𝕬𝖘𝖊𝖘𝖎𝖓𝖆𝖙𝖔 { 𝕹𝖆𝖒𝖏𝖎𝖓 }

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Son jodidas. Las horas son jodidas cuando pasan más lento. Te lo recuerdo porque hace tiempo que no sabes de mí. Ha sido un año, y ha sido un año muy duro. Si estás leyendo esto es porque jamás volverás a saber nada de mí. Tú eres uno de mis motivos para haber querido desaparecer. Esta carta es para ti, Kim SeokJin.

Jamás se había sentido tan miserable como al abrir esa carta. Lo sabía, sabía que había sido su error y que nada cambiaría ese hecho. Ahora, las gotas de lluvia golpeaban su ventana y se deslizaban por ella, perdiéndose en el alféizar, muriendo como aquel amor imposible, tal y como lo hacían las hojas en otoño. El aroma del café se colaba por sus fosas nasales, pues su taza humeaba en el escritorio, a centímetros de su mano. El radiador estaba encendido, emanando calor a todo el cuarto para disimular el frío exterior. Se sentía como si su habitación fuese un ecosistema aparte, una realidad paralela, tal y como lo había sido NamJoon.

Has hecho de mi cabeza y corazón un desastre. Jugaste con ellos a tu merced sin reparar en lo que podría estar sintiendo yo. ¿Que estaba sintiendo, SeokJin? ¿Que era lo que me daba fuerzas para seguir adelante al levantarme? Que iluso fui. La única persona en la que confiaba y me traicionaste de la peor de las formas. Clavaste un puñal en mi espalda nada más verme, fuiste descuartizándome lentamente sin que yo reparara en ello. Tonto, tonto, tonto... Quizás si me hubiera callado, si jamás te hubiera pedido aquel bolígrafo porque al mío se le había acabado la tinta... Espero de corazón que leyendo esto sufras lo que yo, porque te lo mereces.

A partir de ahí, la pulcra letra de NamJoon comenzaba a relatar la corta pero intensa historia de su relación. Al menos, desde el punto de vista en el que la había vivido.

SeokJin le dió un sorbo al café y siguió observando la tinta negra del bolígrafo con el que había escrito aquel chico la carta. No necesitaba ese trozo de papel para sufrir lo que había sufrido NamJoon. Desde que se había ido, cada segundo había sido una agonía interna que lo carcomía, una inseparable compañera que devoraba sus entrañas y lo dejaba sin protección posible. La ansiedad había sido fiel y no lo había abandonado, por mucho que lo hubiese intentado. Se aferraba con uñas y dientes a todo su organismo y provocaba pequeños ataques de pánico que lo volvían loco.

Ahora era tarde, el invierno ya había llegado, las hojas de otoño habían muerto entre fuertes vientos y lamentos, tan solo predominaba el dolor. Tampoco quería negarlo, se merecía sufrir lo mismo que le había hecho sufrir a él. SeokJin no quería jugar, pero en cuanto entró no pudo parar y, al final, el juego se había vuelto en su contra. El silencio era un arma de doble filo, y en su caso había recibido dos puñaladas limpias.

Las hojas se mecían lentamente por la suave brisa de abril. ¿En aquel momento ya era un juego? Siempre he tenido la duda... ¿Lo fue desde el principio, o ocurrió después? Tu mano acariciaban lentamente mi muslo, como si fuera de cristal y temieras romperlo. Tú me hiciste sentir tan bien... Me dejé llevar. No sabía si era correcto que dos chicos tuvieran ese tipo de acercamientos, pero tú eras más maduro que yo y creí que bastante más sabio. Una pequeña flor fue localizada por tus ojos y pasó a adornar mi cabello. Me hiciste sentir frágil, pero protegido. Me hiciste sentir amado. Aquello era como volar en una nube y no me di ni cuenta de en qué momento esa nube comenzó a descender en picado. Después de ese extraño instante interrumpido por la llamada de uno de tus amigos, no se hicieron esperar las sonrisas y miradas furtivas, pero no sucedió nada hasta el día en el que viniste a mi casa.

SeokJin lo recordaba perfectamente. Por aquel entonces, todas aquellas miradas y sonrisas habían sido más bien por pura cortesía, pero el día en el que fue a su casa ya se había convertido en un juego sin que fuese realmente consciente. De aquella todavía no le gustaba NamJoon, siempre había sido cariñoso con sus amigos y el momento en el que pasó una flor por su pelo no significó nada para él, solo un símbolo de amistad. Amistad. Oh, si tan solo se hubiese quedado en eso...

One Shots || BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora