Takano llegó al cuartel de policía en el que trabajaba a eso de las diez, se había perdido una reunión, pero Anderson le había dejado un resumen en su escritorio, que no era sino más de lo de siempre, el jefe enojado por las estadísticas y los casos sin resolver, además de los criminales libres por falta de pruebas o malos procedimientos. También le había dejado una copia de la autopsia del proxeneta, la que se puso a leer apenas se sentó con su taza de café en la mano.
El informe rayaba en lo delirante, el cuchillo con el que había sido ultimado había ingresado a su caja torácica con tanta fuerza que le había roto dos costillas en el proceso, los cálculos hablaban de un perpetrador de más de dos metros y ciento ochenta a doscientos kilos de peso, además de que toda esa fuerza era completamente innecesaria, pues con el corte que le habían hecho en el cuello, ya había muerto antes de caer el suelo.
Las notas que le había adjuntado Anderson decían que la víctima no tenía deudas pendientes, y si bien había tenido alguna que otra discusión con algún dealer de drogas, no era como para que lo mataran de esa forma. Takano volvió a recordar todo lo que había visto en la escena, y las únicas cosas que no encajaban eran la billetera lejos del cuerpo y la discusión que había escuchado el indigente del callejón. Tampoco habían tenido suerte con las cámaras, las de tránsito apenas alcanzaban a enfocar el área donde había ocurrido el hecho y la escasa luz del lugar no ayudaba en nada, y el único negocio cerca que contaba con circuito cerrado de televisión no tenía ninguna cámara que apuntara a ese sector; si elucubraba un poco, podría ser que el proxeneta escogiese ese lugar para hacer sus transacciones sin testigos, pero también podría pensarse que el asesino buscó específicamente ese lugar para cometer su crimen, pues era el único punto ciego de toda esa calle.
Mientras volvía a releer el informe, a Takano ese crimen se le hacía más y más extraño; el tipo tenía los bolsillos llenos de dinero y llevaba ropa y joyas con valor suficiente como para dar el pie para un carro cero kilómetros, por lo que había que descartar el móvil del robo de plano, lo que sólo hacía las cosas más turbias. Si el móvil no era el robo, podía ser venganza o algún ajuste de cuentas, pero si no tenía deudas, y no había antecedentes de que fuera jugador o que le debiera dinero a alguien, no había una razón de peso para asesinarlo, tampoco tenía problemas con las chicas que manejaba, ni ellas recordaban a ningún cliente que hubiese tenido algún reclamo, así que ¿por qué lo mataron con tanta rabia?
Al final, después de dar vueltas por su oficina, de anotar cosas en la pizarra y de tres tazas de café demasiado disuelto, Takano se cansó de pensar y no llegar a ninguna conclusión; decidió salir a fumar y despejar su cabeza con el aire frío del estacionamiento. De todas las cosas, lo único que deseaba era que no se tratara de un crimen de odio, ya tenía suficiente con los ataques a negros, judíos, árabes, personas sin techo, drogadictos, prostitutas y gays, como para que algún loco desquiciado se diera el tiempo y el trabajo de andar persiguiendo proxenetas chinos dentro del territorio de Hell's Kitchen.
De camino al estacionamiento pasó a tomar el periódico del día que uno de sus colegas tenía sobre su escritorio, sólo para encontrarse con la desagradable sorpresa de que la noticia del asesinato del proxeneta estaba en primera plana de los policiales, con el nombre y apellido de la víctima y para rematar, su nombre como investigador a cargo, por lo que seguramente tendría que lidiar ya no sólo con las aristas de la investigación, sino también con los reporteros amarillistas sedientos de detalles escabrosos. Mientras encendía su cigarrillo con las manos temblorosas, volvía a leer la noticia del periódico, pensando que su día ya no podía ser peor.
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AMOR EN PELIGRO
FanfictionLas calles de Nueva York no son pacíficas. Mientras trabajan en esclarecer los hechos tras algunos asesinatos en sus respectivas zonas, el detective Takano y el el comisario Onodera tendrán que unir fuerzas al enfrentar un nuevo caso que parece cone...