Capítulo 24: ¿Eso es querer, Grace?
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Grace Morgan
El sonido que provoca el arma al ser disparada resonó en toda la habitación ocasionando un leve pitido en mi oído.
—Te juro que lo que te voy a decir es la verdad —dijo atropelladamente al darse cuenta de que la bala no le había tan siquiera rozado.
—¿Yo cómo se que es verdad? —interrogué lentamente bajando el arma.
—Porque sé que me vas a matar y aún así me he arriesgado a venir aquí. No importa, se que me vas a escuchar.
Iba a protestar, pero simplemente guardé silencio y me dediqué a escuchar al hombre que me había violado por primera vez. A ese hombre que había tenido la iniciativa de profanar mi cuerpo y destrozar mi alma.
—Alexander sabía de ti desde antes de llegar a aquella casa. La señora de la casa de acogida le informó acerca de tu llegada a ese lugar, te estuvo observando durante meses a ver si eras la candidata adecuada —quise reír ante sus absurdas palabras, pero una palabra en especifico llamó mi atención.
—¿Candidata? —pero él simplemente ignoró mi pregunta y continuó con su supuesta verdad.
—Cuando saliste él se enteró y nos envió a buscarte para la fase uno —quise preguntar de que se trataba todo eso, pero preferí dejar que continuara y tal vez al final entendiese todo —encontrarte y llevarte a aquella casa —soltó un suspiro mientras lo que creía eran lágrimas bajaban por su rostro —nos ordenó romperte de todas las formas posibles, pero no pudimos.
—¿No pudieron? —pregunté indignada —¡si me destruyeron! ¿Qué más querían? —grité casi colapsando al recordar toda mi maldita historia.
—No logramos romper tu espíritu, ese seguía intacto —declaró —una vez superaste la fase uno él se encargó de rescatarte y hacerte creer que era tu salvador. Te hizo creer que a su lado estabas a salvo y ni siquiera te diste cuenta de que fue él quién provocó tu aborto —sus ojos se clavaron en los míos analizando mis reacciones —él desde que te conoció te confesó a que se dedicaba, pues él no quería cometer el mismo error dos veces ¿no? —río amargamente mientras organizaba sus ideas —tu decidiste entrar al mundo de la mafia por las buenas y ahí superaste la fase dos.
—Lo que me estas diciendo no puede ser cierto —dije dejando que las lágrimas corrieran por mis mejillas.
—¡Si él te hubiese querido de verdad no te hubiesen torturado de esa manera en los entrenamientos! ¿Se te olvidaron las veces que pasaste horas en la piscina con hielo? ¿Las veces que te cortaron por hacer algo mal? ¿Cuándo dormiste en la jaula de los perros junto con ellos, como si fueses una? —quise callarlo, pero las palabras de Christopher resonando en mi cabeza me detuvieron —cuando pasaste tres días encerrada en el sótano sin agua, sin comida y en completa oscuridad ¿eso es querer, Grace?
—Él no sabía como me estaban entrenando —dije intentando justificarme, apegarme a lo único que tenia para no desmoronarme.
—Es su casa, su mafia y su deber saber que demonios te hacían y lo sabía, así que no te confundas —él soltó un suspiro e hizo una mueca haciéndome saber que le dolían los golpes que tenía —la fase tres consistió en saber que tan leal eras. Todo ese tiempo con Carter solo sirvió para ver como te desenvolvías, pues él te quería a su lado y así fue, te puso en su anillo de protección más cercano y te metió a sus dos mundos ¡hurra! —rié —y te enamoraste de él, le aguantaste lo del aborto, que no te dijera que yo seguía vivo, incluso pusiste tu vida en peligro para salvarlo en aquella carretera, estabas en sus manos y no lo sabías, lo único que no perdonaste fue que quisiera a alguien más, y no era así, el no quiere a nadie más que a él, así que no superaste la fase cinco, tal vez lo hubieses hecho sino hubieses tenido a los Raffaelo, pero ya vez como están las cosas.
—¿Con qué fin? —susurré.
—Si no tienes personas leales en este mundo se irán con el primero que le ofrezca dos millones más que tu, tu ibas a serle leal porque lo considerabas tu rey, tu héroe ¿no? —miré al suelo sin saber que contestar.
—¿Cuántos más? —él miró al suelo —¡Dímelo! —grité.
—Tres —y sus lágrimas volvieron a bajar —no sabes cuán arrepentido estoy —esta vez yo reí entre lágrimas.
—Debiste sentir eso hace mucho, no ahora ¿Qué les sucedió?
—El primero se ahorcó en la misma habitación donde estuviste, la segunda murió durante el aborto y el tercero se suicidó —comencé a reír sin poder evitarlo.
—¿Cómo demonios tu sigues vivo? —el miró al suelo.
—Will es mi hermano, me dice donde no estar —yo solté un grito de enojo y frustración.
—No quiero creerte —negué mientras llevaba ambas manos a mi cabeza una de ellas aún con el arma.
—Pero todo cuadra, Will te dejó escapar por algo, y es que estaba arrepentido igual que yo, perdóname —suplicó.
—Te vas a ir al infierno sin mi maldito perdón —levanté rápidamente el arma y disparé junto en su ojo izquierdo.
Miré el arma en mi mano y la lleve hasta mi cabeza en un rápido movimiento. Mis manos temblaban levemente, las lágrimas salían sin control alguno y el dolor en mi alma me estaba destrozando, no merecía la pena vivir con tanta mierda sobre mis hombros. No lo valía.
Con un suspiro bajé el arma y la tiré al suelo.
—Mi único objetivo era protegerlo, salvarle la vida —me dije en un susurro —ahora el único que tengo es destruirlo.
Sequé mis lágrimas antes de salir de la habitación, al hacerlo me encontré con todos observándome con pena. Y me odié por hacer que alguien sintiese eso por mi.
—Pensé que lo ibas a hacer —susurró Kendall.
—Romperte es más difícil de lo que pensé —comentó Bryan.
Y antes de que alguien pudiese decir algo más caminé hasta las escaleras para subirlas y correr hasta el bar, tomar una botella y correr hasta mi habitación pegando seguro.
Cuando le di el primer trago el liquido quemo por completo mi garganta haciéndome soltar un gemido seguido de una mueca. A ese le siguieron más hasta que ya no quemaba y las cosas dolían menos, hasta que ya no sentía ese dolor incesante y podía imaginar un vida perfecta mientras bebía.
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Nota
Espero les haya gustado.
Lo hice con mucho amor.
Los quiero mucho.
¡Comenten!
Darkness fuera.
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Grace
General FictionSobrevivir en un mundo hecho para destruirla fue su mejor hazaña, pero ella quería vivir, no sobrevivir. Servir tampoco era su destino. Ella estaba hecha para reinar y lo haría, aunque tuviese que pasar por encima de ese mundo de traiciones en el q...