Lo he hecho jurarme una y mil veces que no volverá a caer con ese imbécil o yo misma iré a patearle las bolas... a ambos.
Ryan me convenció de ser más sensata y menos vengativa porque su secreto también podría verse expuesto si delataba a esa escoria. Estaba muy dispuesta en plantarle cara o dejarlo en ridículo al frente de toda la preparatoria y que su pobre novia engañada se diera cuenta la porquería de ser humano que tiene como pareja.
Me dejó más tranquila saber que Ry le había partido la cara y dejado en claro lo poco que vale.
Me da vergüenza repetir las palabras de Ryan y se me encoge el corazón que la primera persona que verdaderamente le gustaba lo haya tratado como un puto objeto sexual al cual utilizar y luego botar. Estuvo endulzándole el oído de nuevo, le juró que había terminado con su novia y cuando tuvieron un acercamiento intimo jamás se preocupó porque Ry disfrutara, se aprovechó de su primera vez con un chico, lo lastimó y sólo busco satisfacción propia. Al día siguiente estaba de nuevo con la chica que regresó de un viaje con su familia y lo pisoteó diciéndole el asco que le habían dado sus besos. Cual amante enfermo creyó que podía obligarlo a darle una mamada como recompensa, que le agradeciera por dejar que lo tocara de nuevo.
Así como tratan miles de hombres a las chicas que endulzan, utilizan y luego dejan tiradas como un trapo usado, es igual de horrible que se lo hagan a un hombre. Venga de quien venga, reciba quien reciba.
Lloro junto con él, por su primer corazón roto, por la rabia y la impotencia que hayan dañado así un alma tan noble con únicos deseos de aceptación y amor.
Pedimos pizza, helado y mini cupcakes mientras vemos una película como mejor remedio para un desamor. Luego llega Daniel y sin preguntar, se nos une. Ry termina acostado en medio de los dos, los tres juntos de nuevo, como si nada hubiera cambiado y unidos por el amor que nos tenemos.
Hay una pieza empolvada en mi corazón que vuelve a encajar y tener vida, aunque sea por unas horas.
***
—¿Estás segura que es buena idea? ¿Tú padre no se enojará?
—No te preocupes, sé que no le agradará mucho, pero nada puede hacer si no me deja salir de casa. Además, está Florecita —Señalo a la señora regordeta y tierna que limpia en la sala.
Ella alza su rostro y saluda a Owen para luego ofrecerle algo de beber, pide agua y siendo todo decencia y ternura la sigue a la cocina para que no deba volver luego con el vaso. Incluso lo lava y deja en la secadora.
Niego divertida porque la señora metiche que adoro como si fuera un integrante más de la familia me realiza morisquetas y alza su dedo pulgar dándome una aprobación que no le pedí. Le saco la lengua y ella ríe.
Cuando le indico a Owen que vayamos a mi habitación, Florecita se encarga de recordarme la regla de la puerta abierta, la cual ignoro porque sé no le dirá nada a papá si desobedezco en eso. Rara vez sube si no es para limpiar y ya lo hizo.
Sin decir una sola palabra, me deshago de las zapatillas y subo mis piernas a la cama de forma que pueda sostener la laptop en ellas. Me gustan las medias largas que me cubran del frío y un buso de manga caída con un short, amo sentirme libre y cómoda en mi hogar, aunque sea sólo en la ropa.
Enciendo el computador y observo a Owen sobre mis pestañas que se ha quedado de pie pareciendo incómodo o fastidiado... o ambas y a partes iguales.
—¿Debo invitarte a que te sientes para que lo hagas? —pregunto alzando una ceja—. Deja de ser tan correcto y ven aquí —digo mientras doy pequeños golpecitos a mi lado.
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Nunca más un cuento de hadas [Completa]
Romance[+18] Érase una vez una vida perfecta... Con una familia unida, una casa enorme, buena posición económica; mucha inteligencia, buenos talentos, personalidad, belleza; los amigos más incondicionales y el mejor novio... ¿Qué más podría pedirle a la vi...