Prefacio

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Por mucho que doy vueltas en la cama e intento volver a quedarme dormida, el sueño ha decidido que fue suficiente por hoy. Abro un ojo esperando ocultarme de la luz incandescente por los rayos del sol, pero me extraño al ver que es tan mínima que indica estar más temprano de lo que creía. Estiro mi brazo para apagar la pequeña lampara que me acompaña todas las noches y agudizo mi oído para saber si Florecita ya ha llegado. Me acosté sin comer y mi estomago se siente bastante vacío.

Escucho algunos murmullos bastante acalorados en la planta baja y mi curiosidad me hace caminar a la salida intentando no ser percibida.

—¿Por qué todo últimamente tiene que ser como tú digas? —Es la voz de mamá.

—Por favor Lilian, no empieces y baja la voz. Sólo busco lo mejor para esta familia.

—Te estás equivocando y no sé qué tan tarde sea cuando te des cuenta de ello, no sé si mi paciencia aguantará para estar ahí —Mis ojos se abren en alarma por las palabras de mamá.

Camino lentamente por el pasillo hasta llegar a las escalas, no me escuchan porque están ensimismados en su discusión.

La expresión en el rostro de papá me duele, casi parece como si le hubieran sacado el aire de un fuerte golpe en la boca del estómago.

—¿Qué quieres decir con eso? —pregunta en un susurro dolido y da un paso hacia delante buscando el taque de su esposa. Ella retrocede y el aprieta sus manos en puños—. Todo lo que hago es porque los amo, busco su bienestar y seguridad... Me estás amenazando con que un día ya no estarás. ¿Qué pasó con el juntos por siempre, en las buenas y malas?

Mamá suelta un suspiro fuerte y niega con la cabeza.

—Estás imponiendo lo que crees para ti está bien, pero también tengo voz y voto en esta casa, debe pesar igual que la tuya. No pienso seguir dejándote pasar por encima de mis decisiones. Amor no significa aguantar y el machismo que ha vuelto a florecer sobre ti me está asfixiando.

—No digas eso, por favor... Estás siendo cruel y desagradecida. No es machismo, sólo busco protegerlas. Estás dejando todo lo que hago por esta familia, cada esfuerzo, centavo...

—No sigas —interrumpe mamá—, lo estás empeorando todo Jacobo. Insistes siempre en hacerte cargo de todos los gastos como el machista que eres, he pedido siempre dividirlos, incluso tienes las claves de todas mis tarjetas. Aquí el caso no es dinero -niega contrariada y parece a punto de explotar-. ¡Por Dios! Estoy cansada de discutir, hablaremos de esto después; pero escúchame algo: Julieth irá a esa universidad, quieras o no. Puedo ceder en todo menos arrebatarle su sueño de vivir toda esa etapa que tú y yo ya vivimos, lo hará como una chica normal. No me importará luchar contra el que sea, incluso contra ti. Sobre mi cadáver la enviarás a Estados Unidos o España si ella no lo desea y no me interesa seguir escuchando que es para protegerla, por lo menos aquí la tendremos cerca, estará en la universidad que desea y la que le hemos prometido durante años. Entrégale el sobre donde está la carta de admisión o en serio estaremos en serios problemas.

Las palabras de mamá me paralizan y la observo perderse en el pasillo al igual que papá mientras él permanece igual de inmóvil que yo.

Siempre ha sido sobreprotector, me ha querido encerrar como la princesita de un castillo, me ha dado todo lo que deseaba y amado incondicionalmente, cuando debía regañarme siempre lo hacía con amor y tacto, era el mejor papá del mundo. Era mi héroe. Desde hace unos meses todo ha cambiado.

Jamás creí que era el más interesado en frenar mis sueños de estudiar en la mejor universidad del país. ¿Hasta dónde piensa llegar?

Comienzo a descender las escalas y él ni siquiera me nota, está perdido en algún punto del suelo donde ha desaparecido su esposa. Mis ojos recaen en el sobre que hay en sus manos, es de los grandes. Sé lo que significa.

Nunca más un cuento de hadas [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora