Grace

10 | Aborto "espontáneo"

Capítulo 10: Aborto "espontáneo".

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Grace Morgan

Abrí mis ojos a mitad de la noche por una anormalidad que estaba sintiendo. Las sábanas estaban mojadas y sabía que no era orina ni sudor.

Supuse de inmediato que el periodo me había llegado, pero era algo poco probable que me llegara con tanto sangrado si estaba embarazada, lo más probable es que me llegara un pequeño sangrado, no uno tan grande como para empapar las sábanas.

Me levanté de la cama rápidamente y encendí la luz para observar las sábanas repletas de sangre, al ver eso corrí hasta el baño para retirar mi ropa y poder darme una ducha, pero antes de poder hacerlo un fuerte dolor cruzó todo mi vientre. Con un grito me dejé caer al piso.

El dolor era peligrosamente fuerte y en verdad estaba asustada. Los cólicos menstruales no eran así de fuertes.

Intenté gritar pero el dolor era tan insoportable que apenas respirar podía. Definitivamente tenía que buscar ayuda, así que con la poca fuerza que poseía me comencé a arrastrar fuera del baño hasta la mesita de noche.

El pequeño espacio que me separa de ella se hizo muy largo. Pequeños gruñidos y jadeos escapaban de mis labios en un intento de controlar el dolor insoportable que sentía.

En cuanto alcancé la mesita de noche abrí el primer cajón y saqué la pistola de él, luego apunté hacia la pared y disparé dos veces.

Luego solté el arma y con un suspiro me dejé caer en la inconsciencia.

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—¿Y estará bien?

—Lo estará.

Abrí mis ojos lentamente mientras escuchaba voces distorsionadas de personas que no lograba identificar.

Al abrir mis ojos me encontré con Alexander y la doctora manteniendo una charla que suponía se trataba de mi.

—Despertaste —restregué mis ojos perezosamente.

—¿Qué sucedió? —interrogué con voz ronca.

—¿Cómo explicarlo? —se preguntó a si mismo.

—Solo dilo y ya está —aclaré mi garganta y la doctora me pasó un vaso de agua al notar que me hacía falta.

—Tuviste un aborto espontáneo —devolví toda el agua que tenía en la boca devuelta al vaso.

—Al menos no la escupió —susurró la doctora pero pude escucharla.

—¿Aborto? —él asintió y por feo que suene me sentí aliviada, no fue mi culpa, simplemente pasó —ósea que ya no estoy embarazada —y sonreí porque ni ese niño ni yo sufriríamos más.

—Ya le di las indicaciones a Alexander, dentro de un par de horas te podrás ir a casa —asentí hacia la doctora y ella salió velozmente de la habitación.

—¿Cómo te sientes?  —asentí lentamente indicando que me encontraba bien.

—¿Y ahora qué? —interrogué de manera directa.