Capítulo 26: Un día mágico

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ARISTÓTELES

-Ay Ari... ¿Estás seguro que quieres hacer esto?- pregunto Emiliano al otro lado del teléfono

-Muy seguro, mira... solo avísame cuando ya tengas algo y porfa que sea lo más rápido posibles ¿de acuerdo?

-Si tú lo dices...

-Ah y una cosa más... ni se te ocurra decirle nada de esto a Temo- susurre aún más bajo en el altavoz

-Relájate, déjalo en mis manos... ahora ya me voy porque Diego está por llegar

*Fin de la llamada*

Era muy temprano, tanto que aun el sol aun no salía, Temo yacía dormido en la cama, después de anoche no nos había sido complicado conciliar el sueño. Ahora descansaba profundamente y solo una sábana cubría parte de su desnudez.

Como ya era costumbre lo contemple, lo admire... observar cada una de sus cualidades físicas se había convertido en mi pasatiempo favorito, no podía evitarlo, era como una droga... su piel blanca y tersa, su cuerpo era como la confesión muda de que la perfección existía y estaba ahí descansando en mi cama y en completa calma con ese semblante angelical, aquel que me impulsa a cuidarlo de todo peligro y a obligarme a ser mejor persona por él.

Silenciosamente volví a la cama, me recosté a su lado y removió su carita en la almohada ¿Cómo es que lograba poner mi mundo de cabeza con solo estar ahí?

TEMO

Aquí estábamos una vez más acostados en la cama. Como siempre yo había sido el primero en despertar mientras que Aristóteles aún seguía profundamente dormido, tenía ese semblante que pocas veces he visto en su rostro, ese brillo especial que indicaba felicidad aun con sus ojos cerrados. Podría haberme quedado una eternidad observándolo dormir pero por desgracia solo nos quedan dos días de vacaciones y teníamos que aprovecharlos al máximo por lo que me dispuse a sacarlo de ese trance de sueño. Bese su frente con dulzura y sus ojos se abrieron lentamente. Me miraba detenidamente

-¿Qué pasa?- cuestione curioso de su mirar

-Nada solo que... me encantaría despertar así toda mi vida, junto a ti- me estrujo entre sus brazos como ya era costumbre en él, cada que tenía esa necesidad de demostrarme cariño

-¿Y prometes no aburrirte?

-Jamás, ¿cómo podría aburrirme algún día de alguien tan maravilloso como tú? Estaría loco si algún día se me ocurre lastimarte- acariciaba mi mejilla con dulzura. Sentí como me ruborizaba, seguía teniendo ese poder de ponerme la piel de gallina con sus palabras- ¿Qué piensa?- me pregunto después de quedarme en silencio

-En lo afortunado que soy por tenerte en mi vida tahi... eres mi complemento, mi compañero, mi confidente y ahora también la persona a la que me entregue- confesé mientras recargaba mi cabeza en su hombro

-Tahi... quiero que sepas que me siento muy feliz de que hayamos hecho esto, de haber podido por primera vez experimentar algo así contigo, no hay persona en el mundo con la quisiera vivir algo así si no eres tu... es que en serio jamás lograras terminar de ver lo mucho que te quiero

-Sabes que yo también, agradezco mucho que seas tú mi amor, el que esté a mi lado todas las mañanas

-Siempre me tendrás a tu lado como tu amigo y tu orgulloso novio... algo tonto, quizás lento pero este tonto te ama- dijo dejando escapar una risita

-jajaja, Menso- le di un beso- te amo

-¿Sabes algo?... me encantaría quedarme así todo el día- me estrujo en sus brazos mientras depositaba besitos en mi frente

TE AMO: Con todos los coloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora