Capítulo 25

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Otro año más había pasado sin que ninguno interactuara con el otro.

De Bucky se podría decir que tenía novio ya desde hace seis meses, pero no era tanto porque hubiera olvidado a Steve, sino porque creía que podía sentir lo mismo con alguien más. Pobre cosita ingenua, diría Natasha. James no se sentía mal, pero no estaba ni cerca de sentir el mundo de colores que Steve le pintaba a su alrededor. Bucky decía quererlo pero su mejor amiga siempre le hacía saber que no se veía igual de feliz que cuando estaba con Rogers. James claramente no se sentía bien, pero trataba de esconderlo de todos. Creyó que saliendo con alguien más se desharía de ese raro vacío y esa tristeza, pero no. En realidad se sentía mal, solo quería a Steve.

El sujeto no era mal novio, pero Bucky no lo quería en verdad. Él quería a su rubio, se quebraba un poco al escuchar su nombre ser mencionado por sus amigos o hermana, porque recordaba los hermosos momentos a su lado. Y había pasado tanto tiempo que el castaño perdía la esperanza de verlo de nuevo. Trataba de concentrarse en el chico a su lado, pero, como mencioné, no ayudaba de mucho. Él era cariñoso a su modo pero no trataba a Bucky como si fuera la mejor persona que haya conocido. Lo quería mucho, pero tal vez no era el mejor de los amores. A veces dormían juntos, tenían sexo y esas cosas de pareja, pero si el castaño era honesto, él estaba muy por debajo del estándar suyo. Quiero decir, el chico sí lo hacía sentir bien pero no lo suficiente. No sabía si él creía que el sexo era solo penetración y ya, pero no se esmeraba en llevarlo al límite. Hoy era uno de esos días.

—Buck... —El chico pronto se vino, pero no en su interior. James sugirió que era mejor usar preservativo. El castaño apenas se empezaba a excitar, pero cuando sintió que había acabado, se relajó en la cama, algo decepcionado. El contrario solo se recostó a su lado agitado.

—¿No... quieres una segunda ronda? —Ni siquiera había acabado él.

—No ahora, cariño. Estoy muy cansado... —Besa su mejilla y se cubre con las sábanas, cerrando sus ojos. Bucky suspiró, disimulando su frustración.

—Está... bien.

—Buenas noches. —Lo abraza y pronto cae dormido.

—Buenas noches.

El castaño se recuesta de mal humor a su lado. No le gustaba hacer comparaciones, pero Steve nunca, ni una sola vez, pensó solo en satisfacerse a sí mismo. Siempre dejaba que Bucky se sintiera mejor primero. Trató de solo dormirse y olvidar el tema ya.

Se encontraba en un campo muy hermoso, una brisa tan suave y un sentimiento tan pleno y pacífico, como no se había sentido en estos dos años. Caminaba lento y miraba los árboles botar algunas hojas debido al viento. Mientras exploraba el campo, vio una sombra recostada en el tronco de uno de los árboles. Entre más se acercaba, el rostro pudo reconocerle.

—¡Steve! —El rubio se giró y le sonrió, caminando rápido para abrazarlo.

—Bucky. —James no podía creerlo, lo tenía otra vez entre sus brazos.— Pensé que nunca llegarías... —El castaño no pudo contenerse y sollozó un poco, para luego tomar sus mejillas y besarlo.

—Steve, yo... Perdón, perdóname. Lo siento.

—Buck, no... —James lo interrumpió, besándolo de nuevo, con algunas lágrimas.

—Te amo. Te extraño, te necesito. No puedo estar sin ti ni un día más. —El rubio también sintió sus ojos llenarse de agua y sonrió.

—Yo te amo más, mi amor. Te amo como no tienes idea.

—Lamento haber echado todo a perder, fui inmaduro y estúpido. Yo...

—No importa. Nada de eso me importa. Solo ven, no tenemos mucho tiempo... —Tomó su mano y lo acercó más a sí. Una música suave empezó a sonar, Bucky creía haberla oído antes.

𝐌𝐫. 𝐑𝐨𝐠𝐞𝐫𝐬 Where stories live. Discover now