Julieth
—Le juro que apretó mi mano y batió las pestañas. Sé que pudo oírme.
Alcanzo a escuchar la misma claridad y tono de voz de antes, pero no logro reconocer nada a mí alrededor. Incluso, estoy intentando abrir los ojos y erguir mi cuerpo. No puedo.
—Te creo, muchacho. Las personas en su estado logran tener actividad cerebral en algunos momentos, mucho más si estabas estimulándole la escucha y el tacto. No es posible determinar con certeza si de verdad pueden oír y entender, pero han ocurrido casos en donde la ciencia ha dejado de tener la última palabra. Muchos testimonios de personas que despiertan luego de un coma, aseguran que podían escuchar, así que sí, es probable que te haya escuchado y eso haya provocado un reflejo o movimiento automatizado. Sin embargo, eso no quiere decir que haya despertado. Los monitores no demuestran cambios y continúa inmóvil.
¿Están hablando de mí?
Quiero emitir sonido, pero la garganta me arde y la posición en mi espalda comienza a ser incómoda.
—Ella... nunca había tenido una reacción tan notoria.
¿Owen? ¿Es Owen? ¿Está bien?... ¡Oh por Dios! Está bien, está bien. Creí que... ¡Está vivo!
La presión en el tórax y las ganas de echarme a llorar son de felicidad pura. Quiero verlo, quiero abrazarlo, quiero retirar todo lo que dije ese... ¿hace cuánto fue? ¿Hace unas horas? ¿Ayer?
Me enfoco en lo que está sucediendo a mi alrededor y recuerdo las palabras del hombre que no logro reconocer... ¿Dijo en coma? ¿Cuánto llevo así? ¡Quiero respuestas, quiero moverme!
¡Maldita sea! ¿Por qué no puedo? ¡Necesito reaccionar! Tengo ganas de gritar, saltar, mostrarme eufórica... darle rienda a mis lágrimas sin importarme detenerlas. Pero mi cuerpo no reacciona, no responde. Esto es una sensación de impotencia desesperante.
—Se le ha estado disminuyendo considerablemente la dosis de sedante gracias a las recientes respuestas favorables que ha tenido, mañana tendrá otros exámenes para saber si podemos aplicar el antídoto y reversar el efecto de los sedantes. No pierdas la esperanza. Esto depende de ella, de su fuerza y capacidad para sanar... Puede ser que esté cerca de despertar, las personas no suelen hacerlo repentinamente. Esto se debe a que los efectos del medicamento que los mantienen en ese estado tardan tiempo en desaparecer del cuerpo y tienden a ir recuperando poco a poco las funciones del cerebro. Además, al despertar, lo más seguro es que se encuentre con discapacidades para el habla, la memoria y la movilidad; el proceso requerirá de rehabilitación fonoaudióloga, psicológica y kinesiológica, esperando no queden secuelas permanentes.
—Mi Julieth es la persona más fuerte que conozco —Eso lo dice una voz femenina y un tanto chillona—, despertará pronto y no habrá secuelas... Lo sé. —Solloza e inmediatamente la digiero... Cloe, mi Cloe.
¿Papá, mamá, mis simios? ¿Están bien? ¿Por qué no están aquí? ¿Y si ese mal nacido logró hacerles daño? No, no, no. ¡Necesito escucharlos!
Es exasperante tener que luchar en contra de mi cuerpo, de nuevo. ¿Por qué el sufrimiento no se acaba para mí y los míos de una vez por todas?
—Siempre ha sido una chica muy sana, puede que sólo sean unas semanas para volver a la cotidianidad y sin secuelas. Asimismo, el hecho de que la lesión cerebral no haya sido tan grave, me da pie para asegurar que existe una alta probabilidad de que todo saldrá bien para ella. Sin embargo, repito: Julieth tiene la última palabra.
Los que se encuentran a mí alrededor, parecen suspirar de alivio y esperanza.
»Bueno chicos, si no es más.... debo irme. Estaré pendiente —Hace una pausa—. Ah, y por favor llamen a sus padres, tal vez logren estimularla mucho más.
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Nunca más un cuento de hadas [Completa]
Romance[+18] Érase una vez una vida perfecta... Con una familia unida, una casa enorme, buena posición económica; mucha inteligencia, buenos talentos, personalidad, belleza; los amigos más incondicionales y el mejor novio... ¿Qué más podría pedirle a la vi...