ESPERA

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Ritsu miró la captura de pantalla una y otra vez, pero estaba tan cansado que ya no podía enfocar bien la vista, así que decidió que lo mejor que podía hacer era irse a casa; lo único que tenía claro era que esa figura en la imagen ya la había visto antes, pero no recordaba donde. Suspiró agotado y le pidió a la encargada de las cámaras de tránsito que por favor le imprimiera las imágenes que eran más claras y se las enviara a la jefatura, además de enviarle un respaldo por correo electrónico, y luego de eso, se despidió y salió.

Mientras caminaba hacia su carro se dio cuenta de que se había pasado el día completo solo con un café y una dona en el estómago, lo cual no era nada saludable considerando que hacía menos de una semana había colapsado por haberse pasado el día sin comer; como no quería pasar de nuevo por lo mismo, al menos en el corto plazo, decidió pasar a comprar algo preparado, o si tenía suerte, considerando que era casi medianoche, encontrar algún local donde sirvieran comida.

Aunque no le gustaba mucho manejar de noche, se alegró de que con la nevada que había estado cayendo desde mediodía la circulación de vehículos había bajado bastante, por lo que, si cometía algún error mientras conducía ese potente carro, tenía la tranquilidad de que no sería tan fácil lastimar a alguien por su torpeza. Mientras recorría el trayecto desde la jefatura de control de tránsito, donde había pasado toda la tarde después de haber salido del hospital, a ratos iba revisando los escaparates buscando algún lugar donde comer, y a ratos iba pensando en las víctimas del atropello del mediodía, y más específicamente en ese tipo, Shen Wei, y su pareja.

No era la primera vez que se enfrentaba a una pareja gay, era solo el hecho de que ambos eran demasiado... ¿varoniles?; no sabía cómo entender sus propios pensamientos, siempre había tratado de no ser prejuicioso respecto al tema, además tenía la experiencia de que su mejor amigo también fuera homosexual y bastante varonil la mayor parte del tiempo, pero incluso a Yokozawa a veces se le escapaba alguno que otro ademán o expresión que delataba su verdadera esencia. En cambio ellos... no había hablado con el tal Shen Wei, pero por las declaraciones de sus alumnos, era un tipo correcto y un muy buen profesor, que congeniaba muy bien con los alumnos varones y tenía vueltas locas a las chicas, pues era muy galante y respetuoso con ellas, por lo que algunos aún dudaban de que fuera cierto el que realmente tuviese una pareja de su mismo sexo, aunque él lo hubiese declarado públicamente desde un principio frente a sus estudiantes, incluso algunos hasta los habían visto.

La luz de una vitrina le sacó de sus pensamientos, era un restaurante de pastas caseras que aún estaba abierto; el sólo pensar en la comida hizo que su estómago tronara de hambre, así que se estacionó frente a la puerta casi sin pensar. Mientras se bajaba del carro, se asustó por el ruido de una persiana metálica que alguien bajaba con fuerza, y al mirar de dónde venía el sonido, vio que se trataba de una barbería latina en la esquina de un callejón bien iluminado al frente del local de pastas.

Por alguna razón sintió que ya había estado antes en ese lugar, pero tenía tanta hambre que no recordaba si realmente era así o no; más importante, ingresó rápidamente al pequeño restaurante, rogando porque aún estuviesen cocinando. Al entrar lo recibió un caluroso y pequeño espacio en el que se apretujaban unas ocho mesas, varias de las cuales estaban ocupadas por dos o más comensales que disfrutaban de platillos bastante sencillos a primera vista, pero que inundaban el recinto con aromas deliciosos y casi hogareños; luego de leer la pequeña y acotada carta, y siguiendo los consejos de su madre, una danesa que había salido de casa a los diecisiete y había viajado por toda Europa hasta casarse con su padre en algún rincón de Portugal, luego de diez días de conocerse, en lo que se suponía eran las vacaciones de la universidad de su padre que estaba estudiando una pasantía en Oxford, y que había montado con su propio esfuerzo una agencia de viajes bastante prestigiosa, pidió el plato más sencillo de la carta, unos ñoquis al pesto.

AMOR EN PELIGRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora