AMOR EN PELIGRO

EPÍLOGO

Amores de Primavera

El olor a café le obligó a despertarse apresuradamente, sólo para darse cuenta de que estaba solo en esa cama, la que ni siquiera era suya para empezar, aunque ese asunto era cada vez más relativo, pues despertaba desde hacía un tiempo varios días a la semana en ella, al punto de que estaba pensando seriamente en dejar su departamento y trasladarse a vivir a éste en el que estaba en ese momento de manera permanente, pero ese era un tema que le estaba costando sacar aún, después de todo, apenas llevaban poco más de un par de meses con su actual pareja; pensar en eso le hizo sentir un poco incómodo, no porque la idea en sí le incomodara, al contrario, le gustaba saborearla, sino porque era la primera vez que se sentía así, como un chiquillo torpe e inseguro, pero también muy enamorado.

Mientras intentaba acostumbrar sus ojos a la claridad de la mañana, Takano siguió pensando en cómo había cambiado su vida en el último tiempo; partiendo de haber estado sumido en una depresión lo suficientemente profunda como para no haber limpiado su casa por meses, pasó a una temporada de frenesí trabajólico que culminó con dos asesinos seriales tras las rejas y varios colegas heridos, y lo que fue peor, con Ritsu casi muerto, para finalmente llegar a ese pequeño oasis meloso en el que se encontraba en el ahora, y lo mejor, con la persona de la que había estado enamorado por años.

De pronto, mientras daba un largo bostezo, escuchó el ruido de pasos acercándose, y cuando al fin pudo cerrar la boca, se encontró con Ritsu parado en la puerta del dormitorio, vestido con apenas un bóxer y aquella camiseta de la que se había apropiado cuando recién comenzaron su relación, con una bandeja en las manos con dos tazas de café y dos sándwiches encima; mientras Takano le regañaba por andar sin pantuflas, Ritsu dejó la bandeja sobre la cama y se acomodó a su lado haciendo un mohín de desinterés, replicando que hacía suficiente calor como para olvidarse un rato de esas pequeñeces.

Muy a su pesar, Takano tuvo que darle algo de razón, después de todo el verano se acercaba rápidamente; atrás quedaron aquellos días oscuros de finales de invierno, cuando toda aquella investigación conjunta se llevó a cabo, culminando con aquellos dos asesinos detenidos y Ritsu agonizando por semanas en el hospital. Atrás quedaron también los inicios de la primavera, cuando tuvieron a medio mundo en contra luego de revelar su relación amorosa, aunque era un tanto obvio que se encontrarían con ese problema, después de todo, ambos habían figurado toda la vida como heterosexuales, y fue una noticia dura de enfrentar para sus familiares más cercanos.

Realmente había sido una pequeña guerra para ambos; su madre, quien había aceptado tranquilamente la homosexualidad de Taki, había puesto el grito en el cielo cuando le dijo sobre su relación con Ritsu, alegando que no era el mismo caso, que Taki era su sobrino y él era su hijo, que era algo difícil y muy diferente de aceptar, que quería nietos y todo lo concerniente a una pareja "normal" y todas esas cosas "normales", y se había enojado mucho y no había querido volver a hablar del tema, pero al final, después de un tiempo, ya por fin estaba dando su brazo a torcer, tal vez porque precisamente se trataba de Ritsu, después de todo, ella lo había estimado bastante en el pasado, tanto que incluso más de una vez bromeó con que quería un hijo como él, así que, seguramente recordando eso, tal vez se habría mordido la lengua con respecto a su relación.

Ritsu también la había tenido difícil; su padre se había negado terminantemente a siquiera hablar del tema desde el principio, y Jeff también había manifestado abiertamente su rechazo frente a su relación y se lo había dejado claro a ambos, Ann al principio estaba en shock y no sabía cómo reaccionar frente al tema, y salía huyendo cada vez que se encontraba con Ritsu o le cortaba el teléfono cuando él la llamaba, pero, por suerte, su madre resultó ser de más mente abierta que todos ellos juntos y les había ayudado a suavizar las cosas con ellos, lo cual había tomado bastante tiempo y sobre todo paciencia, pero ya por fin en el presente habían logrado mantener una conversación bastante decente con cada uno sin terminar en reproches y negaciones o derechamente insultos, y, aunque el ambiente seguía enrarecido en la familia, al menos ya los aceptaban como pareja.