—Eso fue increíble, Steve... —Sonríe bastante complacido, trazando líneas en su pecho mientras que el rubio besaba su cabeza.
—Lo fue, sí... —Ambos solo se encontraban recostados en el asiento.
—Aunque me quitaste lo sexy, mi cabello ya no está planchado. —Bufa.
—¿De qué hablas, bebé? Siempre estás sexy. —Bucky rió y lo besó.
—Gracias... En realidad, estoy muy cómodo aquí. No quiero irme.
—Bueno, quedémonos un rato más.
—No, quiero ver a mi bebito Sunn. Llevo tres años y resto sin verlo.
—¡Es que no lo puedo creer! —Los dos escucharon a una mujer hablar afuera. Steve tomó el saco de Bucky y cubrió a ambos, solo en caso de que alguien decidiera asomarse.— ¡Nunca creí que ese estúpido greñudo fuera a hacerle algo así a mi hijo! ¡Y ahora quién sabe dónde diablos está!
—Señora, tranquila.
—Uy, mierda. Deberíamos irnos ya. —Susurra Bucky, poniéndose la chaqueta del rubio y buscando su pantalón.
—Bueno. —Dijo vistiéndose rápido también.— ¿Vamos a pasar por tus cosas?
—Sí, es mejor. ¿Estás seguro de que no hay ningún problema con que viva contigo?
—Por supuesto que no, cariño. —Sonríe, besando su mejilla.
—Bueno, entonces vamos. —Sonríe también, sin ocultar que estaba muy emocionado por ello.
Steve condujo rápido y pronto sacaron las pertenencias del apartamento del castaño. Dejó una nota corta, diciendo que se iba pero sin dar demasiados detalles.
—¿Estás seguro de que...? —Steve alzó una ceja, esperando a que no continuara con la pregunta.— Ya, ya, está bien.
—¿Falta algo?
—Solo un par de libros. —Dijo sacándolos de una gaveta.— Listo, vámonos.
—Está bien.
Bucky dejó las llaves adentro y se dispuso a empezar de nuevo, le gustara a la gente o no. Se subieron algo incómodos al auto, ya que estaba lleno de las cosas del castaño y Steve condujo hasta su casa. James suspiró, nostálgico. Hacía años que no iba cerca del lugar donde estaba Steve y su universidad.
El rubio se bajó, dispuesto a llevar las cosas a la casa pero Bucky jaló su brazo, sonriente.—¿Qué pasa?
—Vamos, amor.
Steve abrió la puerta y dejó que él entrara primero. Bucky sintió algo en su corazón, era como si hubiera vuelto a donde había sido tan feliz. Aspiró, Steve aún tenía el aromatizante suave de canela. Mordió su labio inferior con una sonrisa, incluso sus ojos se aguaron un poco. Recuerda bien cuando se había deshecho de la idea de una vida al lado de Steve, cuando deseaba que llegara el día en que tomaría sus cosas para mudarse con él. Saber finalmente que era la realidad y más que un simple deseo, llenaba su corazón de alegría. El rubio pegó un silbido y llamó a su perro.
—¡Sunn! —El golden pronto ladró emocionado al oír a su dueño y bajó de la cama corriendo. Bucky se arrodilló al verlo y el can corrió hacia James, tirándosele encima y lamiendo su cara. El castaño no pudo más y rió, quedando recostado en el suelo.
—Yo también te extrañe, pequeño. Demasiado, ¡demasiado! —Le sacude el pelaje con intensidad y el canino se baja, dando vueltas y saltando, bastante feliz al ver a Bucky. Pronto escarbó su cama con sus patas y le llevó al castaño sus placas, las cuales él nunca permitía que Steve tocara.

YOU ARE READING
𝐌𝐫. 𝐑𝐨𝐠𝐞𝐫𝐬
Fiksi Penggemar𝐄𝐱𝐚𝐜𝐭𝐨, 𝐩𝐫𝐨𝐛𝐚𝐛𝐥𝐞𝐦𝐞𝐧𝐭𝐞 𝐬𝐞𝐚 𝐮𝐧𝐚 𝐡𝐢𝐬𝐭𝐨𝐫𝐢𝐚 𝐝𝐞 𝐜𝐮𝐚𝐧𝐝𝐨 𝐉𝐚𝐦𝐞𝐬 𝐁𝐚𝐫𝐧𝐞𝐬 𝐚𝐬𝐢𝐬𝐭𝐞 𝐚 𝐥𝐚 𝐮𝐧𝐢𝐯𝐞𝐫𝐬𝐢𝐝𝐚𝐝 𝐲 𝐬𝐞 𝐞𝐧𝐜𝐮𝐞𝐧𝐭𝐫𝐚 𝐚 𝐮𝐧 𝐩𝐫𝐨𝐟𝐞𝐬𝐨𝐫 𝐪𝐮𝐞 𝐫𝐨𝐛𝐚 𝐦𝐢𝐫𝐚𝐝𝐚𝐬 𝐬𝐨𝐥𝐨...