Grace

21 | Eres lo máximo

Capítulo 21: Eres lo máximo

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G

race Morgan

Con un suspiro bajé del avión sin poder resolver la situación que me estaba carcomiendo la cabeza. Luego de haberme despedido de Grecia volvimos al hangar y al subir al avión solo pude pensar en cómo coños podría conseguir suficiente dinero para darle una buena vida a mi hermana.

Muchas opciones pasaron por mi cabeza, pero ninguna era posible.

Al llegar casa era muy de noche y solo pude dirigirme a mi habitación sin siquiera comer algo y lanzarme a dormir hasta el otro día.

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Desperté muy temprano de la mañana  sin poder tardar más tiempo en aquella cama. Hice mis necesidades y después me duché para luego colocarme un pantalón de cuero negro, un top blanco que dejaba parte de mi estómago a la vista y una botas bajas. Amarré todo mi cabello en una coleta y procedí a salir fuera de la habitación sin maquillarme. Recorrí los pasillos hasta la otra escalera que iba al tercer nivel donde se encontraban las habitaciones de los Raffaelo. Me acerqué hasta la de Christofer y toqué un par de veces esperando una respuesta.

La puerta se abrió dejando ver al hombre sin camiseta y con tan solo unos boxers cubriendo su cuerpo. Quise cerrar los ojos, pero debía admitir que la vista era más que satisfactoria.

—Yo... —quise hablar, pero las palabras simplemente no salieron.

Él se hizo a un lado para dejarme pasar y yo dubitativa lo hice. En cuanto entré la puerta se cerró detrás de mi y me volteé para observar como tomaba un pantalón de chadal y se lo colocaba pausadamente. Luego entró al baño y luego de unos minutos salió secándose el rostro con una toalla.

La habitación estaba poco iluminada, pero si lo suficiente como para observar al hombre frente a mi, todo estaba perfectamente ordenado, excepto la cama de la que supuse lo había levantado.

—Te escucho —dijo con una voz ronca que hizo estremecer todo mi cuerpo.

—Necesito comenzar a trabajar, sé que dijiste que debía terminar mi entrenamiento, pero de verdad lo necesito, aunque sea haciendo algo de menor importancia, pero que por lo menos me dé dinero —él me escuchó atentamente todo el tiempo. Pero al terminar no dijo nada, solo se cruzó de brazos logrando que todo sus músculos se marcaran. Aunque sus abdominales se marcaban si tan siquiera mover un dedo.

—Por tu hermana —afirmó.

—Tengo que pagar el hospital del que saldrá en un mes y luego de eso quiero que ella sea feliz, quiero llevarla a una ciudad donde pueda estudiar, tener amigos, encontrar el amor, todo eso que yo no quiero hacer —expliqué.

—Hoy harás tu primera entrega y no, no tienes que ir como una motera —explicó.

Quise reír, así era como literalmente vestía para hacer las entregas de Alexander. Botas, chaqueta, y todo de negro.

—Será a las 8 de la noche en el bar Caríelo, es propiedad del que solicita las armas y el lugar estará adecuado para la ocasión. Si la cosa sale bien tendrás el 20 porciento de las ganancias  —asentí varias veces mientras lo veía acercarse hasta su mesita de noche —esta es la lista de lo que el hombre necesita, ve y encárgate de que esté todo en las bolsas.