De vuelta a la residencia, sólo somos Owen y yo en el auto. De nuevo abandonada por mis amigos.
Cloe terminó yéndose con un chico parecido al chupa limones con el que choqué, excusándose en que sólo sería liberación por la discusión pre-sexo con su ex que ni siquiera le permitió desvestirse. La hice prometer que volvería a la residencia porque no me siento tranquila con esas compañías.
Ya parezco mamá Julieth... Horrible, lo sé.
De alguna manera se me pega toda la paranoia de papá y las múltiples charlas de no relacionarme con personas así. Quisiera tener más rebeldía y simplemente probar la teoría de que tan malo podría ser, pero luego están mis propias convicciones e inteligencia, y se me pasa. Soy demasiado tonta para unas cosas, no para todas.
Para ese instante Brad ya había desaparecido y no supe a dónde se fue, no contesta su celular y también estoy preocupada por saber qué tanto y con qué frecuencia se está drogando. Si papá se entera es capaz de obligarme a dejar su amistad, lo desconozco tanto ahora que estoy segura que se atrevería a interponerse entre mi amigo de toda la vida y yo.
Sumidos en un silencio para nada incomodo, en donde mi cabeza ruidosa no deja de pensar en mis amigos y todos esos chicos extraños que rondan cada fiesta de la universidad, vuelve a mí el nombre que mencionó mi amigo. Sigo intentando recordar donde lo he escuchado o visto.
—¿Sabes algo sobre un tal, Callaghan Jones? —pregunto a Owen que parece muy concentrado en la carretera y en sus propios pensamientos.
La respuesta se demora en llegar mientras observo por la ventana. Pongo la vista en su perfil para saber el porqué de su silencio pero parece no haberme escuchado. Cuándo voy a repetirlo él se gira mirándome extrañado:
—Me suena, pero no. —Regresa los ojos al camino y sigue pensativo.
—Brad dijo que esos tipos vendiendo drogas trabajan para él, pero nadie lo ha vuelto a ver.
—Oh, sí. Ya recuerdo —Se aclara la garganta—. Es ese tipo que salió de la cárcel el año pasado; algo he escuchado. Lo relacionan con toda la venta de drogas en estos lados de la ciudad, fue por eso que pagó varios años de condena, pero ahora no han encontrado como vincularlo en el incremento de la venta. Incluso, el hecho de cómo salió de la cárcel es confuso y se ha mantenido en secreto, no se sabe quién hay detrás o las personas que ayudaron para atraparlo en un comienzo, menos, de quién lo ayudó a salir.
—Interesante —susurro—. Nunca me ha llamado la atención mantenerme informada con ese tipo de noticias, sólo leo artículos sobre naturaleza, arquitectura o música. Nada que tenga que ver con el lado oscuro del mundo, me da malestar y predispone. Supongo que hago mal, pero así soy.
Pasé mucho tiempo viendo solo el lado dulce y bonito del mundo, centrada únicamente en mi vida sin importarme nada más. Son manías difíciles de erradicar.
—Soy becado, debes suponer que no tengo mucho dinero y por eso conozco mucho del lado oscuro del mundo y de esta ciudad —señala y se remueve en el asiento—. ¿Por qué lees artículos de música? ¿Cantas? —pregunta y sus palabras salen aceleradas, cambiando de tema drásticamente.
¿Cree que le pregunté sobre las drogas porque supuse que no tiene dinero? Que estupidez. Quienes más tienen, más consumen y tampoco acostumbro a generalizar, no me gusta juzgar cuando no conozco nada de su vida.
Decido no ahondar más en el tema, no quiero inmiscuirme para no encariñarme. Poco me importa si tiene dinero o no, el hecho que sea becado sólo me hace saber cuan inteligente es y que ha tomado eso para salir adelante. Si es bueno en el Tenis o en la arquitectura, serán dos opciones que podrán darle buenos ingresos en algún momento.
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Nunca más un cuento de hadas [Completa]
Romance[+18] Érase una vez una vida perfecta... Con una familia unida, una casa enorme, buena posición económica; mucha inteligencia, buenos talentos, personalidad, belleza; los amigos más incondicionales y el mejor novio... ¿Qué más podría pedirle a la vi...