El tiempo hizo las suyas. Había pasado el mes que faltaba para que Bucky se casara.
La verdad era que James decidió deshacerse de Steve, al menos poco a poco. Las visitas al hospital se volvieron nada frecuentes, sabiendo que habían probabilidades de que ese bonito enfermero estuviera encima del rubio. Decidió solo alejarse sin dar explicación, solo deseaba que desapareciera de su mente. Lo mejor es que creyó que Steve nunca recordaría lo que pasaron juntos, pero lo malo es que el dolor se quedaría con él y Rogers estaría tranquilo, con un nuevo novio y otra vida totalmente distinta a la que llevaba.
Faltaban dos días para la boda, pero Bucky debía arreglar unos asuntos e irse al hotel un día antes de la ceremonia. Pero antes de eso, estando relativamente tranquilo en su casa, empezó a vomitar. Sentía una ansiedad enfermiza, tanta que este último mes debía tomar pastillas para poder conciliar el sueño. Su vida estaba a punto de cambiar debido a su incapacidad de ponerle freno a los demás.
Decidió llamar a su hermana y decirle que lo cubriera en dado caso de que su novio preguntara por él. No era la decisión más sabia que tomaría en su vida, pero necesitaba liberarse de todos. Bajó y encendió su auto. Compró algunas cosas en el supermercado y también compró otras que no eran muy saludables. Pagó un motel para él solo y se llevó todo a su habitación rentada.Al llegar, ni siquiera se molestó en cerrar la puerta y empezó a tomar alcohol, tal vez demasiado para su gusto. Sus lágrimas empezaron a recorrer su rostro sin control. No solo estaba triste, estaba afligido, estresado e incluso se sentía como ahogado en su propia vida, como si los demás la controlaran. Tal vez solo se engañaba a sí mismo, todo era su culpa inicialmente.
Cuando se le acabaron las botellas que había comprado, tomó lo otro que había adquirido. No era usual en él comprar marihuana, pero tal vez ocupaba algo más para despegarse un poco de su realidad. Enroló uno, luego otro y otro más, hasta que perdió el sentido. Reía estúpidamente viendo el televisor, mientras sus lágrimas caían luego de un rato al recordar al rubio.
—Steve... Eres un idiota... O tal vez yo soy el que lo es... —Ríe, limpiándose sus lágrimas e inhalando un poco de nuevo.— Te voy a extrañar, amor. Yo... no soy nadie sin ti. Solo... sé feliz, por favor. Es lo único que te pediría.
Sigue con su llanto, limpiándose sus lágrimas. En un momento, mira el reloj y reconoce que son cerca de las nueve de la noche y debía dormir, pero no lo haría sin sus pastillas. Se levantó y tambaleó hasta tomar su teléfono pero al tratar de regresar a la cama, se tropezó. Le dio igual quedarse allí tirado y marcó el número de su mejor amiga.
—¿Hola?
—¡Nat, nena!~ ¿Cómo estás? —Solloza.
—Bien hasta que llamas ebrio por enésima vez en esta vida. —Rueda los ojos.
—Te necesito urgentemente...
—¿Qué quieres, Buchanan?
—¿Podrías traerme las pastillas... —hipa leve y luego se detiene para sostener en sus labios su marihuana— mis pastillas para dormir...? Las olvidé.
—¿Y dónde están?
—Becky tiene un par, pídeselas.
—No soy tu Uber, Bucky.
—Nat, por favor... —Arrastra las palabras.— Me siento mal, no te pediré nada más...
—No más, James, ¿oíste?
—No más... Lo prometo...
—¿Y tú dónde estás?
—En el motel de la vuelta de la esquina.

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𝐌𝐫. 𝐑𝐨𝐠𝐞𝐫𝐬
Fanfiction𝐄𝐱𝐚𝐜𝐭𝐨, 𝐩𝐫𝐨𝐛𝐚𝐛𝐥𝐞𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐬𝐞𝐚 𝐮𝐧𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐜𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐉𝐚𝐦𝐞𝐬 𝐁𝐚𝐫𝐧𝐞𝐬 𝐚𝐬𝐢𝐬𝐭𝐞 𝐚 𝐥𝐚 𝐮𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐲 𝐬𝐞 𝐞𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚 𝐚 𝐮𝐧 𝐩𝐫𝐨𝐟𝐞𝐬𝐨𝐫 𝐪𝐮𝐞 𝐫𝐨𝐛𝐚 𝐦𝐢𝐫𝐚𝐝𝐚𝐬 𝐬𝐨𝐥𝐨...