Capítulo 17

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Ambos caminaban tranquilos, pronto llegarían al edificio apartamental donde Bucky vivía. Steve estaba muy nervioso, pero estaba decidido a decírselo. O eso creía él. Mientras reían sobre algo que el castaño había dicho, el mayor recibió una llamada.

—Oh, lo siento. Creí que estaba apagado.

—No te preocupes. —Al sacarlo de su bolsillo, leyó el nombre y no podía describir el sentimiento que tuvo. Su mente se llenó de la ansiedad que creyó haber deshecho hace tiempo. Miró fijo el nombre y no hizo nada. Bucky lo vio, algo confundido y lo sacó de sus pensamientos.— ¿No vas a contestar?

—¿Ah? No, no. —Colgó y lo puso en modo vibración.— No es nada importante...

—Está bien. —Sonrió y siguió contándole la historia, pero Steve no pudo ponerle atención. Estaba lleno de ansiedad y se desconcentró horriblemente. El valor que tenía para confesarle sus sentimientos desapareció.

Pronto llegaron al apartamento de Bucky. El castaño lo abrazó y sonrió.

—Gracias, Stevie. De verdad lo disfruté.

—No es nada.

—Sí es algo para mí. —James se acercó y lo besó de nuevo. El rubio trató de concentrarse en lo mucho que le gustaban las cosas cuando estaba con Bucky, en lo mucho que lo amaba, en lo mucho que deseaba estar con él. Sin embargo, no funcionó. Su corazón empezó a llenarse de inseguridad. Depués del beso, se miraron fijamente un rato. Este era el momento.

—Buck... —El rubio acarició su mejilla y lo miró a los ojos. Bucky sonrió, consideraba si estaba dentro de las posibilidades que Steve se le declarara, estaba ansioso por que lo hiciera. Se lo comería a besos el resto de la noche.

—¿Sí?

—Yo... —Rogers quería decirlo, necesitaba hacerlo pero era como si su lengua no pudiera articular más nada. Trató de darse impulso y solo decirlo, pero tantos malos recuerdos vinieron a su mente que lograron abrumarlo. Todo por aquella llamada.

—¿Qué sucede?

—Descansa, ¿sí? —Sonrió de lado y besó su frente. Bucky solo miró al lado algo desanimado.

—Está... bien. —Sonrió un poco también, ahora él besando su mejilla.

—Te... veré mañana, ¿ok?

—Sí, Steve. Adiós... —Susurra y el rubio se aparta.

Al cerrar la puerta, James no iba a negar que se sentía triste. Creyó que esa cena tan inusual y especial era el motivo para confesarse, pero tal vez solo se ilusionó con la idea. Suspiró y recostó en el sofá. Sabía que Steve no era el mismo, se estaba comportando extraño. Se preguntó si esa llamada era de su ex, le entristecía pensar que era posible que el rubio aún sintiera algo por quien fuera era persona.

Lo malo es que Bucky lo estaba malentendiendo. Steve regresó a su casa, recibiendo varias veces llamadas de ese número, pero el rubio no contestaba. ¿Por qué esa persona lo llamaba? ¿Qué diablos quería? Había arruinado la oportunidad perfecta para decirle a esa persona que amaba tanto lo que sentía. Su mente daba miles de vueltas sin detenerse, la ansiedad empezaba a asomarse con tanta fuerza que Steve se sentía derrotado. Solo llegó a tirarse a su cama, creyéndose cobarde por no decirle nada a Bucky. Se revolvía en las sábanas durante una hora hasta que oyó la puerta tocar. ¿Podría ser su amado castaño? No. Lamentablemente no. El rubio abrió sus ojos como platos y el chico en frente suyo sonrió, muy aliviado.

—Aún vives aquí... Me preocupé tanto, ¿por qué no me contestabas? —Él se acercó y abrazó fuerte a Steve, mientras el rubio no hacía absolutamente nada.— Creí que algo malo te había pasado. —Finalmente, acarició ambas de sus mejillas y Steve lo miró.— Te extrañé tanto, mi amor...

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