Capítulo 22

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Era el último día del curso en la universidad.

Bucky y Steve no volvieron a hablarse durante las dos semanas que les quedaba juntos en el campus. El rubio por supuesto que lo intentó, siguió poniéndole mensajes insistiéndole en que hablaran y resolvieran las cosas. Igual siguió poniéndole notas y flores en sus libros, pero Bucky dejaba los mensajes en visto y las rosas solo las tiraba al fondo de un cajón de su cuarto donde estaban guardadas las demás, sin leer las notas. Se sentía triste y en cierta parte usado. Creía que Steve quería hablarle para levantarle los ánimos y luego decir "no te amo de esa manera".

La verdad era que a Steve se lo carcomía su ansiedad día tras día. Nunca se sintió tan especial como cuando estaba con Bucky, sentía que a alguien le importaba de verdad. Si era honesto, temía perder a su amado castaño. No podría soportar perderlo por su culpa. Ya había llorado antes porque necesitaba sus abrazos y besos y que fuera su culpa no haber respondido de la manera que debía, lo llenaba de presión mental.
Pero ya que era el último día que lo vería (aparte de la graduación), lo intentaría. Aunque su corazón colapsara del miedo que ha tenido durante años.

Hoy ya todos estaban afuera, Bucky se había retrasado pero pasó cerca del pasillo donde estaba el aula de Rogers. No pudo evitar sentir un fuerte nudo en la garganta, ya no vería a ese rubio otra vez. Tal vez sea lo mejor para los dos, pensó suspirando entristecido. Se estaban hiriendo por algo que no estaban comunicando.
Pronto iba a alcanzar a su grupo, pero al llegar cerca de la salida, sintió como lo jalaban fuerte de su brazo. Su corazón palpitó muchísimo más rápido al ver que era Steve, pero aún así su orgullo lo cegó. Estaba herido por lo que había pasado. Jaloneó su brazo, molesto.

—Suéltame. ¡Suéltame, que tengo que irme...! —De un tirón, pudo zafarse de su agarre y pensó en alejarse, pero antes de que pudiera, el rubio lo levantó del suelo tomando su cintura, llevándolo a uno de los cuartos de limpieza.— ¡Que me sueltes, maldita sea! —Steve cerró la puerta con seguro y Bucky trató de quitarlo, pero fue inútil. El rubio lo empujó a la pared, deteniéndolo.— ¡Rogers, ya quítate!

—No, necesitamos hablar.

—¡No hay nada de qué hablar! ¡Ya suéltame!

—Bucky, solo quiero que me escuches.

—¡No quiero hacerlo, ya déjame en paz!

—No hagas esto, por favor. Sé que no pasó nada bueno desde que última vez que nos vimos. Me duele que me ignores mientras yo solo trato de poder arreglar esto. No entiendes nada de lo que me está pasando y solo-...

—Ya cállate. No quiero oírte...

—James, por favor. Solo quiero que entiendas que-...

—No es necesario, lo sé. Fue solo sexo, no hay que entender nada.

—Buck, nunca dije que para mí fue solo-...

—Bueno, para mí lo fue.

Steve sintió casi de manera física como su corazón se rompía. Miró fijamente los ojos de Bucky buscando la verdad, buscando ese te amo que había oído antes. Rogaba porque fuera una mentira, rogaba porque lo fuera, pero el castaño ni lo miró.

—Entonces, ¿por qué dijiste que me amabas?

—Fue calor del momento, Rogers. No sé porqué lo dije. Fue sexo y ya... Desde el principio lo fue. No más que eso. —Dijo por su terco orgullo, mientras que Rogers solo sentía que se derrumbaba más y más con cada palabra.

—Yo...

—Deja de molestarme ya. —Frunció el ceño y finalmente lo miró a los ojos.

Tragaba saliva y relamía sus labios para no llorar en frente suyo, creyó que era humillante después de lo que él dijo. El castaño notó que ojos delataban la tristeza del rubio, pero Steve solo se acercó una última vez y lo besó. Fue el beso más amargo que ha dado en su vida, tenía la nula esperanza de que Bucky dijera que no era verdad, pero eso no iba a pasar. El castaño, si era honesto, no quería dejar que se fuera, no quería que todo terminara tan deprimente, no quería que llorara, no quería herirlo así. Nunca vio su semblante tan triste y destrozado, fue como si lo hubiera pateado en la cara, pero ya era tarde. Sus palabras abrieron esas heridas que Steve tanto trató de curar con él y la inseguridad se apoderó fuerte del rubio, se sentía tan solo y vacío. Fue una preciosa mentira para Steve, cualquier cosa le hubiera dolido menos que todo esto.
Pronto se separó cuando empezó a sentir en sus ojos ardor. Lo soltó y suspiró fuerte. Se mordió su lengua levemente para retener lo que sentía y se separó totalmente.

