Takano se despertó adolorido, sentía el cuerpo pesado y tenso, había dormido, pero se sentía como si lo hubiese hecho en una cama de piedras; le dolía la cara y apenas podía abrir bien los ojos, los tenía muy hinchados y le costaba enfocar la vista, su cabeza retumbaba y sentía un pitido en sus oídos, como si hubiese sido víctima de una explosión, se sentía mareado y con náuseas, como si hubiese tenido la peor borrachera de su vida, pero no recordaba haber tomado nada.
Una voz lo sorprendió, le costó un poco reconocerla, pero después de un momento logró distinguir que era la voz de Ritsu, luego de eso recordó el resto de la historia; WeiLong había muerto, siete meses atrás, y Taki no le había dicho nada, se calló todo ese tiempo, y mucho más antes de eso. Ese desgraciado lo retuvo por años contra su voluntad, lo coercionó a tal punto que Takafumi había creado con el tiempo una rutina que rayaba en el trastorno obsesivo compulsivo, casi como un animal amaestrado a punta de látigo, tanto que, aún después de que ese maldito llevaba un buen rato muerto, Taki seguía ejecutando sus órdenes, como un autómata sin voluntad.
Recordar todo lo que había pasado el día anterior le dolía, como si alguien le clavara un puñal en el pecho, pero ya no era como si pudiera hacer algo al respecto, el daño ya estaba hecho, y pasaría muchísimo tiempo antes de que Takafumi pudiera volver a sonreír con confianza otra vez, y lo peor de todo, tal vez nunca se recuperaría de las heridas psicológicas y emocionales que había sufrido. Pensando en eso, Takano se sentó en la cama y se quedó ahí, abrazando sus piernas mientras soportaba el dolor de cabeza que lo tenía casi al borde del vómito, le dolía la cara, le dolía la mano, le dolía el corazón, y quería llorar, pero sus ojos inflamados ya no tenían más lágrimas para dar.
Mientras él seguía hundido en sus pensamientos, un peso se agregó a su lado, y al mirar, Ritsu estaba allí, de rodillas sobre la cama, sosteniendo un vaso con agua y un sobre de aspirinas; recibió ambas cosas con una sonrisa cansada pero agradecida, y luego de que se tragó un par de pastillas con toda el agua del vaso, Ritsu le entregó una bolsa con hielo envuelta en un paño de cocina, la que recibió como si se tratara de una bendición y que estampó en su cara adolorida, sintiendo un enorme alivio al hacerlo. Después de un rato de sostener aquella bolsa contra su cara, y sobre todo después de que las pastillas comenzaran a hacer efecto, Takano se sintió un poco mejor, al menos lo suficiente como para poder enfocar la vista sin sentir como si una barra de acero le atravesara la cabeza cada vez que pestañeaba; miró hacia su costado, al lugar donde la cama se hundía a su lado, allí estaba Ritsu, que seguía sentado sobre sus talones, mirándolo en silencio.
Ambos se quedaron mirando en silencio durante un rato, pero al contrario de la mayoría de las veces en el pasado, en ese momento se sentían más bien cómodos, y tristes, pero, a pesar de todo, tranquilos; después de un rato, Takano advirtió algo interesante: él mismo estaba desnudo, sólo con su bóxer puesto, mientras que Ritsu también estaba en ropa interior, pero con una camiseta puesta, nada menos que la que Takano había usado el día anterior. "Esa es mía" le dijo, mientras tironeaba aquella camiseta con un par de dedos, haciendo que un pequeño sonrojo apareciera en el rostro de Ritsu, quien, a pesar de sentirse un poco avergonzado por lo que iba a decir, le contestó "t-tú dijiste que te la podía quitar... además, no tenía pensado quedarme a dormir, y no tenía más ropa de repuesto"
Una pequeña sonrisa volvió a dibujarse en el rostro de Takano, no se esperaba esa respuesta, pero si Ritsu se sentía con el ánimo suficiente como para bromear a pesar de lo pasado, entonces él también podría levantarse y salir adelante; "gracias" susurró Takano, disfrutando de ese pequeño sonrojo que no se iba de la cara de Ritsu, "¿por qué?" Preguntó aquel chico, "por quedarte a dormir conmigo". Si antes Ritsu estaba un poco sonrojado, después de lo que dijo Takano, su cara aumentó al menos tres tonos de rojo en un segundo, pero aun así, no desvió la mirada y le contestó con sinceridad "fu-fue mejor así... después de lo que pasó ayer, si me hubiese ido a casa, creo que, estando solos, nos habríamos dejado dominar por la pena, y entonces ninguno de los dos se podría levantar hoy... a-así que no tienes nada que agradecer", "por eso mismo... gracias... sin ti, realmente me habría hundido, y ni siquiera sería capaz de pensar en cómo ayudar a Taki, así que gracias por haberte quedado conmigo esta noche" replicó Takano, recibiendo un tímido "ok" por respuesta.
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AMOR EN PELIGRO
FanfictionLas calles de Nueva York no son pacíficas. Mientras trabajan en esclarecer los hechos tras algunos asesinatos en sus respectivas zonas, el detective Takano y el el comisario Onodera tendrán que unir fuerzas al enfrentar un nuevo caso que parece cone...