One Shots || BTS

𝖀𝖓 𝖒𝖚𝖓𝖉𝖔 𝖘𝖎𝖓 𝖙𝖎 { 𝕹𝖆𝖒𝖏𝖎𝖓 }

El bullicio de la cuidad era ya algo común en su vida. Cuando se mudó, el constante ruido era ensordecedor, tantas personas hablando, riendo, gritando, los coches pasando sin cesar, los pitidos y los motores de las motos o las obras que podías encontrar por la calle. Un día, todo eso se volvió algo común, algo que vivía día tras día y que en algún punto había dejado de importarle. Aunque el atasco que había en la carretera principal por la cual estaba pasando, no era demasiado agradable. Al menos, agradeció no tener que ir en coche, a pesar de la lluvia que comenzaba a caer. Llevaba un paraguas que impedía que su pulcra y bien escogida ropa se mojase mientras caminaba feliz por las aceras, a punto de ponerse a cantar como si estuviese en un musical. Podría caer el diluvio universal en aquel mismo instante pero nada conseguiría que su humor se marchitase.

Tenía una cita, y no una cita cualquiera, si no una con el hombre  que hacía ya tres meses que le gustaba. Quizá si le hubiesen dicho eso hacía un año, no se lo creería, y mucho menos estaría feliz porque el descubrir que era homosexual no fue de las cosas más agradables que le sucedieron. No solo fue porque la sociedad en sí no lo aceptaba, o al menos la gran mayoría, si no que sus padres lo habían despreciado de tal manera que habían llegado a decirle que no era su hijo. Y, bueno, ciertamente que sus padres lo desheredaran de esa forma tan cruel, llamándolo enfermo e insultándolo siempre que tenían oportunidad, no era de las cosas más agradables de oír. En realidad, era bastante traumático y doloroso, y necesitó de bastante ayuda para superar un golpe como ese.

Fue poco después de que se independizase, porque ya no aguantaba más toda esa oscuridad en la que se estaba hundiendo. Fue ahí que conoció al hombre que lo salvaría de su desastre personal. Kim SeokJin, que trabajaba en una de las empresas más grandes de Corea y al que siempre habían considerado un estirado por su elegancia y pedantería, lo ayudó cuando nadie más lo hizo.

NamJoon había conseguido un trabajo en un supermercado, como dependiente, pero tras eso intentaba hacerse un hueco en el mundo de la música con su rap. SeokJin había intentado convencerlo para que le prestase alguna de sus letras y enseñárselas a productores que estaban en su empresa, como un pequeño favor, pero NamJoon se negaba rotundamente. No es que la idea no fuese increíble, pero no quería que fuese de esa forma. En fin, tampoco quería deberle más favores a SeokJin, pues ya muchas veces le había salvado el culo en lo que se refería al dinero, ya que había épocas difíciles en las que casi no llegaba a fin de mes. Le debía demasiado a ese hombre, y ahora él había aceptado que tuviesen una cita, que llevaba esperando desde hacía meses.

Llegó junto al alto edificio de color negro, con bastantes cristaleras, siendo moderno pero sin dar sensación de ser ostentoso. Miró el reloj de su muñeca, había llegado unos minutos temprano. SeokJin siempre era puntual, quizá el que más, y quería dar una buena impresión al menos por aquella vez. Aunque ya se conocían bastante bien, le gustaba sentir que lo hacía feliz, que aportaba algo en su vida, que lograba llenar quizá algún vacío que ocupase su corazón. Se esforzaría, estaba seguro de que se esforzaría por SeokJin, daría su mejor intento para cortejarlo y ser esa persona en su vida.

-¡Hyung! - escuchó repentinamente por las vacías calles.

Si no hubiese sido porque hoy casi no había nadie caminando por las aceras, no habría levantado la mirada, y probablemente ni si quiera lo hubiese reconocido, pero en aquel momento la imagen de un tierno niño de ocho años corriendo por el jardín le llenó la mente.

Su mirada brilló al encontrarse con los ojos del pequeño — quizá ya no tan pequeño — JiMin, quien corría hacia él como si su vida dependiese de ello. Ni si quiera se paró a pensarlo cuando el menor ya estaba encima de él y lo abrazaba con todas sus fuerzas, cortando su respiración por un momento. Fue capaz de sostener el paraguas en su mano para que no se mojasen, pero JiMin ya estaba más que empapado.