DÍA LIBRE

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Ritsu se despertó sobresaltado, sudando y jadeando por un sueño del que no le quedó ningún recuerdo claro, salvo que fue con esa persona, otra vez; aunque si tenía que ser sincero consigo mismo, esa persona era la única con la que tenía ese tipo de sueños tan... tan... tan... ¿exóticos? Pero como sea que fuera, los odiaba casi tanto como a las pesadillas que le generaba su trabajo... no... más, los odiaba más que a las pesadillas, tenía que dejar eso claro en su mente, odiaba ese tipo de sueños más que a las pesadillas, lo odiaba.

"¿Odias que no se hagan realidad?" preguntó esa pequeña voz en un rincón de su cabeza, esa vocecita que salía de repente en los momentos más imprevistos a preguntarle las cosas sobre las que no quería siquiera intentar pensar, "¡cállate! ¡cállate! ¡cállate! ¡cállate! ¡cállate!" le gritó a esa pequeña voz la parte racional de su cabeza, con todo su ser. Debería ser normal tener ese tipo de sueños, se supone que es normal en un hombre adulto, joven, con un organismo medianamente saludable, con sus ideas claras... ¡¡¿pero por qué tenía que ser con esa persona?!! Habiendo tantas chicas hermosas con las cuales poder tener ese tipo de fantasías, Nueva York está atestada de chicas de todos los colores, etnias, procedencias, religiones, hasta partidos políticos, incluso chicas que antes fueron chicos... ¡¡¿por qué tenía que tener sueños así con la única persona con la que no podía estar más de cinco minutos en la misma habitación sin comenzar la tercera, la cuarta y la quinta guerra mundial?!!

No podía negar que esa persona tenía cierto atractivo, pero habiendo tantos cientos, tal vez miles de chicas hermosas y atractivas, de caras dulces, otras más atrevidas, juguetonas, con expresiones alegres y vibrantes, otras tiernas o seductoras, ¡¿por qué tenía que soñar cosas así con alguien con un aura tan melancólica, con una expresión tan adusta y una personalidad tan arrogante, alguien con una mirada tan fría y altanera?!

Ritsu miró su reloj y se dio cuenta de que era bastante temprano, así que intentó acomodarse para seguir durmiendo, aunque fuera un rato más, pero al moverse, la humedad en cierta área de su pantalón le hizo entender que los resultados de aquel inquietante sueño habían sido alta y saludablemente "satisfactorios"; con el asco pintado por toda la cara, salió corriendo de la cama y se metió con todo y pijama a la ducha, después de eso ya no podría volver a dormir, así que, aunque fuese su día libre, mejor ocuparía su tiempo en revisar los antecedentes de los casos que se estaban manejando, tan solo quería borrar lo más rápido posible de su mente cualquier atisbo de ese sueño.


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Hiyori despertó cansada, incluso más que si hubiese tenido que madrugar, aunque ya eran pasadas las diez de la mañana; estaba suspendida del colegio, seguramente su padre estaría muy enojado, pero no podría decir si realmente eso era cierto, cada vez lo veía menos. Se sentía sola debido a ello, aunque a veces también agradecía que papá estuviese tan ocupado con su trabajo.

Ella lo quería, lo quería mucho, muchísimo, pero no podía decirle las cosas que ella estaba guardando, eso era un secreto entre mamá y Hiyo, si papá se enteraba de esas cosas, seguramente ya no la querría. Mamá se lo había advertido muchas veces, esas cosas ella no debía decírselas a nadie, porque papá iba a enojarse mucho y la iba a dejar de querer, así que tenía que ser una buena niña y comportarse como mamá le había enseñado.

Pero estaba tan cansada de callarse esas cosas, tanto que ya no podía mirar a la cara a su papá, temía que si él la miraba a los ojos terminaría descubriendo los secretos que ella y mamá guardaban.

De pronto recordó que el día anterior le había dicho a su papá que ya no quería ir más al colegio, y no, no era cierto; allí estaba onii-chan, la única persona con la que ella se sentía segura y comprendida, no tenía que decirle nada, él parecía entender todo sin una palabra, él sabía cuándo alguien estaba sufriendo o cuando alguien estaba bien, y siempre tenía una palabra de apoyo o de aliento para dar, o un abrazo cálido cuando alguien lo necesitaba. Tenía que remediar eso, si papá la sacaba de la escuela ya no vería más a onii-chan, y no podía perderlo, no a él.

AMOR EN PELIGRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora