Capítulo 24

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—Nena —la voz de mamá es un murmullo cerca de mi oído.

Uhm —respondo restregando mis ojos y desperezando mi cuerpo.

El dolor punzante en mi cabeza me impide abrirlos, los siento pesados y bastante hinchados.

—Te he traído el desayuno y unas pastillas para que te mejores.

—Gracias mami, aunque no tengo hambre.

—Florecita me contó que ayer no cenaste, es medio día y tampoco has comido nada. Tu papá llegó con mucho entusiasmo de verte, pero dormiste toda la noche y sigues en ello, se fue preocupado a la oficina —Acaricia mi cabello—. ¿Pasó algo? ¿Quieres hablarlo?

No es cierto que dormí toda la noche. Apenas logré hacerlo cuando iban siendo las cinco de la mañana. Siempre me hacía la dormida cuando algún integrante de mi familia entraba porque no tenía ánimos para fingir que estaba bien y menos para contar algo al respecto.

Le pedí a Florecita decirles que no me molestaran y menos que alguien de afuera pidiera hablar conmigo, principalmente Owen. Sabía que en algún momento podría aparecerse en casa para saber qué había ocurrido conmigo... el vio cuando mi rostro se transformó y me quebré, vio la manera en la que mi llanto salió con fuerza.

Mi celular no paró de sonar entre mensajes y llamadas hasta que decidí apagarlo, negándome a leerlos o contestarle para dar explicaciones. Pienso dárselas, aunque no le diré la verdad y menos ahora, debo asimilarlo primero.

Desahogarme con mamá es una buena opción; aunque no pueda contarle todo y con plena sinceridad, sabrá aconsejarme.

Quisiera tener a Cloe aquí en este momento, pero ella ha estado bastante deprimida y encerrada en su mundo, no quisiera hacerla cargar con la mía. Por el otro lado está Brad, quien rara vez responde mis mensajes y su excusa estar ocupado cumpliendo recados de su madre, no le creo una mierda.

Tener a mis dos mejores amigos tan hundidos y sin saber qué hacer para ayudarlos, hace de esta situación menos llevadera. Brad de verdad me preocupa, estoy tentada hacerle una visita sorpresa y acorralarlo hasta que me cuente que sucede.

—Terminé con Owen —confieso.

—¡Oh, cariño! —Estira sus brazos—. Ven aquí.

Su abrazo ocasiona que nuevas lagrimas nublen mi visión y la punzada en mi cabeza se intensifica.

—¿Fue algo grave?

—El no... —carraspeo— fui yo. Me enamoré perdidamente de alguien que no siente lo mismo por mí. Desde un comienzo acordamos que seriamos algo para pasar el rato, nada más.

—¿Te lo dijo? —pregunta asombrada separándome de su hombro.

—No exactamente —Suelto un suspiro—. El punto es que no estábamos en la misma sintonía y decidí alejarme antes que terminara más dañada.

—Pero si estás fatal, mi niña.

—Gracias mamá —digo sarcástica.

Despliega una mueca nostálgica y apenada, luego vuelve abrazarme.

—Ese chico parecía quererte... por cómo te miraba, como hablaba con tu padre de ti, su ternura... Me decepciona mucho que no haya sido así.

«Era sólo deseo y compromiso para hacer creíble nuestra relación», pienso.

—Sólo sentía cariño.

—Llegará el indicado para ti, Julieth. Eres hermosa, inteligente y una chica asombrosa.

Nunca más un cuento de hadas [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora