Grace

13 | Secretos al descubierto

Capítulo 13: Secretos al descubierto

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Grace Morgan

—Espera, espera ¿nuestra madre? —intervino Alexander.

Yo me levanté del suelo arreglando mi falda y medio refunfuñando.

—Seguro me dejaste marca  —le recriminó.

—Claro que no —dice mientras se pone de pie.

—¿Cuál es tu nombre?  —le pregunté despacio.

—¿No lo recuerdas?  —preguntó indignado.

—No recordaba ni el mío —le digo despacio  —por lo único que me empeñaba en recordarte era por esa promesa que me hiciste y nunca cumpliste —le reproche.

—Me fui con nueve años, no recuerdo que promesa fue esa —yo comencé a reír.

—Que volverías por mí, pero al parecer me olvidaste —negué varias veces y me abracé a mi misma intentando no llorar.

Me sentía horrible, pero intentaba no demostrarlo.

—Bueno, a lo que vinimos —dije frenando todo.

—¿Podemos hablar cuando se termine esto? —preguntó suavemente.

—No tengo nada de que hablar contigo —mi rostro se volvió frío y me moví para posicionarse junto a Alexander.

—Bueno, estamos aquí para hacer el registro de lo que ha pasado en estos meses, tomen asiento.

Todos nos sentamos y la reunión inició de forma amena, aún después de la pequeña pelea que se había llevado a cabo.

Luego de más o menos una hora todo acabó y nos levantamos de nuestros lugares para cada uno ir a destinos diferentes.

—Grace - me llamó —el nombre que nuestros padres me dieron fue Kendal.

Asentí sin darme la vuelta y seguí con mi camino fuera de la habitación. Salí tan veloz del lugar que tuve que esperar unos segundos fuera del lugar hasta que Alexander y Will salieran.

—No sabía que tenías un hermano —comentó Alexander mientras nos subíamos al vehículo.

—Lo tengo —susurré bajito.

—La verdad es que esa no me la esperaba —quise reír por como lo había dicho, pero simplemente no salió.

Me pegué a la puerta y fui mirando por la ventana intentando no llorar, esos minutos cerca de él habían sido tan difíciles para mi, no sabía cuanto lo había extrañado hasta ese momento.

—También tengo una hermana —susurré.

—Y al parecer no te gusta hablar de ella —esta vez una sombra de sonrisa invadió mis labios.

—Estas en lo correcto.

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—Estas maravillosa —susurró Liam con ojos brillosos.

—Gracias —pasé mis manos por la tela suave de aquel vestido negro.

Tenía mangas largas y un profundo escote en la espalda. Era ajustado hasta medio muslo y luego descendía con una enorme falda que arrastraba hasta el suelo.

Mi cabello estaba recogido en un moño de lado con diversas trenzas que lo adornaban y mis ojos resaltaban gracias al maquillaje sutil que Liam había logrado.