SÁBADO

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"¡¿Cuántas veces te he dicho que comas a las horas que corresponden?! ¡No entiendo cómo puedes ser tan idiota como para olvidar algo tan básico! ¡Más te vale que la próxima vez que te vea no estés otra vez en puro pellejo y huesos, porque te voy a meter la comida con una manguera por la garganta si es necesario! ¡¿en dónde estás ahora...?! Dame con tu madre... ¡dame con tu madre te estoy diciendo!... ¡no me vayas a cortar!... Hola, tía ¿qué tan mal está ese idiota?... ya... ya... ¿seguro?... ya... voy a tratar de ir a verlo durante la semana... sí, no se preocupe, tengo llave de su departamento, así que, aunque él no esté, puedo dejarle algo cocinado... sí... sí, tía, no se preocupe, todo está bien... sí, avanzando, usted sabe cómo es esto... gracias, un abrazo para usted también, deme con el idiota... ¡ya escuchaste! ¡Voy a ir a tu casa y más te vale que estés comiendo! Ya... te quiero, idiota, en la semana nos vemos... bye".

Yokozawa estaba bastante molesto, recién había cortado el teléfono con su mejor amigo, que se había desmayado de hambre y agotamiento en el trabajo el día anterior, otra vez más bien dicho, así que no estaba atento cuando un brazo pasó por encima de su hombro y lo rodeó, apretándolo contra el pecho de alguien, mientras una voz profunda le resonó en el oído, preguntando "¿Qué le pasó al idiota?", haciéndolo saltar del susto.

"¡Masamune! No hagas eso, sabes que no me gusta" replicó exaltado Yokozawa, aunque en seguida le saludó con un beso en la mejilla, mientras se daba vuelta a abrazarlo, aprovechando para tantearle las costillas de pasada; "tú también estas bastante flaco, ¿estás comiendo adecuadamente?", "sí, cariño, no te preocupes" respondió Takano con su eterno afán despreocupado, mientras le devolvía el abrazo con un profundo cariño. Se querían, de eso no había duda, habían crecido juntos casi como hermanos y les había dolido mucho separarse cuando los padres de Masamune se divorciaron, había sido un matrimonio por conveniencia que nunca resultó, y su padre, un hombre obstinado y vengativo que se había sentido profundamente humillado por la vergüenza pública que le supuso la fallida relación, además del hecho de que Masamune eligiera quedarse con su madre, luego del divorcio les había hecho la vida imposible a ambos, por lo que ella tomó la decisión de emigrar a otro país, lejos de él y de sus ataques ponzoñosos que le fueron perjudicando en su trabajo de abogada, hasta hacer que prácticamente le pidieran que se fuera de la firma para la que trabajaba.

Pero la separación les alejó por apenas poco más de un año y medio, y luego de eso, cuando Kotoko, la madre de Masamune, por fin se estableció, los padres de Takafumi lo enviaron a Estados Unidos a estudiar, y desde ese entonces prácticamente no se habían separado; en el último año de universidad Takafumi se fue a vivir con su novio, pero ese era un cuento que a Takano no le gustaba tocar, el tipo era un imbécil insoportable que no se merecía al oso, pero Yokozawa se fue con él y no hubo quién le hiciera cambiar de opinión, y para no entrar en discusiones innecesarias, ya ni siquiera le preguntaba por él.

En la universidad estudiaron la misma carrera, pero con diferentes vertientes; mientras Masamune se fue por psicología criminalística, Takafumi tomó la rama de psicología infantil y juvenil. Fue en una de sus prácticas de campo que Masamune encontró el lugar en el que se reunían desde la universidad hasta el presente todos los sábados, un centro comunitario en Bedford Stuyvesant, una zona empobrecida de Brooklyn, que regentaba un carismático pastor de iglesia, en donde se habían dado a la tarea durante años de ir en ayuda de los chicos y jóvenes del sector, ya fuera ayudándoles con las tareas del colegio, orientándolos o conteniéndolos psicológicamente, o a veces simplemente jugando un partido de baloncesto; a veces también se les unían el mejor amigo de Takafumi, Ritsu Onodera, y su hermano Jeff, con una consulta jurídica, pero debido al pésimo ambiente que se generaba entre Ritsu y Masamune, que apenas se sentían cerca comenzaban a discutir hasta por el aire circulante, en el último tiempo los Onodera habían cambiado los días en los que iban al centro comunitario para evitar roces, así que ya no se veían tanto como antes.

AMOR EN PELIGRODonde viven las historias. Descúbrelo ahora