NARRADOR
Los chicos se encontraban descansando la tarde de un viernes mientras disfrutaban de un gran tazón de palomitas y golosinas. Se había convertido en una costumbre que los dos disfrutaban demasiado después de una semana de trabajo. Solían quedarse hasta la madrugada acostados en el sofá disfrutando de series y películas que a veces elegían al azar, lo importante era gozar de la mutua compañía que se hacían.
Este viernes en particular era el primero que pasaban con Diego como visita aunque este había salido en compañía de Emiliano, ambas partes sabían que harían mal tercio si se juntaban y cada quien eligió quedarse con su pareja (aunque Diego y Emiliano aún no eran novios)
-Tahi, creo que hoy nos exedimos con los dulces- dijo Temo mientras observaba el tazón de palomitas vacío
-¿Tú crees?- preguntó el rizado
-Si, espero que no nos den pesadillas- Aristóteles lo miró extrañado- Mi tía chela decía que comer mucha azúcar en la noche provocaba pesadillas- respondió Temo
-No te preocupes, seguro dormiremos como bebés- Concluyó el rizado
En algo tenía razón Aristóteles. No pasó mucho rato antes de que ambos cayeran profundamente dormidos, sin embargo descubrirán que los consejos de la tía chela deberían tomarlos más en serio.
TEMO
*Inicio del sueño*
-Hija... ya llegamos- la voz de papancho rompió con mi sueño
-cinco minutos más- imploré
-¡Naranjas que! Te dije que durmieras antes de salir de Toluca
-Mejor ya hay que salir, me muero por conocer Oaxaca- dijo Lupita
Salimos de la burra. Nos encontrabamos en un edificio pintoresco que Papancho se había encargado de rentar y pagar por adelantado 1 año en aquel lugar. Era el inicio de un nuevo comienzo para Papancho, mis hermanos y yo después de la muerte de Rebeca.
Después de conocer a Doña Blanca la dueña del edificio, subí junto con las calcomanías a desempacar nuestras maletas. Había quedado rendida y sólo me limité a arrojarme a descansar en el único sillón que había por ahora en mi habitación. De pronto alguien tocó a la puerta, sin muchas ganas abrí la puerta. Sólo logre observar una chica como de mi edad a espaldas de la puerta, volteó y llevaba un pastel en las manos. Una corriente inundó mi cuerpo, y sus ojos color miel se clavaron en los míos
-Hola... que onda. Mi tía Blanca me pidió que les trajera este pastel- algo me impedía moverme, era como estar paralizada por una hipnosis
-ammm ¿Hola?- pregunto la chica de abundante cabello rizado
-Ah si si, perdón, es que me distraje
-Si, lo note. Este, te decía... Mi tía Blanca los quiere invitar a comer para darles la bienvenida y todo el rollo, entonces me pidió que les trajera esto- extendió el pastel hacia mis manos pero apenas dio un pequeño roce conmigo y perdí el equilibrio lo que ocasionó que el pastel se estrellara contra el piso. Mi primera reacción fue pedirle perdón y me ofrecí a pagarlo aunque ella me explico que su tía lo había hecho. No se hizo esperar la presencia de la mencionada que veía con tristeza que el fruto de pasar horas en la cocina se encontraba en el suelo. Después de que la chica fuera reprendida por su tía tuvo la idea de ir por unas donas a la panadería que ellos mismos manejaban a lo que me ofrecí para compensar mi torpeza.
-Oye, ¿Y si te llamas Atenea o me estabas choreando?- pregunté intrigada
-No, no, no es neta y espérate por que mi papá se llama Audifaz, mi mamá Amapola y mi hermano menor Arquímides- definitivamente esta chica era una caja de sorpresas

ESTÁS LEYENDO
TE AMO: Con todos los colores
FanficAristotéles y Temo llegan a Ciudad de México con el propósito se crecer juntos y ayudarse mutuamente aunque tendran que pasar una serie de aventuras para amarse.