Las lágrimas se deslizaron por sus mejillas, pero no se molestó en detenerlas. No importaba ya, de cualquier forma, pues nada tenía sentido. Le habían arrancado su corazón de cuajo y dolía tanto que no estaba seguro si quiera de cómo soportaba seguir respirando. Era agonizante, y parecía no querer irse jamás. Sentía que una mano invisible estaba apretando su garganta y otra su corazón. Su cuerpo se deslizó por la puerta de madera, fría como él, porque su cuerpo estaba congelado y no se iba a molestar en taparse, porque al menos el frío le hacía saber que seguía vivo, si es que a eso se le podía llamar vivir. No lo soportaba más, quería gritar hasta desgarrarse la garganta y arrancarse la piel porque esperaba que eso redujera su dolor interno. No podía pedir ayuda, nadie iba a dársela. ¿Acaso a sus padres les importaba lo que sentía ahora mismo? La respuesta siempre sería la misma: SeokJin solo era el hijo perfecto para ellos. Los sentimientos no les importaban, lo único que les interesaba era que fuese un chico educado, guapo, formal y exitoso. SeokJin podría estar desangrándose frente a ellos y solo les importaría que mantuviese su fachada. Sus emociones eran un tema que nunca se tocaba, su vida de adolescente debía ser una mentira para poder seguir viviendo bajo ese techo. Si les hubiese contado que era homosexual, ¿Le habrían echado a patadas? De nuevo, la respuesta siempre sería la misma.
¿En eso se resumía su vida? ¿En fingir ser alguien que no era? Lo había vivido por años interminables, sin conseguir llegar a tener verdaderos amigos o vivir la vida que él quería, todo por complacer a la gente para que pudiesen exhibirlo como a un trofeo.Una vez en la secundaria, aquello por fin cambió. Era su penúltimo año y conoció a quien acabaría por ser el soporte que necesitaba en aquel momento de oscuridad. Kim NamJoon había sido esa persona y ahora se lo habían arrebatado. Trajo luz en medio de la bruma desconocida, y ahora volvía a estar sumido en la penumbra. Que caprichosa era la vida y cuanto daño le había hecho. Sentía que el mundo se le venía encima y no podía hacer más que llorar y sufrir en silencio. Levantó la cabeza y vio su propio reflejo, odiando cada partícula de su patético cuerpo y deseando poder desaparecer entre todo aquel ambiente tóxico. Por mucho esfuerzo que NamJoon hubiese puesto en hacerle ver que era un ser maravilloso, en aquel instante no era capaz de creérselo. Demasiadas promesas habían sido rotas, los para siempre se habían desvanecido y no le quedaba más que aferrarse a los te amo, sueltos por sus más felices recuerdos. Se sentía sucio de nuevo, porque quizá todas aquellas palabras habían sido también una mentira más. Quizá no era tan perfectamente imperfecto como afirmaba NamJoon, o tan guapo como solía llamarlo JungKook.
A pesar de que lo había dejado ya hacía más de un año, tenía ganas de volver a hacerse daño. Sufría desmesuradamente y lo único que quería era rebajar aquel dolor psicológico con el físico, sentir la sangre correr por sus venas una vez más. Cerró los ojos, intentando una vez más asimilarlo todo. Quería pensar que todavía estaba allí, que lo estaba abrazando y le estaba diciendo que no pasaba nada por llorar, que desahogar el sufrimiento era algo bueno. Sin embargo, él no podía respirar al darse cuenta de que no volvería a probar sus labios ni una sola vez más. Su corazón empezó a latir con más fuerza y un destello de ira surgió en su interior. Solo fue un instante, pero llegó a ser suficiente para que su puño colisionase contra el espejo y lo rompiese en pedazos. Algunos cayeron al suelo, rompiéndose todavía más, mientras él observaba sus nudillos sangrar.
Su móvil seguía vibrando en su bolsillo trasero y probablemente los chicos le habrían mandado mil mensajes al no saber nada de él. No era justo que tuviesen que pasar por una experiencia así, les quedaba tanto por delante y eran tan jóvenes que temía que esa experiencia los marcase. Se sintió egoísta el pensar en sus sentimientos, pues NamJoon no solo había sido su novio, había sido también un hermano para los chicos. Sabía que sus espíritus estarían rotos y sus lágrimas agotadas, pero, ¿y él? Acababa de perder a lo que le mantenía cuerdo en medio de su caos y ni si quiera las botellas de alcohol que había sacado de la bodega de su padre le habían servido para deshacerse de su impotencia. Necesitaba, por una vez, pensar en él y solo en él. No podía cuidar de nadie estando totalmente roto y menos se iba a permitir hacer más daño del que ya había causado. Se convenció de que no estaba mal ser consciente de su situación por una vez. Sus piernas acataron sus órdenes por una vez y consiguió ponerse en pie. Casi no tenía fuerzas ni siquiera para soportar su propio peso, pero logró avanzar los cinco pasos que le llevaban hasta su baño. Se encerró en él y sus rodillas cedieron, acabando nuevamente en el suelo mientras un agudo dolor se extendía por su espina dorsal.
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One Shots || BTS
RandomEl título lo dice todo, One Shots de los miembros de BTS. •Mayoritariamente parejas homosexuales. •ᴀʟʟ ᴏꜰ ꜱᴛᴏʀɪᴇꜱ ᴀʀᴇ ᴏꜰ ᴍʏ ᴏᴡɴ ᴄʀᴇᴀᴛɪᴏɴ, ɪ ᴅᴏɴ'ᴛ ᴀʟʟᴏᴡ ᴄᴏᴘɪᴇꜱ ᴏʀ ᴀᴅᴀᴘᴛᴀᴛɪᴏɴꜱ ᴡɪᴛʜᴏᴜᴛ ᴘᴇʀᴍɪꜱꜱɪᴏɴ.