6 | Grace Morgan

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Capítulo 6: Grace Morgan

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Dakota

—Oye, tranquila, todo estará bien ¿si? —negué varias veces mientras me ponía de pie.

Mis piernas fallaron por unos segundos y Alexander intentó ayudarme agarrándome de mis antebrazos pero yo lo aparté de un manotazo.

—¡No me toques! —él levantó ambas manos y se alejó un par de pasos de mi.

—Lo siento —yo negué mientras recuperaba la compostura.

—¿Qué voy a hacer si estoy embarazada? —cuestiono

—Eso lo veremos más adelante, ni siquiera estamos seguros y si lo estás, pues yo te ayudaré en todo ¿sí? Por ahora no te preocupes por ello —asentí varias veces y me sequé las lágrimas.

—Está bien —él recuperó esa sonrisa que siempre me daba y observé a la señora sonreír un poco.

Su cabello era castaño y sus ojos marrones muy lindos, su piel era trigueña y con escasez de arrugas.

—Ve a ducharte, te llevaré ropa en unos minutos ¿recuerdas el camino? —asentí y caminé hacia el pasillo por el que había venido.

No era difícil, pues aunque la planta de abajo era grande no tenía muchas puertas.

Al llegar a la puerta blanca de la habitación la abrí y la cerré detrás de mí una vez entré. Caminé hasta el baño y me adentre en él para tomar una ducha.

No dejaba de pensar en la probabilidad de tener un bebé. Sabía que cabía la posibilidad, me habían explicado a la perfección el proceso de fecundación en una de las clases del orfanato.

No quería tener a un bebé y menos de esos hombres, de solo pensar en ellos el asco me invadía y me daban ganas de cortarme la piel con la intención de borrar sus huellas en mi.

Velozmente me adentre en la ducha y mojé todo mi cuerpo para luego enjabonar y después enjuagar la espuma.

Repetí el mismo proceso de ayer secando mi cuerpo y luego cepillando mis dientes para minutos más tarde salir envuelta en una toalla y encontrar una muda de ropa sobre la cama.

Consistía en un pantalón verde, una camiseta blanca y un par de zapatillas de deporte negras y claro; ropa interior.

Me puse todo y noté que las zapatillas me quedaban un poco grandes, pero era eso o quedarme descalza como venía haciendo hacía mucho tiempo.

Una vez con la ropa puesta revisé mi cabello y como no tenía con que amarrarlo realicé una trenza la cual me llego hasta el final de mi espalda.

Justo cuando iba a salir de la habitación un par de toques se escucharon. Fui a abrir y me encontré con Alexander.

—Necesito que me acompañes —asentí y lo seguí de cerca una vez más a través de los pasillos.

Sus pasos se detuvieron en lo que yo suponía era la sala por los muebles que habían. Eran cuatro de color negro y en medio una mesa baja de cristal.

—Siéntate —me indicó el sofá para dos personas y él se sentó en el de al lado para una sola persona.

En la mesa baja se encontraba un aparato que ya había visto antes, pero que no sabia exactamente para que era y estaba junto a una computadora pequeña.

—Bien, esto es para saber exactamente quién eres —asentí entendiendo —pon uno de tus dedos aquí y déjalo presionado unos segundos.

Hice lo que me pidió y coloqué mi dedo índice en el aparato, él emitió unas lucecitas que de cierta forma escaneaban mis dedos.

GraceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora