Capítulo 14: Grecia.
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Grace Morgan
Había sido algo difícil esquivar a toda la seguridad que poseía la casa, pero como estaba estrechamente relacionada con los turnos y el perímetro que cubrían pude escapar.
Media hora después de una exhaustiva caminata me encontraba en el barrio chino de la ciudad. Estaba ahí por las peleas clandestinas que se organizaban en un almacén abandonado. Necesitaba descargar todo mi odio con una persona que buscara eso, golpes. Porque era lo único que daría esa noche.
Algunas personas me observaban con el reconocimiento brillando en sus rostros. Tal vez porque me vieron figurando en revistas y periódicos junto a Alexander, o tal vez porque me recordaban de hace cinco meses cuando empecé a traer la mercancía que se vendía en las calles del barrio chino, algo poco probable, pero posible.
Sin meditarlo mucho ingresé en el almacén en cuanto estuve frente a él. Estaba todo en silencio, pero solo porque el ring se encontraba en la parte de abajo del lugar. Sabía de este lugar únicamente por mi mejor amigo que me había traído unas cuantas veces antes de morir.
El hombre que atendía la entrada al subterráneo me sonrió en cuanto me vió, era seguro que reconocería a la chica asustadiza que entró por primera vez con uno de los chicos más intimidantes del lugar. El rey de las peleas clandestinas. Así era como le decían. Inmediatamente sacudí mi cabeza intentando olvidar esos momentos que ahora eran algo doloroso para mi.
El lugar atestado de alcohol, drogas y muchas personas no me importó. Yo iba con una sola misión y era olvidar.
Las peleas del lugar consistían en lo siguiente. Mujer contra mujer y hombre contra hombre; si te conviertes en la ganadora de todas las mujeres podías elegir entre pelear con otros hombres hasta llegar al ganador de todos ellos o dejarlo hasta ahí y tomar tu dinero. A base de empujones llegué hasta el presentador el cual se encargaba de organizar las peleas, me inscribí en la lista colocando mi peso y estatura y esperé a que pronunciara mi nombre a través de los parlantes.
Media hora después sucedió.
—Nuestra peleadora competirá contra su última contrincante. Grace —alargó mi nombre de forma grotesca, pero algo emocionante.
La mujer con la que iba a competir había ganado contra todas las demás. Era alta y muy fuerte y una ventaja para mi, pues sus movimientos eran lentos.
Si ganaba contra ella podría competir contra lo hombres, y esa era mi meta.
Cuando estuve frente al ring me quité la chaqueta escondiendo el arma en medio de ella, retiré mis botas y entré al ring por medio de las sogas que lo rodeaban.
¿Tenía posibilidades de ganar? Claro que si, me había sometido a un entrenamiento riguroso de pelea sucia con la que podía ganar por cualquier medio.
En cuanto la pelea inició la mujer se abalanzó contra mí y yo solo me dediqué a esquivar los primeros diez minutos intentando cansarla hasta que lo conseguí y con tan solo tres golpes logré hacerla caer y colocarle una llave logrando que se rindiera.
En el momento en que me iban a declarar como ganadora la policía apareció y era obvio que todo se descontroló.
Solté a la mujer y corrí por mis cosas, con zapatos en mano rebusque entre la chaqueta el arma y disparé hacia el techo para que todo el mundo corriera en dirección contraria a la mía. Cuando estuvo limpio me adentre en un pasillo oscuro y al final encontré una pequeña ventana que daba a unas escaleras alternas, al subirlas aparecí dentro de un basurero vació. Cerré la pequeña ventana una vez arriba y con cuidado salí del basurero me coloqué los zapatos, el arma y la chaqueta y salí del callejón como una chica común y corriente.
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Grace
General FictionSobrevivir en un mundo hecho para destruirla fue su mejor hazaña, pero ella quería vivir, no sobrevivir. Servir tampoco era su destino. Ella estaba hecha para reinar y lo haría, aunque tuviese que pasar por encima de ese mundo de traiciones en el q...