16 | Soy Grace, un placer

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Capítulo 16: Soy Grace, un placer.

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Grace Morgan

En cuanto estacioné el auto frente a la casa de mala manera, los guardias que estaban disponibles salieron en mi ayuda. Con cuidado y a la vez velocidad cargamos a Alexander hasta la camilla que estaba en la entrada y literalmente corrimos a la parte de atrás donde se encontraba una pequeña clínica. Esta había sido instalada para cuando los guardias tuvieran heridas evitar los cuestionamientos que les harían en un hospital.

El doctor nos prohibió la entrada a la habitación y no me quedó de otra que quedarme fuera esperando. Cuando veía entrar y salir a las enfermeras con cuantas cosas podían cargar me preocupaba más de lo que ya estaba. Con un suspiro me dejé caer por la fría pared hasta el suelo. Cerré mis ojos y le rogué a cualquiera que pudiese escuchar.

Rogué por la vida de Alexander.

Dos horas después las enfermeras comenzaron a salir con todo lo que habían entrado, minutos después salió el doctor y yo me puse de pie de inmediato.

—Ya hice todo lo debido, el señor estará bien, aunque no se cuando, solo hay que esperar a que despierte —llevé mis manos a mi boca con algo de emoción.

El doctor sin decir nada más recorrió el pasillo hasta la salida y yo me acerqué a la puerta. Tenía miedo de como el estaría, pero armándome de valor abrí la puerta e ingresé a la habitación. Alexander estaba en la camilla con más de dos cables conectados a su cuerpo, suponía que era para su monitoreo. Su piel estaba pálida y su rostro conservaba algunas manchas de sangre. Las lágrimas querían salir, pero no las dejé, sabiendo que el estaría bien.

Luego de un rato salí de la habitación y me encaminé hasta la casa, al entrar en la sala pude observar a Will, a él también lo habían herido, pero había sido solo en su brazo izquierdo.

—Will —lo llamé al verlo cabizbajo —¿Qué sucede? —pregunté con cautela.

El negó.

—Dime que sucede —prácticamente le ordené.

—Es que —frenó por unos segundos —es mi culpa que el jefe esté así —explicó casi llorando.

—No, no es tu culpa —él negó.

—Mi deber era protegerlo y no lo hice —pasó con fervor su mano por su rostro —debí morir por él y no dejar que pasara esto.

—No tenías cómo evitar que esas balas impactaran en su cuerpo, son gajes del oficio, Will, son cosas que pasan y no podemos evitarlas. Además, tu jefe estará bien, no tienes porque preocuparte.

Me acerqué hasta el sofá y lo abracé, a él no le quedó más que abrazarme desde abajo.

—¿Cuántos tiempo llevas protegiéndolo? —cuestioné aún abrazada a él.

—Desde que su padre estaba vivo —justo en ese momento me di cuenta de que no sabía nada de Alexander, ni siquiera sabia que uno de sus padres estaba muerto, ni siquiera sabia si había uno vivo.

—Lo has mantenido vivo todo este tiempo y aún sigue vivo, deja el drama Will. Se nota que lo quieres como a un hijo y él a ti como un padre, ambos deben entender la situación, principalmente tu, así que tranquilo.

Él asintió levemente y cuando pensaba decir algo más una figura algo desagradable entro en la habitación. Bueno, no era desagradable, era malditamente hermosa y eso era tal vez lo que me molestaba ¿O era el hecho de que había sido una de las amantes de Alexander?

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