Empecé moverme en la cama y al cabo de unos minutos decidí finalmente abrir los ojos, me quedé mirando al techo por un momento, perdido allí como si hubiese algo realmente fascinante en ese lugar, como sí esperase a que un milagro en forma de hada madrina lo atravesase en ese momento, me levanté y ví la hora en un viejo reloj que tenía desde muy pequeño por regalo de una generosa señora, yo resguardaba aquel objeto como si valiese oro o aún más pero es que realmente tenía gran valor sentimental para mí, pues esa señora me lo había regalado con tanto aprecio tras las palabras "Nunca dejes de soñar", unas palabras que realmente me devolvieron la vida en ese instante, recuerdo que ese día estaba pidiendo limosna junto a mi madre, le pedí a mi madre vender el reloj que en aquel entonces se veía bastante valioso, pero ella se negó a eso y aún lo conservo como un tesoro.
Me levanté y decidí ir a la cocina a preparar algo para comer antes de irme, tenía un poco más de apetito, así que comí un poco, no la cantidad que acostumbro pero sí lo suficiente como para calmar el hambre que me invadía, recordé que tenía tareas para hacer aún así que me puse a realizarlas y avanzar lo más que pude, aunque no logré hacerlas todas, me detuve a las 11:45p.m., tomé mis llaves y salí de la casa, una lágrima que rápidamente limpié resbaló por mi mejilla, un suspiro salió de mis labios, ya venía otro de esos horribles momentos, me coloqué la capucha del abrigo y me dispuse a caminar con dirección al lugar de encuentro, caminé por las frias y solitarias calles con el espesor de la noche reinando en cada rincón de esta, con el remordimiento y el miendo reinando en mi cabeza hasta llegar al lugar predestinado, lo miré y solté un suspiro, luego de esto entré a paso moderado y finjiendo seguridad, alcancé a ver a Chanyeol junto a un cliente, solo que estos estaban de espaldas a mí y el chico en cuestión se veia bastante joven por lo menos por detrás, llegué hasta donde estaba mi jefe y me detuve a una distancia prudente de ellos.
-Chanyeol...- cité parado lo suficientemente cerca como para que ambos me escucharan, inmediatamente ChanYeol se volteó y el chico se quedó de espaldas a mí, al parecer estaba muy ocupado viendo al stripper de la noche, que por cierto era hombre, este se vestía de tan solo unos calzoncillos bastante ajustados que se le entraban en el tracero, mostrando sus formados pectorales, unos exquisitos abdominales y unos bien trabajados musculos, y bajando un poco, haciendo notar el contorno de su pene, debo admitir que hasta yo me quedé viendo por un momento.
-¡JIN!- me gritó Chanyeol, lo cual me hizo quitarle la vista al stripper y ponerla en este aunque aún lo mira de reojo intentado prestarle atención a mi jefe.
-¿Ah?- dije totalmente sorprendido por el repentino grito ¿acaso estaba borracho o qué?.
-¡TE HE LLAMADO COMO CINCO VECES, PERO NO, TÚ ESTAS MUY OCUPADO SOBROSEANDOTE AL STRIPPER CON LOS OJOS!- me gritó esta vez, a lo cual yo me sonrojé- ¡MEJOR TE PONES A TRABAJAR YA, PUTA!- me gritó esta vez, haciendome quedar en ridículo en medio del lugar.
-O... ok- mis ojos se acuaron por lo impotencia, había sido humillado nuevamente, creo que ya debería estar acostumbrado, pero no lo estaba, pues es bastante difícil acostumbrarte a algo que realmente odias-.
-Así me gusta, ahora, te presento a tu cliente, JiHoon- el chico seguía embelezado viendo al sexy stripper que estaba sobre la tarima, ese nombre... ese nombre me sonaba familiar, jiHoon... ¿Dónde lo había escuchado?- ¡WooZi!- Citó esta vez ChanYeol, llamando inmefiatamente la atención de aquel chico y este se volteó.
-¿¡JIN!?- exclamó inmediatamente me vió- mierda, no puede ser- su piel había palidecido más de lo que ya de por sí era, sus ojos estaban abiertos a mas no poder, se reflejaba la sorpresa en ellos-.
-¿¡WOOZI!?- Yo también me había sorprendido de verlo aquí ese chico apenas tenía 16 años, no es que le lleve mucho, pero es que no me esperé ver a nadie menor de 17 aquí jamás.
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Homofobia // NamJin
Hayran KurguJin es un chico de 17 años, un chico con problemas económicos, y abandonado por su padre al nacer, obligado por su propia consciencia a tomar medidas sobre esta situación, y para ponerle la cereza al pastel, tiene gustos diferentes, en pocas palabra...