Capítulo 20

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—Así que este es el otro mocoso que me robó tu amor...  jodida cosa sucediendo de nuevo —declara Mario cruzando los brazos sobre su pecho y mirando con mucha seriedad a Owen.

Sé que bromea, pero cualquiera que no lo conozca creería que es real. Actúa bien el condenado y sigue estando igual de sexy e imponente que siempre sin importar el paso de los años.

Río por su comentario y por mi pensamiento. Por primera vez desde que llegué, permito relajarme.

—Nunca nadie haría algo así —respondo—. Mi amor por ti se creó de una forma tan real y nada fantasiosa en el cerebro de una tonta niña... Algo completamente irrompible, te lo aseguro. 

Ambos soltamos una carcajada y me lanzo abrazarlo. Cuando llegué estaba en una llamada con su esposa.

—¿Cómo has estado, hermosa?

—Hermosa, tú lo has dicho —bromeo a su estilo, como siempre lo hacemos.

—Claro, olvídalo. ¡Que imbécil! —bufa y gira sus ojos. 

Vuelvo a reír.

Pone de nuevo su atención en Owen y el cerebrito se presenta.

—Mucho gusto señor, Owen Clark.

—El novio de mi linda Julieta —masculla mencionando mi nombre en español—. ¿Sabes cuántos apuestan por tu cabeza si la lastimas? —inquiere amenazador. Sé que continúa charlando.

—No lo sé con exactitud, señor; pero yo encabezo la lista.

—Esa es una buena respuesta —Lo señala y palmea su espalda con afecto—. Creo que me agradas mucho más que el Ken —confiesa refiriéndose a Louis—, y llámame Mario, señor me hace sentir viejo y eso si está mal... muy mal. 

Vuele amedrentarlo con su mirada de enojo, sin embargo, mi novio falso ya ha entendido que sólo es un charlatán de primera, así que se relaja por completo.

Llegamos hace unos diez minutos porque papá llamó cuando no aparecí a la hora acordada, tuvimos que salir de inmediato o se pondría furioso y sabíamos que cumpliría su amenaza de ir por nosotros.

Tuve que contenerme durante todo el camino y prepararme mentalmente para actuar normal. 

Entré, saludé a todos, me integré en las conversaciones y aparenté que nada me sucedida por dentro, que mi mente no estaba vuelta un caos mientras se repetían las imágenes de esas cartas una y otra vez en mi cabeza:

"Te haré pagar por meterte donde no debías"

"Actuaré cuando menos te lo esperes"

"¿Cómo piensas devolverme el tiempo perdido? porque tengo varias ideas"

"Verte tan feliz con tú familia me recuerda una y otra vez lo que me arrebataste"

"Julieth se llama, ¿no? Hermosa como su madre"

"Hoy por fin la vi de cerca, ha crecido bastante"

Yo también me hubiera vuelto mentalmente inestable si tuviera que recibir todo eso durante... ¿cuántos años? Y lo peor es mantenerse en un silencio ensordecedor de amenazas que no se han cumplido hasta el momento y no saber cuándo, cómo, o, a quién culpar.  

Si la historia de Daniel es medianamente verídica, durante los años que trascurrieron algunas de esas fotografías de vacaciones y salidas familiares, el tipo continuaba en la cárcel, así que tenía informantes  fuera y tal como ahora, nada logra inculparlo directamente. Sólo sigue siendo el principal sospechoso de un crimen que todavía no comete. 

Nunca más un cuento de hadas [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora