ebrio.

—Entonces, me aseguraré de no embriagarme. —En eso, vio al rector hablando con algunas personas dirigiéndose a la salida, entonces se separó fingiendo estar ocupado en su teléfono. Steve miró hacia atrás y tomó su libro, fingiendo también leerlo. Cuando ya no hubo moros en la costa, volvieron con el otro.— Vienes y punto.

—Lo voy a pensar.

—Steve... —Replica con tono de queja.

—Está bien, está bien. —Rueda los ojos.

𝐌𝐫. 𝐑𝐨𝐠𝐞𝐫𝐬 Where stories live. Discover now