4 | ¿A salvo?

4.7K 540 95
                                    

Capítulo 4: ¿A salvo?

✩ ─── 「༻ ☪ ༺」─── ✩

Dakota

La puerta se abrió lentamente después de cinco minutos en los que estuve prácticamente aguantando la respiración. Trataba de no respirar o hacer algún ruido que delatara mi presencia pero eso no sirvió de nada.

Cuando vi que un arma apuntaba en mi dirección comencé a temblar levemente y las lágrimas recorrieron mis mejillas.

El arma dejó de estar en mi campo de visión e hizo que me enfocara en el hombre que la sostenía. El hombre se veía alto y atractivo a la vista, su cabello era de un rubio sucio muy bonito y sus ojos de un verde muy hermoso. Portaba un traje negro a la medida y un reloj que adornaba su muñeca acompañado por unos guantes negros.

La manta hecha tirones no me hacía sentir lo suficientemente cubierta y la vergüenza y el miedo se colocaron a flor de piel cuando su mirada incrédula se posó en mi.

—N-no me mates por favor —pedí en un susurro mientras que las lágrimas seguían corriendo.

Él miró la habitación repasándola hasta que se volvió a enfocar en mi y negó un par de veces sin poder creer lo que veía.

—No te voy a matar —dijo mientras se volteaba y le entregaba el arma a un hombre detrás de él que no podía ver —vengo a ayudarte.

Negué repetidas veces mientras me pegaba un poco más a la pared. Observé con pánico como él se quitaba la chaqueta de su traje y empecé a gritar.

—¡Otra vez no! ¡Ayuda! —mis gritos eran uno más fuerte que el otro.

El terminó de quitarse la chaqueta y negó. La colocó en una esquina del colchón y levantó las manos dando a entender que no haría nada.

Yo paré mis gritos y lo observé aún con la desconfianza plasmada en mi rostro y movimientos.

—Oye, tranquila ¿si? Estás a salvo, yo no te haré daño —sus palabras eran calmadas y cuidadosas, como si le estuviese hablando a un niño.

—¿A salvo? —pregunté en un susurro.

—Sí, supongo que tus gritos fueron con la intención de ser escuchados —asentí —alguien los escuchó y me lo dijo a mí para que te viniera a rescatar, repito, estas a salvo -—él intentó acercarse pero me pegué de la pared por puro reflejo.

Él se quedó mirándome unos segundos directo a los ojos y sonrió.

—¿Me dejas quitarte eso del tobillo? —negué —¿No quieres salir de aquí? ¿Darte una ducha? ¿Comer algo? —asentí lentamente, sabía que mis ojos estaban brillando en ese momento, pero el pavor a que me tocara me hacía querer quedarme ahí.

—Trataré de tocarte lo menos posible mientras te quito eso y así podré llevarte a un lugar mejor donde podrás ducharte y tener lo que necesites —su paciencia me impresionaba.

Toda mi vida me obligaban a hacer las cosas a base de golpes o en contra de mi voluntad y que él tuviese esa paciencia en un momento como este hizo que estirara mi pie derecho en su dirección.

GraceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora