9 | Embarazada

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Capítulo 9: Embarazada

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Grace Morgan

Cuando terminamos de recorrer el túnel quedé sorprendida por lo que mis ojos observaban. Habían tantos autos en aquel lugar que mi boca se abrió en forma de O por varios segundos.

—Wow —fue lo único que pude soltar.

—Si, son muchos —dijo mientras se rascaba la cabeza de forma nerviosa.

—¿Cómo terminaste siendo narcotraficante? —pregunté mientras salía del auto.

Él salió del auto y se posicionó a mi lado para luego comenzar a andar.

—Mi padre lo fue antes que yo, su padre antes que él y su abuelo antes que su padre y así sucesivamente. Siempre he vivido en este mundo y al ser el mayor de dos hijos me tocó a mi continuar el legado —asentí comprendiendo.

—¿A quién se le ocurrió lo de la otra empresa como tapadera? —sus ojos me observaron unos segundos y yo miré al frente para percatarme de que aún faltaba un poco para llegar a las escaleras.

—A mi padre —dijo de forma cortante.

—¿Dónde está él ahora?

—Muerto —dijo sin más.

—Oh, lo siento —lo observé y lo vi negar mientras soltaba un suspiro.

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La casa era enorme y mucho más lujosa que la otra en la que vivía. Habían personas limpiando y cuidando de la casa todo el tiempo. Alexander simplemente subió las escaleras, tomó un auto de la cochera y salimos por la puerta delantera como si hubiésemos dormido y despertado ahí.

Se le veía tan acostumbrado a lo que hacía y al parecer también le gustaba.

Hacía cinco minutos que habíamos parado en un lugar de comida rápida y ya había pedido lo que comería, pero Alexander seguía en su mundo, tal vez por las preguntas que le había hecho.

Y en ese momento me reprochaba el ser tan inoportuna y despistada como para no darme cuenta de que le afectaba hablar de eso.

En cuanto escuché mi nombre salir por los parlantes me levanté de la mesa al lado de la pared en la que me encontraba con Alexander observando cómo viajaba a través de sus pensamientos.

Caminé hasta el mostrador y tome la bandeja en mis manos inhalando todo el aroma que desprendía aquella comida. De solo pensar en que la comería mi boca se hacía agua.

Me senté de vuelta en la mesa y sin meditarlo mucho retiré el papel y di el primer mordisco, un gemido de satisfacción escapó de mis labios y una sonrisa los surcó.

No se cuanto tiempo pasó, pero para mi fue muy rápido, aunque lo suficiente como para haberme comido las dos hamburguesas.

Observé a Alexander y este ya no estaba distraído, de hecho, en ese momento me observaba con una sonrisa que dejaba al descubierto no solo sus perfectos dientes, sino también sus bonitos hoyuelos.

—Eso fue maravilloso —dije antes de dar un sorbo largo a la bebida.

—De seguro sabía mejor porque tenias días sin comer —mi rostro perdió el color y evité mirarlo —me doy cuenta de todo lo que sucede a mi alrededor, Grace.

GraceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora