Capítulo 41

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Bucky estaba solo en su habitación. Empezó a mirar de manera vacía su celular con los mensajes de Steve antes del accidente (porque era obvio que se había asegurado de borrar la contraparte del teléfono del rubio) y también miraba las fotos, videos y recuerdos juntos. Sentía que se derrumbaba otra vez, pero la única manera de dejar a Steve a un lado era deshacerse de las bonitas memorias que tenía guardadas.
Sus ojos empezaron a arder mientras seleccionaba todo para borrarlo.

—Gracias por darme y enseñarme tanto, Steve... Siempre serás mi recuerdo favorito, lo prometo. Fuiste lo mejor de mi vida y lo seguirás siendo, pero bueno, creo que lo nuestro no era para siempre. —Solloza. Cuando estuvo a punto de presionar el botón, escuchó su puerta ser tocada. Miró el reloj y ya eran cerca de las siete y treinta, era algo tarde. Decidió ignorarlo y espera a que se vaya quien sea que esté allí, pero golpean con insistencia. Cree que es uno de sus amigos y se pone de pie, algo malhumorado.— No tienen porqué diablos ser tan-- —Al abrir, vaya sorpresa que se dio al ver que estaba equivocado.

—Bucky... —Tragó saliva al ver que era ese rubio que nunca podría sacar de su mente.

—S-Steve... ¿Qué diablos haces aquí?

—¿Puedo... pasar?

—Supongo que sí... —El rubio lo miró y entró rápido a la habitación, un poco agitado. No quería que se hiciera tarde para poder hablar con él.— ¿Qué estás haciendo aquí? Creí que...

—¿Creíste que no me habías invitado?

—¿A eso vienes? —Responde desanimado.— ¿A ver mi boda?

—No, claro que no vine para eso.

—¿Y entonces para qué más vendrías?

—Vine por esto. —El rubio sacó su celular y le mostró las mismas fotos que Bucky tenía e incluso la vieja conversación en mensajes. Restauró la vieja copia de seguridad de su dispositivo, la cual contenía todo lo que el castaño había borrado. James no iba a explicar algo que era tan excesivamente obvio y solo miró a otro lado.

—Ya veo...

—¿Qué clase de respuesta es esa? Esto... fue justo antes del accidente.

—Steve...

—¿Por qué no me dijiste nada...?

—Yo... Es mejor que te vayas. —Abre la puerta de nuevo, pero el rubio tomó el brazo del contrario.

—¿Significa que ni siquiera te vas a explicar?

—Steve, dije que te fueras.

—Pues, no lo haré hasta que hables.

—Ten piedad de mí, Rogers. —Se suelta y se voltea cuando siente que sus ojos empiezan a arder de nuevo.— Vete, joder. Estoy harto de esto...

Steve lo miró y se acercó, tomando su cintura. Buscó la mirada del castaño, pero este solo lo ignoraba mirando a cualquier lado, nervioso. Poco a poco se acercaba a él, sus respiraciones se entremezclaban y Bucky sentía que su pequeño corazón iba a explotar aunque quisiera negarlo. Steve rozó finalmente sus labios de manera suave contra los del castaño, buscando paso para darle un beso apropiado, pero James era demasiado débil ante el hombre que hacía que sus piernas temblaran con su sola presencia. Cuando notó que no se apartaba ni un milímetro, lentamente empezó a besarlo sin miedo. Sintió algo en su pecho, una sensación hermosa pero que era más que conocida por él pero la deseaba más que nunca. Bucky sintió sus lágrimas bajarle, rendido. ¿Por qué nunca podía detenerse? No quería besarlo, el día siguiente iba a casarse, pero era como si su propia alma se lo pidiera a gritos.

𝐌𝐫. 𝐑𝐨𝐠𝐞𝐫𝐬 Where stories live. Discover now