—Siento todo esto. Prometo que no volveré a molestarte, James. Espero que te vaya bien en todo lo que hagas. —Forzó lo suficiente una sonrisa, que solo salió como una rara mueca.— Adiós. —Dijo saliendo por la puerta para ya no volver.

Bucky aún sentía sus suaves labios tocarlo, mientras cerraba la puerta del cuarto de limpieza y lloraba con todo el dolor acumulado. Le ardía en su pecho todo lo que había pasado y pensó bien lo que dijo. No podía creer que todo eso hubiera salido de su boca para la única persona que amaba con todo su corazón. Ya no había manera de recuperar al rubio.

El rubio fue directo a su auto para poder desahogarse con tranquilidad. ¿En serio fue solo sexo? ¿En serio no lo quería? Se le hacía tan difícil creer que Bucky haya fingido todos esos bellos momentos por solo tener relaciones sexuales. No era su castaño, no quería creer que él era así. Simplemente estaba destrozado y realmente invadido por su inseguridad.

—¿En serio nunca me amaste? ¿Ni siquiera un poco? —Susurra entre sollozos.

Pensó que alguien podía verlo llorar en el estacionamiento, así que encendió su auto para irse. Tenía la radio encendida y lo peor, el universo conspiraba en su contra.

Odio decir que te amo,
cuando es tan difícil para mí.
Odio decir que te quiero,
cuando dejaste tan claro que tú no me quieres.

Steve miró sorprendido el aparato, ¿qué diablos con esa canción?

Odio decir que te necesito,
soy tan confiado y tan dependiente,
soy tan tonto.
No puedo soportar, no puedo enfrentarme a la verdad,
nunca conocerás este sentimiento,
nunca verás a través de estos ojos.

Eso definitivamente no ayudó a que se sintiera mejor. Sus lágrimas empezaron a derramarse con la más grande facilidad del mundo mientras pensaba en Bucky. Odiaba sentirse así, como si nadie fuera capaz de amarlo. Solo pensó en que esa persona que lo hirió tanto tenía razón.

¿Lo dices en serio? Steve, es tierno, pero vamos. No creíste que somos novios porque te amo, ¿verdad? Ya nadie siente cosas así, por favor. ¿Con ese cuerpo y físico crees que alguien mágicamente va a quererte? Cualquiera se te acercaría para tener sexo y luego se van. Nadie va a amarte por lo que eres, mejor vete deshaciendo de esa idea. Disfruta, el sexo es lo mejor y tú lo consigues fácil. Somos novios porque solo quiero que lo hagas conmigo y ya.

—Después de todo tenía razón... Siempre tuvo razón ese hijo de puta.

Miró las placas de Bucky y las tomó. Tenía planeado dárselas, ya que las había dejado en su casa.

—No puedo obligarte a amarme, lo sé, pero... nada de esto era necesario si solo planeabas irte, James.

Golpeó con sus manos el volante y apoyó su frente sobre este, mientras seguía llorando. Una de sus manos apretaba fuerte las placas mientras sus lágrimas seguían cayendo. Era duro sentir que a la única persona que amó en realidad nunca le importó.

Bucky decidió salir y limpiarse un poco. Iría a casa, no se sentía para nada bien. En el estacionamiento, pudo ver a Steve dentro de su auto llorando y que sostenía algo en sus manos. Pronto cuando se levantó de su posición, pudo ver que eran sus placas. El castaño no debía llorar donde todos podían verlo. De todas maneras, tenía su nariz y ojos rojos por llorar.
Quería detenerlo antes de que se fuera, era lo correcto. Lo que dijo no tuvo un gramo de sentido después de todo lo bonito que habían pasado juntos. Él era de quien estaba enamorado y sabía que lo estaba haciendo llorar, cosa que casi nunca lo había visto hacer. En cuánto iba a ir a tocarle la puerta del auto, el rubio arrancó para así irse a su casa.

James creyó que la única posibilidad enmendar las cosas era en la graduación.
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La canción sad para ambientar, juju.

𝐌𝐫. 𝐑𝐨𝐠𝐞𝐫𝐬 Where stories live. Discover now