Conociendo a papá, sabía que pondría mi regreso a la residencia en prueba y una motivación para comportarme bien en la fiesta de cumpleaños, o, de lo contrario, volvería a casa de manera indefinida. Y aunque me hierve la sangre tener que estar controlando cada uno de mis pasos para no enojar al Sr. Reynolds; desde que sé sobre la existencia de un posible peligro real, mi parte racional predomina y debo intentar hacer mejor las cosas. Debo resignarme que así será mi vida de ahora en adelante hasta que el tipo se canse u obtengamos pruebas suficientes para culparlo y volver apresarlo.
Al día siguiente del encuentro pasionalmente irresponsable con Owen, fui en compra de la pastilla y al consultorio de la ginecóloga de mamá, le pedí discreción dado que soy mayor de edad porque no quiero que mi padre se entere. Aproveché que llegó mi periodo esa mañana para que me aplicara la inyección como método de planificación. Debo esperar un mes a que se haga efectiva, pero tiene una duración de 90 días, así sería más fácil ocultar las citas y no debo sufrir con mi culo adolorido cada mes.
Sé que no debería ocultarle a Jacobo que planifico, al fin y al cabo, tengo 20 años, un "novio" y es mi cuerpo, pero ahora no quiero tener discusiones estúpidas e irracionales con él. En este instante, lo que importa es que he vuelto a la residencia, vuelvo a tener mi espacio sin sentir que podría ahogarme en algún momento.
—Hiciste una buena elección con Vanpers. No es muy grande, pero la música y los cócteles son geniales —asegura Brad cerrando la puerta de la habitación. Luego se acuesta en mi cama.
Vuelvo a secar el sudor de mi frente que no para de salir gracias al trote mordaz que acabo de realizar mientras intentaba seguirle el ritmo al cerebrito caliente. Una buena motivación fue ver esas piernas y ese culo firme delante de mí. Una excelente motivación.
Decido que el baño debe esperar mientras Cloe y Brad estén aquí, no es buena idea dejarlos solos.
Me siento en la cama de Cloe dándole la espalda a la dueña que está recostada en el espaldar y muy concentrada en su celular. Quedo de frente al energúmeno que tengo por amigo.
—Justamente la elegí por eso —respondo al alago por mi elección—. Entre ustedes, mis hermanos, sus acompañantes, algunos compañeros y los vecinos, no seremos más de veinte personas. ¿Para qué algo grande?
No me quejo por haber reducido mi círculo social hasta el punto de no tener una cantidad de amigos considerable para una fiesta por lo alto y encargarme de elegir a las personas que deseo tener a mi lado no fue fácil, pero bastó con alejarlos y ver quienes lucharon por volver a mí, esos fueron los reales.
En el colegio había un grupo modesto de nueve personas al que pertenecíamos Brad, Cloe y yo. La mayoría nos conocíamos desde niños, pero cuando Louis me engañó supe que cuatro de ellos sabían sobre los encuentros que tenía con su prima porque alardeaba con los chicos, los demás se burlaban de mis cachos cuando les daba la espalda. A ninguno le reclamé, sólo dejé de hablarles y ninguno buscó hablar conmigo o disculparse cuando supieron que me había enterado de todo.
Absolutamente no quiero más mentiras, más secretos y más sonrisas falsas. Siempre elegiré calidad sobre cantidad. Antes no lo entendía, ahora lo hago.
—Conmigo debería bastarte —La voz de Cloe me devuelve a la realidad—. ¿Qué pasa con el amor que te doy?
—Lo compartes con el dealer —señalo intentando provocarla. Sé que algo le pasa, ha estado extraña y decaída.
Su cuerpo se tensa tras de mí y me quedo observando la expresión seria de Brad que no aparta la vista del techo.
—Es sólo sexo —susurra.
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Nunca más un cuento de hadas [Completa]
Romans[+18] Érase una vez una vida perfecta... Con una familia unida, una casa enorme, buena posición económica; mucha inteligencia, buenos talentos, personalidad, belleza; los amigos más incondicionales y el mejor novio... ¿Qué más podría pedirle a la vi...