NARRADOR
-Hijo, lávate las manos, ya está la comida- le ordenó Amapola a su hijo desde la cocina.
El pequeño rizado asintió y corrió al lavamanos con singular alegría. Normalmente el chico solía hacer un puchero cuando tenía que lavarse las manos o en general cualquier cosa que implicara estar limpio pero en aquella ocasión había decidido portarse como un angelito pues la petición que tenía que hacerle a su madre sabía que la tomaría por sorpresa.
-¿Y ahora, a que se debe el milagro?- preguntó Amapola viendo la extraña actitud de su hijo y entregándole un plato de sopa
-Gracias mami- agradeció el chico mientras llevaba a su boca la cuchara- Esta deliciosa- dijo con una sonrisa fingida
-Bueno pues ¿Qué mosco te picó? ¿Te sientes bien?- preguntó preocupada y examinando su temperatura poniendo su mano en la frente del menor
-Si ma, estoy bien, es que...- Ari miraba a su madre nervioso
-Ya decía yo. ¿Qué paso?
-Mami, es que te quería pedir algo- titubeó un poco observando el semblante de su madre. Ella lo miraba comprensiva poniendo atención en las palabras del pequeño- Hoy estaba paseando por el centro y encontré algo que me gustó- confesó esperando la reacción de su mamá
-¿Qué cosa hijo?
-Es que vi un teclado en el aparador de una tienda y...- el niño jugueteaba con la tela de su camiseta encontrando las palabras apropiadas- Es que, pues ya sabes que he estado tomando lecciones en la clase de música y me gustaría practicar más y...
-Te gustaría tener uno ¿Verdad?- completó Amapola mirando a su hijo, este asintió algo apenado ya que no estaba acostumbrado a pedirle nada a sus padres
-Ay mi Aris, sabes que por mi te lo compraría encantada hijo, pero no podemos- Dijo Polita con algo de vergüenza. La economía de ella y su marido era escaza y apenas podían cubrir sus gastos básicos para sobrevivir y pagar la educación del pequeño Aristóteles- No me lo tomes a mal hijo, eres un gran niño, muy talentoso e inteligente pero...
-Tienes razón mamá, perdón- dijo el chico agachando la cabeza apenada de haber puesto a su mamá en aquella situación
-No te desanimes mi niño, te prometo que algún día tendrás un teclado, el más bonito de toda la tienda- le animó Polita acariciando maternalmente su mejilla
-Si mami- respondió el menor extendiendo una sonrisa para que su madre no notara su tristeza.
Había pasado ya una semana desde que el pequeño rizado había tenido aquella conversación con su madre y Polita a pesar de saber que no podía cumplir el deseo de su hijo, rondaba en su cabeza la imagen del menor con su cara llena de ilusión mientras le contaba su anhelo de poseer aquel instrumento tan costoso.
Rebusco entre sus ahorros que había guardado cuidadosamente abajo del colchón y con el que pensaba comprarse un vestido nuevo, ya que no solía consentirse consiente de su situación económica y las necesidades de su familia.
Contó y volvió a contar el dinero que tenía pero aun así seguía siendo insuficiente. Guardo el fajo de billetes bajo el colchón y suspiro desanimada.
Polita caminaba como de costumbre haciendo el mandado cuando se encontró aquella tienda de música de la que su hijo le había contado y en un estante descansaba un teclado blanco, impecable y completamente nuevo. La mujer sonrió admirando el instrumento aunque rápidamente se borró cuando examino el precio, era verdaderamente caro.
Caminó otro rato tratando de olvidar aquello pero más que lo intentaba aparecía en su mente la sonrisa de pequeño y no podía evitar sentirse impotente de no poder consentirlo ya que siempre había sido un chico obediente y nunca causaba problemas a excepción de que a veces solía sacar notas bajas en algunas clases no era algo verdaderamente grave para ella.
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TE AMO: Con todos los colores
FanficAristotéles y Temo llegan a Ciudad de México con el propósito se crecer juntos y ayudarse mutuamente aunque tendran que pasar una serie de aventuras para amarse.