15 | Te quiero

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Capítulo 15: Te quiero.


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Grace Morgan

Mis ojos pesaban demasiado como para poder abrirlos, pero necesitaba hacerlo ya que alguien tomaba mi mano con vehemencia.

Intenté abrirlos una vez más hasta que lo logré. Pestañee un par de veces hasta aclarar mi vista y dirigirla hacia el hermoso hombre que descansaba en la camilla mientras sostenía mi mano.

Con mi otra mano comencé a acariciarle el cabello suavemente con una sonrisa. Debía admitir que me encantaba, me gustaba mucho. Aunque sus decisiones acerca de mí no fueran tan buenas.

—Grace —susurró con una sonrisa al despertar.

—Hola —susurré.

—Me alegra que despertaras el doctor dijo que podrías tardar días en despertar, pero solo fueron horas.

—Soy muy fuerte —imite una pose ruda y él rié conmigo.

—Lo sé.

—¿Por qué lo hiciste? —su cuerpo se tensó al entender a qué me refería.

—Pensé que te estaba protegiendo, pero solo intentaba que no lo supieras para que no te alejaras de mi y te cerraras. De verdad lo siento, pero es que en ese momento parecías tan frustrada al no saber qué hacer y cuando te pregunté si querías abortar tu único problema había sido el remordimiento.

Asentí levemente comprendiendo.

—Lo entiendo y aunque no hayas tomado las mejores decisiones, gracias. Porque con ellas solo intentaste hacerme sentir mejor —extendí mis brazos hacia él y él me abrazó.

—Te quiero, Grace —me separé un poco de él para observar sus ojos y vi que lo decía muy enserio.

Sin que él lo viera venir junté sus labios con los míos en un pequeño roce. Pero que me hizo sentir incontrolables emociones. Me separé de él y llevé la manta hasta mi nariz evitando que el viera mi sonrojo.

—Oh, no, no puedes dejarme así —sonreí —debes descansar, te darán de alta en la mañana.

—¿Te vas a quedar? —él sonrió.

—Toda la noche.

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—Grace —bajé las escaleras deprisa al escuchar que Alexander había llegado.

Al bajar me encontré no solo con él, sino también con Kendal, mi hermano.

—Hola —saludó tímido.

—Hola —dije lentamente.

—Yo... te traje algo —enarqué una ceja algo incrédula.

Me acerqué a él para observarlo sacar una caja de detrás de él.

—Espero que te guste.

Tomé la caja de sus manos y la abrí de inmediato para encontrarme con algo sumamente hermoso.

—Ay por Dios. Un cachorrito. Es chiquitito —él sonrió sonrojado.

—Es número cero. Se va a quedar así de chiquitito —coloqué al perro devuelta en la caja y me acerqué hasta Alexander.

GraceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora