𝕻𝖊𝖖𝖚𝖊ñ𝖆 𝖉𝖊𝖒𝖔𝖓𝖎𝖔 { 𝕿𝖆𝖊𝕶𝖔𝖔𝖐 }

509 14 24
                                    

El aire de la noche era más gélido, pero a él lo ayudaba a despejarse. El sueño lo había abandonado hacía horas ya y, con una manta y una sudadera, se había movido hasta el salón, donde había abierto una ventana para poder respirar un poco de aire puro. El invierno había llegado con fuerza, pero aún así escuchaba el sonido de los grillos cantando en una noche nublada que amenazaba con pasar a lluviosa.

Sonrió, con tranquilidad. A pesar del mal tiempo, su emoción era bastante visible al ser aquel un día especial. Nunca había sido bueno con las fechas, era cierto, pero aquella nunca se le olvidaría por nada del mundo. Todavía no podía creer que estuviesen pasando un año más juntos, si no había asimilado todavía que después de tanto tiempo siguieran enamorados. Después de todo, era difícil de comprender como es que habían llegado a vivir lo que ahora estaban viviendo. Era extraño pensar en que, con solo dar unos cuantos pasos, podría tocarlo y abrazarlo para dormir a su lado, aunque eso ya lo hubiese intentado aquella noche, sin éxito. Era casi imposible pensar en que, al despertar, podría darle su regalo físicamente, no a través de un teléfono que fuese su única vía de comunicación. Le solían decir que ese tipo de relaciones nunca funcionaban, que acabarían rindiéndose y solo le harían daño, pero ellos eran la prueba de que siempre había una excepción. Era doloroso, claro que sí, pero el resultado había valido la pena. Cada lágrima, cada noche en vela, cada sentimiento de impotencia, todo había valido la pena porque ahora, estaban juntos, más que nunca.

« 🖤💜 »

Entró en sus mensajes todavía no leídos, que eran unos cuantos debido a que no solía tener demasiado tiempo para mirarlos por las mañanas. Mientras descendía poco a poco por aquellos chats, algo captó su atención por completo. El chico con el que últimamente había estado hablando había salido del grupo de rol, y se extrañó por unos instantes. No lo conocía de nada, pero le había parecido bastante agradable, por lo que se preocupó. Él era bastante curioso, siempre buscaba una explicación para todo, y si no la tenía solía frustrarse bastante. Por lo tanto, entró en su contacto, y sus dedos comenzaron a escribir un mensaje con el cual nunca conseguía quedar conforme. Jamás había hecho algo como aquello, siempre le habían advertido sobre los peligros que conllevaba el hablar con desconocidos de Internet, pero aquella vez quería realmente preguntar si había algún problema. Suspiró, rascando su nuca para pensar en lo mejor que podía escribir, y envió el mensaje antes de poder arrepentirse. Que poco consciente era de que ese simple gesto, le iba a cambiar la vida.

"¡Hey! Vi que saliste del grupo, ¿está todo bien?"

« 🖤💜 »

Al rededor de la luna, las estrellas brillaban como si quisiesen opacarla, mas era bien sabido por él que el resplandor de la luna no podría ser jamás eliminado porque era único, enigmático y realmente maravilloso. Sin embargo, conseguían un perfecto balance que le recordaba a JungKook. Un ángel perfecto, bondadoso, amoroso con los suyos, generoso y realmente bello, pero un demonio con aureola que usaba como distracción.
Él jamás había idealizado el amor, y mucho menos con JungKook. El chico no era perfecto y no iba a serlo, pero para él amar era hacerlo en todas las ocasiones. En aquellas en las que era débil y en aquellas en las que podría acabar con un ejército él solo. Amaba sus defectos tanto como sus virtudes, sus caras ocultas, oscuras, y su brillo único, resplandeciente. Amaba cada pequeña parte de él, desde la primera hebra negra de su cabello hasta la punta del dedo gordo de su pie. Sus ojos marrones comunes pero especiales, sus lunares, su nariz, sus labios finos, su cuello, sus manos, sus hombros, sus muslos... Todo aquello que conformaba a JungKook física y psicológicamente era venerado por él.

« 🖤💜 »

Al ver un mensaje reflejado sobre la pantalla de su teléfono, sonrió. Con tan solo ver el nombre del contacto sabía que sería algo que lo hiciese feliz. Dejó caer su espalda sobre el colchón de su cama y desbloqueó su móvil, con algo de emoción. Tras unos meses hablando, entre ellos había surgido algo imposible de explicar con palabras, algo que los llevaba desde un extremo a otro en cuestión de segundos. Lo explicaría con el término "gustar", pero era un poco más difícil. Sus sentimientos a veces resultaban indescifrables incluso para él, pero desde luego pudo afirmar que lo primero que sintió al ver una foto en sus notificaciones fue euforia. Abrió el chat que mantenía con aquella persona y con ello, la foto fue revelada ante sus ojos. Tuvo que observarla bien varias veces antes de caer en la cuenta de lo que verdaderamente sucedía.

One Shots || BTSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora