—¡Hey, tú! —respondo mientras presiono los libros y el portátil contra mi pecho en un agarre fuerte.
—Ven, no te vayas. Este es tu lugar.
Despliega una sonrisa tensa y mira a la chica como si quisiera decirle algo sin utilizar palabras.
Mis ojos caen en ella y presiono mi mandíbula al ver cómo está reparándome de pies a cabeza, luego baja del asiento y sonríe como si fuéramos las mejores amigas.
»Te presento a Gabriella, una vieja amiga de Toronto —dice Owen rompiendo el silencio—. Está viviendo aquí en Vancouver desde hace poco.
—Un gusto —declara la aludida y extiende su mano en mi dirección. Me quedo observándola a lo que ella mueve su cabeza negando divertida y se acerca para darme un beso en la mejilla—. Discúlpame, soy una tonta. Estás toda ocupada con eso. Ven, déjame ayudarte.
No me permite asimilar sus palabras y mucho menos responderle, cuando ya ha tomado las cosas de mis brazos para dejarlas sobre la pequeña mesa.
El coraje ha abandonado mi cuerpo y ahora sólo me siento algo desorientada. No sé cómo actuar ante tanta... ¿amabilidad? Permanezco observando los objetos sobre el escritorio unos segundos más.
Siento que he perdido mi escudo, lo que me ayudaba a esconderme. Ahora no se como ocupar las manos o centrar mi enojo y desconcierto en algo más.
—Vas a invitarme a la fiesta de hoy, ¿no es así?
Esa voz dulcificada me devuelve a la realidad y caigo en cuenta que parezco una tonta enmudecida.
—Si quieres ir ve, Gabriella —responde el cerebrito algo crispado, pero con ese tono pacífico con el que nadie se sentiría ofendido.
—Entonces le diré a otra persona que me invite —Owen se encoge de hombros—. ¡Vamos! Debes divertirte, ermitaño.
—Luego decido si iré, ahora debo preocuparme por estudiar.
—Está bien, los dejaré para que estudien —asegura la chica con voz cantarina y esta vez dirigiéndose a mí sin borrar la sonrisa.
Toca un mechón de mi cabello y tengo que obligarme a no apartarla de forma grosera.
»¡Eres muy bonita, Julieth! Espero verte luego.
Da media vuelta, no sin antes lanzarle un beso junto a una mirada dulce a su amigo.
Pude decirle que también es bonita y bastante a decir verdad, aparte de angelical y exótica con ese cabello naranja y facciones aniñadas, pero no me nace hacerlo. No voy a decirlo porque me atragantaría con las palabras... Simplemente hay algo en ella que no me agrada.
No confío en las personas que se muestran tan atentos... excesivamente atentos e invasores de espacio personal.
Avanzo para sentarme al frente de Owen sin mencionar una sola palabra y enciendo la laptop, muy dispuesta a pensar en otra cosa e ignorar a quien está en frente de mí. Por alguna razón tampoco quiero entablar alguna conversación con él.
Sin embargo, parece no entender el deseo de mi silencio y habla:
—Perdónala. Ella es algo... —Traga saliva y parece buscar la palabra adecuada en su cabeza—, habladora y muy sociable. Es sólo una vieja amiga, nos conocemos desde niños.
—Está bien.
—¿Sucede algo? ¿Por qué pareces...enojada?
—Sólo tengo mucho por estudiar, Owen. Déjalo. Tú también deberías concentrarte, porque tienes muchísima información que retener en un fin de semana.
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Nunca más un cuento de hadas [Completa]
Romance[+18] Érase una vez una vida perfecta... Con una familia unida, una casa enorme, buena posición económica; mucha inteligencia, buenos talentos, personalidad, belleza; los amigos más incondicionales y el mejor novio... ¿Qué más podría pedirle a la vi...