Epílogo.

332 21 25
                                    

NARRADOR

Los meses pasaron, tanto Ari como Temo habían aprendido una extraña y nueva rutina en la que disfrutaban de su soledad. Había pasado mucho tiempo ya desde que vivían como una pareja sin más acompañantes en su hogar y aunque esto les parecía casi como un nuevo reto lo cierto es que el inmenso amor que se tenían había facilitado el acostumbrarse a su nueva vida.

No todo había sido sencillo, pues ahora estaban parcialmente a cargo de Valentina que se quedaba constantemente a su cuidado tres veces por semana.

-Ari, ya le toca comer a Vale- avisó Temo mientras preparaba el desayuno.

-Ahora voy... iré por ella cuando llore- respondió el rizado, despreocupado.

-¿Por qué cuando llore?

-Es que olvide donde está- el castaño le fulminó con la mirada- Es broma, es broma... la deje durmiendo. Me ofende que me hayas creído tan fácil.

-Aristóteles Córcega, ayer pensaste que la habías perdido y la tenías en tus brazos cuando eso pasó.

-Temo... no quiero que te asustes pero...- las lágrimas brotaban de los ojos desesperados del rizado.

-¿Pero qué?- Temo lo veía con preocupación.

-No encuentro a Vale por ningún lado... perdón Temo, solo me distraje un segundo y...

-Ari... Vale está ahí

-¿Dónde?

-Llevas como media hora cargándola Aristóteles- Ari miro a la pequeña niña que descansaba en sus brazos con una mirada traviesa.

-Oh... eso explica porque tengo los brazos dormidos.

-Bueno, yo no tengo la culpa de que Vale sea una niña tan tranquila- Protestó con los brazos cruzados- Aparte tú tampoco eres perfecto ¿Qué no recuerdas cuando le cambiaste el pañal por primera vez?

-Santo Jesús, huele horrible- protestó el castaño arrugando la nariz

-Ya es hora de que le cambias los pañales a tu ahijada, no es tan complicado, además pensé que ya tenías practica con tus hermanos menores- le animó Ari.

-Precisamente por eso, pensé que ya no tendría que enfrentarme a esto en mucho tiempo.

-Bueno Tahi, los caminos de la vida no son como pensabas. Ahora ve por la pañalera

-Esta bien, admito que ni tu ni yo somos perfectos Ari, pero eso es normal somos nuevos en esto de ser padres y es obvio que nos equivocaremos muchas veces más pero te apuesto lo que sea a que el amor que le tenemos a esta niña es más grande aun- ahora la pequeña Valentina que miraba a sus jóvenes padres discutir aplaudía como respaldando el discurso del castaño.

-Tienes razón Tahi, los dos amamos a esta pequeña y risueña de ojos azules- plantó un suave beso a Temo que correspondió con dulzura mientras se movían al compás de los movimientos de sus labios. Vale veía con admiración aquel acto de amor que sus padres se demostraban con total naturalidad. Fue entonces que la pequeña esbozó una sonrisa alegre y dijo con su voz infantil y angelical:

-Ta... tahi- ambos padres voltearon emocionados al escuchar de la criatura aquella palabra que tanto significaba para ellos.

-Temo, Vale dijo su primera palabra- festejó el rizado con orgullo mientras cargaba y estrechaba en su regazo a la niña de mejillas rosadas y cabello miel.

-Lo escuche, Vale, nuestra Vale ya dijo su primera palabra- le secundó con total fascinación.

Sin duda para la pareja ser padres había resultado una total sorpresa pero un gran regalo que día con día les enseñaba una lección más de paciencia y cariño que llevarían siempre a donde quiera que fueran para acabar con los prejuicios y demostrar que la familia es familia sin importar quien la conforme pero con el único ingrediente indispensable... amor.

TE AMO: Con todos los coloresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora