COMPAÑEROS

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Takano escupió efusivamente su café en medio de la reunión informativa, llamando la atención de todos los presentes de pasada; había estado ausente un par de horas debido a que tenía que ir al médico para que le revisaran la lesión de la mano, así que cuando volvió a la jefatura se encontró con que su jefe había llamado a todos a la sala de juntas, había varios casos nuevos, por lo que tendrían que hacer algunos ajustes y era mejor hacerlo con la gente del turno diurno, pues era poco lo que podían investigar los de la noche, así que iban a redistribuir las tareas de investigación para conformar nuevos equipos con personal de ambos turnos que pudieran dividirse las tareas, por lo que moverían a algunas personas para mejorar la eficiencia del trabajo. Todo estaba relativamente bien, aunque por alguna razón, Smith lo pasó por alto una y otra vez, así que al final, Takano era el único que no había sido movido a ningún otro equipo de investigadores; justo iba a preguntar la razón de ello, cuando recibió un mensaje a su celular; era una foto con la pregunta "¿crees que le guste a Taki?"

Todo sería normal y lo habría tomado con calma, pero era la foto de un pequeño gatito... junto al rostro sonriente de Ritsu. "¡Oh, carajo!" se dijo a sí mismo, no solo tenía que lamentar haber escupido la mitad de su café, también estaba el hecho de que había llamado la atención de todos, y lo peor... aquella inocente fotito le provocó una erección fulminante y brutal, y con todos sus compañeros mirándolo, no era nada agradable estar en sus zapatos en ese momento. Lo único que podía agradecer a esas alturas era que su expresión no reflejaba casi nada de la enorme incomodidad que estaba sufriendo, así que lo mejor que se le ocurrió fue disculparse diciendo que le habían enviado un mensaje estúpido, mientras mandaba un mensaje rápido de vuelta, y cruzar las piernas y apretar como si estuviera a punto de hacerse en los pantalones, además de rogar porque la reunión se terminara ya.

Eventualmente, la reunión terminó, pero Smith le dijo que se quedara un poco, así que siguió sufriendo su erección en silencio mientras esperaba a que sus compañeros terminaran de salir de la sala; la razón era simple, Smith lo había dejado aparte hasta que la investigación conjunta terminara, y lo dejaría con dedicación exclusiva, para que centrara todos sus esfuerzos en ello, sin detenerse en nada más, había hablado con Onodera y habían convenido en que era lo mejor, tanto por el hecho de que no había avance en los casos y estaban en un punto muerto, como de que se trataba de dos posibles sospechosos, así que ya no tendría que salir a terreno, a menos que hubiese otro caso que encajara en el perfil.

Takano le agradeció la explicación, y mientras le aseguraba a su jefe que daría su mejor esfuerzo por llevar adelante ese trabajo, lo guiaba con poco disimulo hacia la salida, y una vez en la puerta, se excusó con que quería revisar una carpeta que pertenecía a uno de los casos en tranquilidad, así que se quedaría un rato solo en la sala de reuniones, cosa que al parecer Smith se creyó tranquilamente, pues le dijo que se esmerara desde ahí en adelante y que esperaba por las conclusiones que pudiera sacar para agregarlas a la investigación principal; pero apenas Smith se dio la vuelta, Takano cerró la puerta, pasó el seguro y se apoyó en ella, al mismo tiempo que abría el cierre de su pantalón y sacaba su miembro adolorido y casi azul de tanta espera, sintiéndose tan aliviado al hacerlo que casi cayó sentado allí donde estaba, y sacando un pañuelo desechable del bolsillo de su chaqueta, envolvió su miembro con éste y se masturbó mientras volvía a mirar esa encantadora fotografía en su celular. No fue mucho lo que se tardó en acabar, llenando aquel pobre pañuelo con su esencia, mientras él se quedaba un rato más apoyado en la puerta, pues sus piernas se habían debilitado tanto que parecían de lana, y agradeciendo como nunca que no hubieran ventanas en esa sala que dieran hacia la oficina que compartía con sus compañeros; una vez que ya pudo sostenerse sobre sus piernas, volvió a la mesa donde estuvo sentado durante la reunión, pues no era mentira lo que le había dicho a Smith, ya que se había llevado a la reunión la carpeta del caso del imbécil de Weilong y aquella mujer con la que salía.

AMOR EN PELIGRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora